Somos Pasajeros

Capítulo 8: Celos

Desde aquella cena maravillosa con Mael, han pasado dos meses que han cambiado mi mundo por completo. Él no me ha presionado en ningún momento, sabe que mi corazón aún guarda cicatrices por lo que pasó con Connor, y ha sido paciente, dándome mi espacio, dejándome avanzar a mi ritmo. Oficialmente no somos novios, pero nos hemos convertido en algo más que simples amigos. Nos estamos conociendo, compartiendo nuestros mundos tan distintos y, a pesar de ello, encajando de una manera inesperada.

Mael no pertenece a mi círculo social. Mientras yo asisto a eventos exclusivos, galas de beneficencia y cenas familiares llenas de formalidades, él es un chico común, que estudia, trabaja y sueña con convertirse en jugador profesional. Pero lejos de ser un obstáculo, esa diferencia ha hecho que cada momento juntos sea único. Sus citas son sencillas, pero tienen un encanto especial. Nada de restaurantes lujosos ni viajes extravagantes, sino paseos en motocicleta al anochecer, cenas improvisadas en pequeños cafés, tardes viendo el atardecer en la playa y escapadas a parques donde simplemente hablamos de la vida.

Cada beso con él es diferente, porque a diferencia de otras personas que han estado en mi vida, Mael no busca impresionarme con cosas materiales, sino con su autenticidad. Me besa con ternura cuando ve que dudo, cuando mis inseguridades me invaden y Carla aparece para recordarme que él tuvo una historia antes de mí. Me besa con pasión cuando nuestras miradas se encuentran y nos damos cuenta de cuánto nos deseamos. Me besa con dulzura cuando me despide después de cada cita, cuando no quiere soltarme, pero sabe que debo irme.

Sin embargo, no todo ha sido perfecto. Carla, su ex, parece haberse empeñado en recordarme que alguna vez estuvo en su vida. Aparece en los peores momentos, lo llama cuando estamos juntos, le envía mensajes y, aunque Mael siempre la ignora o deja claro que no tiene interés en ella, no puedo evitar sentirme insegura. Soy consciente de que no tengo motivos para dudar de él, pero el miedo de ser reemplazada o de que en algún momento él se canse de nuestro ritmo me carcome por dentro.

En casa, la situación es compleja. Mi hermano menor, Zayron, ha aceptado a Mael sin problema. No solo lo ve como un buen chico, sino que han formado una amistad inesperada. Lo llama, lo invita a fiestas, incluso lo defiende cuando Zarek, nuestro hermano mayor, se opone a la relación. Para Zay, Mael es alguien que me hace feliz, y eso le basta. Pero Zarek... él no está de acuerdo. No porque le caiga mal Mael, sino porque cree que no estoy lista para olvidar a Connor. En cada oportunidad que tiene, me recuerda que aún arrastro heridas de mi relación anterior y que no quiere verme sufrir otra vez.

Las cosas se complicaron cuando Zarek nos encontró besándonos en el sofá de casa. No escuché su llegada, solo el sonido de su voz gritando mi nombre con furia. Me separé de Mael de inmediato, pero fue demasiado tarde. Zarek se lanzó sobre él, tomándolo por la camisa, mirándolo con rabia.

—¿Quién eres y por qué tus manos estaban sobre ella? ¿Por qué tu asquerosa boca estaba sobre la de mi hermana? —rugió.

—Zarek, cálmate. Suéltalo ya —le pedí, asustada.

—Es Mael. Estoy saliendo con él —confesé.

Mi hermano me miró con incredulidad.

—¿Qué? Pero si eres una niña.

Rodé los ojos, frustrada.

—Zar, suéltalo —insistí.

Mael, lejos de intimidarse, habló con firmeza.

—Creo que si me sueltas podré presentarme bien.

Zarek lo soltó, aunque con evidente desconfianza.

—Soy Mael. Estoy saliendo con tu hermana y espero muy pronto poder ser oficialmente su novio, primero quiero que me conozca mejor.

Zarek lo miró fijamente, sin intención alguna de estrechar su mano. En lugar de eso, me tomó del brazo y me apartó de él.

—Es momento de que te vayas —ordenó.

—La estás apretando fuerte, suéltala —dijo Mael con seriedad.

Mi hermano volteó rápidamente, fulminándolo con la mirada.

—Ella es mi hermana —lo desafió.

—Lo sé, pero también es la chica que me gusta mucho, y no porque seas su hermano voy a permitir que la lastimes —respondió Mael con firmeza.

En ese momento, lo vi más atractivo que nunca, pero también más valiente. No estaba dispuesto a retroceder solo porque Zarek lo desaprobaba.

—Zar... —la voz de Zayron interrumpió la tensión—. Puedes calmarte y dejar que Vae te explique.

Mi hermano mayor no respondió, pero supe que ese tema no estaba cerrado. Para él, aún no estaba lista para enamorarme otra vez.

Mael se acercó y me dio un beso en la mejilla.

—Te dejo para que te alistes —susurró.

Sabía que esa noche debía asistir a una cena de beneficencia, aunque no quisiera. Pero antes de irse, Zayron le lanzó un comentario que no entendí del todo.

—Nos vemos allá —dijo con entusiasmo.

—¿Nos vemos? —pregunté, confundida.

Mael chocó los puños con Zay y salieron juntos. No tenía idea de a qué se referían, pero algo me decía que esa noche sería interesante.



#3591 en Otros

En el texto hay: historia, novelacorta, romance

Editado: 05.04.2025

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