Somos Veneno.

13.

Sanka:

Los dolores de estómago son cada vez peores, toda la zona me duele, junto con mi cintura y me obliga a permanecer agachada, dado que es la única forma de apaciguar el dolor que tengo.

He vomitado un líquido que no logro identificar, es amarillento y maloliente. No es vómito, de eso puedo estar muy segura.

Debo tener dos meses y medio, pero mi vientre comienza a crecer y a tomar forma. Sé que este embarazo no es convencional, los síntomas no son los de una embarazada humana, al menos no en su totalidad.

Desde que Keyler se fue, no puedo evitar sentirme peor. Antes no vivía conmigo, pero estaba algo más presente... Temo que no vuelva. Temo que ya no le importe.

Keyler es así, un día te ama, al otro eres basura y al otro tal vez signifiques algo para él. Abiertamente me dijo que me es infiel y que no le interesa mi opinión al respecto. Hay veces que se comporta como un imbécil. Pero no puedo evitar amarlo de esta manera, no puedo arrancar de mí esta presión creciente y asfixiante en mi pecho cada vez que se me acerca. Él tampoco puede.

Discutimos, nos odiamos, pero volvemos a estar juntos. Es tóxico, soy consciente de ello, pero no puedo hacer nada al respecto, no puedo liberarme de esto, lo necesito casi tanto como él a mí.

La puerta se abre y un ensangrentado híbrido entra. Keyler parece que fue atacado con fuego, su ropa está quemada y desgarrada, sus ojos ambarinos me miran con familiaridad y alivio.

Me acerco, todo en la casa está a oscuras porque la luz me da dolor de cabeza, así que no distingo perfectamente la herida enorme en su pecho, hasta que me acerco bien.

— ¿Qué te ha pasado? —pregunto con preocupación, ahuecando su rostro.

—Ángeles —dice—, querían atacar a mi hermana y fui a ayudarla.

— ¿Ella está bien?

—Sí, pero no quiso venir. Tendré que encargarme de proteger a Cameron por un tiempo más, aunque ahora que estuvo cara a cara con un grupo fuerte de ángeles, la verdad le dio una patada en el culo —explica y apoya su cabeza en mi hombro, es un tanto más alto que yo, cinco centímetros como mucho—. Por un segundo, cuando tres vinieron contra mí, pensé que esta vez no la contaría. Que moriría y te arrastraría conmigo, realmente fue lo que me impulsó a hacerlos pedazos.

Lo rodeo con mis brazos y masajeo su espalda para calmarlo.

—Tranquilo, todo está bien, Key —murmuro en su oído.

Cae de rodillas y yo caigo con él, para evitar soltarlo. Su espalda comienza a temblar y me doy cuenta de que está llorando.

Nunca lo había visto llorar.

Ni la primera vez que perdimos un hijo lo hizo.

Se aferra a mi blusa con desesperación, mientras que yo trato de calmarlo.

—Todo está bien, estoy aquí —musito—, no me pasará nada...

—Serías la madre más bella, Sanka —solloza—, lamento tanto todo lo que ha estado sucediendo.

Eso me toma desprevenida, partiéndome en mil pedazos y haciéndome llorar junto a él.

—Y tú serías un gran papá si lo intentaras —sollozo y entierro mis manos en su cabello rubio—. ¿Lo imaginas? Sería tan extraño tener un bebé en este pequeño apartamento...

—No puedo imaginar a Skylar de tía, creo que se arrancaría los ojos antes que cambiar un pañal —ríe con voz rota—. ¿Siquiera puedes imaginar a Wek cargando al niño?

Río mucho ante esa imagen en mi cabeza.

—Seguro lo sostendría por un tobillo como si fuese un bicho raro—mascullo—. Todo estará bien, quiero creer eso.

—Sí, todo estará bien, chinita.

— ¡¿Cuántas veces debo decirte que soy coreana?!

—Coreanita suena feo.

—Pues búscame otro apodo —río separándome de él para verlo a los ojos.

—Chinita me gusta y no vas a convencerme de lo contrario, Sanka.

—Dios, dame paciencia...

—Si quieres ser madre, la necesitarás —musita y me besa.

~•°•~

Zaphire:

Estoy limpiando la suite de Phanton, es todo un desastre. Libros por doquier, ropa por doquier, un aroma desagradable y la sensación de magia por todas partes.

Es enorme, tiene un total de seis habitaciones y dos baños, las paredes están pintadas de negro, mientras que el lado donde está el enorme balcón es una pared de cristal. Puedo ver el día nublado que tocó hoy.

No hay cuadros con fotos suyas, no hay ningún objeto llanamente personal, a diferencia de su ropa.

Tomo la escoba, barriendo y tratando de calmarme, no puedo estar tranquila desde que Gravity se fue. Aqua ha venido a verme, literalmente solo a ver que seguía en pie, tomó una cerveza de lata del refrigerador y se marchó. La híbrida de Lena se ha marchado desde que oyó quién me había mordido y temo que haga una locura, temo por Lena.

Estoy tan concentrada en mis pensamientos, que cuando alguien toca mi hombro, casi le doy con la escoba en la cara.

—Vaya, qué buenos reflejos —comenta Zed, mirándome con sus ojos verdes—. ¿Te he asustado?

— ¿Qué quieres de mí? —pregunto sorprendida porque sea él y retrocedo.

—Muchas cosas, la verdadera pregunta es, ¿Puedo obtenerlas?

Me lo quedo mirando, confundida y es entonces cuando me toma del brazo y me arroja contra la pared sin demasiado esfuerzo. Su aroma es demasiado embriagador, sus ojos son intensos y su rostro anguloso. Su cabello castaño cae un poco por sobre su frente cuando se inclina hacia mí, acorralándome.

— ¿Dónde está Gravity?

—No lo sé.

—La última vez que fue vista en la mansión, estaba contigo.

—Pero no sé a dónde fue, Kabock. —espeto poniendo mis manos en su pecho para tratar de empujarlo—. Suéltame.

— ¿Por qué la prisa, humana? ¿No disfrutas de mi compañía? —susurra en mi oído, dándome una perfecta vista de su cuello, el pecho me quema, mi corazón se acelera y le propino un fuerte empujón.

⸺Ya basta ⸺dice Gravity acercándose, sigo sin entender cómo hacen para entrar de esta forma tan silenciosa.




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