Somos Veneno.

30.

Sanka:

Me arrodillo frente al retrete y vomito por el horror, el asco y el shock que siento. Grito con todas mis fuerzas mientras me abrazo a mí misma.

-Sanka... -dice Kazumi poniendo sus manos en mis hombros-, en verdad lo lamento.

-Ya no puedo vivir así -murmuro con lágrimas saladas corriendo por mis mejillas-, ya no puedo vivir. ¡Mira lo que me han hecho! ¡No podré tener hijos nunca más! ¡Tomaron esa decisión como si mi cuerpo fuese suyo!

-Lo sé, hermana, lo sé. -Me abraza y lloro-. Estoy aquí contigo.

-Quiero matarlo -espeto-, quiero matar a esa perra y luego a él. Ambos me lo quitaron todo una y otra vez, y yo... Yo no hice nada. No hice nada por salvar esos embarazos, me recosté como si nada para que me los quitaran.

-Tu vida peligraba -dice y lo empujo.

- ¿Lo suficiente como para que me extirparan todo? ¿Lo suficiente como para que decidieran ellos que yo no tendría hijos jamás? -escupo-, Porque lo único que veo yo es que el energúmeno que tenía como novio prefería romperme en pedazos, que encontrar una solución al problema. Que prefería tener sexo conmigo sin tener que llamar más a esa demonio asquerosa, que operarse él mismo.

Es un egoísta. Siempre lo fue. Siempre... ¿Cómo pude caer de nuevo? ¿Cómo pude siquiera confiarme?

El ángel me lo advirtió y tenía razón, Keyler no es más que un monstruo.

Mi paz no duró nada.

-Felicidades, Sanka Futaba -dice alguien entrando en el baño.

Un joven de piel oscura y ojos profundos me mira, tras él se encuentran dos hombres más. El símbolo de la rosa en sus hombros me lo dice todo.

-Largo de aquí -mascullo aferrándome a mi hermano-, ahora.

-Estás dentro, pequeña -informa-, la verdadera rosa ha vuelto a casa.

Me toma del brazo y me levanta de un tirón. Veo un destello asomar del interior de su chaqueta negra y meto mi mano lo suficientemente rápido como para que no pueda reaccionar, posicionando la navaja que tenía escondida en su cuello.

-Dije que se largaran -escupo y él sonríe.

-Me gusta, me gusta mucho -musita y me atina una patada en la pantorrilla que me hace arrodillarme y revierte la situación-. Ahora será mejor que te levantes si tanto quieres matar a ese demonio.

-Ulises, no es momento -dice Kazumi alejándome del él-. Mi hermana ha pasado por mucho.

-Sí, y es por eso que necesita fortalecerse -dice una mujer que no conozco, su tono de piel es más claro que el del tal Ulises y sus ojos son verde oscuro.

Una cicatriz pequeña se nota en su mejilla izquierda, en horizontal bajo su ojo. Es bastante alta e imponente.

-El jefe nos ha enviado, Kazumi. No puedes oponerte, Sanka es parte de nosotros ahora -explica Ulises-. Y la haremos digna de su posición. Basta de llanto, eso no cambiará lo que pasó.

Sus palabras son directas y se clavan en mí como cuchillos.

"Llorando no arreglas nada", dijo Keyler una vez.

Y tiene razón, llorando no arreglo nada.

~•°•~


-Sanka, necesitas descansar -dice Kazumi cuando salgo de mi habitación con el traje de entrenamiento.

Se ajusta al cuerpo, es de color gris y tiene protectores en codos y rodillas. No lo uso hace tanto tiempo que la textura se siente extraña. La intervención que me hizo Lilith no molesta para nada y eso es comprensible. De seguro Keyler se encargó de ello. Adolorida y débil no le serviría.

-No me fastidies, Kazumi.

- ¿Quieres matarlo? ¿Que te arrastre con él? No se haría justicia de ese modo, contigo muerta no sirve, Sanka -espeta tomándome por los hombros-. No te busqué para presenciar tu muerte.

-Yo ya estoy muerta -musito con una triste sonrisa-. ¿No lo comprendes? Es algo que necesito hacer. Ese hombre me lastimó de la peor manera. Fue egoísta... En lugar de alejarse de mí, o de encontrar una solución me cortó el trozos como un filete. ¿Cómo mierda te sentirías si eso sucediera?

-Pero acabas de salir de esto, podrías alejarte, podrías...

-No puede alejarse de mi hermano -dice Skylar acercándose por el pasillo-. No mientras siga en Rosen.

- ¿Cómo? -murmuro.

-El jefe quiere a mi hermano en su grupo y sabes bien que no cambiará de opinión por ti, no eres nada ante sus necesidades -explica cruzándose de brazos y mirándome con sus ojos tan parecidos a los de Keyler-. La idea es que nosotros seis estemos aquí, junto a nuestras Anclas para evitar problemas.

El jefe de seguro me exiliará si lo molesto. Lo poco que recuerdo, es que mis padres le temían mucho.

-Escucha, Sanka, no tengo nada contra ti. Y personalmente me encargaré de que Keyler sufra todo lo debido por lo que pasó -asegura-. Pero Rosen no tiene tiempo ni paciencia para berrinches de alguien que apenas se integra aquí. Ser una Futaba te da buena posición, pero no hay que abusar de ello.

Esto se está volviendo demasiado.

Estoy tratando con toda mi voluntad de mantenerme firme, de pie, de mantener mi mente fría para no quebrarme, pero esto es demasiado para mí. Se está desmoronando, mi motivación se apaga.

Si salgo de la mafia, estaré sola. Kazumi no podrá seguirme y no tendré a dónde ir, ni cómo entrenar. Además de que perderé la protección que necesito. Si los ángeles o Phanton me encuentran, terminaré muerta antes de siquiera lograr algo insignificante.

-No planeaba irme de todos modos -digo-. Tengo cosas que hacer, Skylar, si me disculpas... -Paso junto a ella y cuando estoy por doblar en el pasillo, vuelvo a oír su voz.

-No te olvides que es mi hermano a quien tratas de asesinar, y no dejaré que él muera -asegura.

~•°•~

Zaphire:

Mortya, una de las vampiras que nos ayudaron a escapar de la mansión, se estira mientras salimos al patio trasero de la enorme casa, está en las afueras de la ciudad, por lo que es bastante privado el lugar. No hay peligro de que alguien nos vea entrenar.




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