Soñadora de imposibles

VOLVERLO A VER 

Diciembre 


Siempre es levemente siniestro volver a los lugares que han sido testigos de un instante de perfección. 
Ernesto Sabato 

 


“La gente tiene deseos superficiales. Deseos que vienen y van, que igual pueden cumplir Fulanita que Perenganito y no existe una diferencia tal cual. Todos se ponen a dieta. La mayoría este año quiere cambiar su auto o conseguir el primero. Mejores calificaciones. Titulase. Cambiar de trabajo…la lista es interminable... Una lista tan grande que termina en dos o tres deseos cumplidos al pie de la letra. Y no le quitan el sueño a nadie. Los demás mueren o se quedan perdidos en algún rincón del mundo.” 


Aquellas líneas son la entrada de mi última columna en el año, mi editora me ha pedido escribir sobre cómo fijarse propósitos en el transcurso del año, mientras yo me hallo aquí hablando de lo banal que puede resultarme. Simplemente no me concentro, es otro tema que me provoca dolor de estomago. 


Y en mi mente sólo me electrifica un solo propósito, uno que pienso cumplir al pie de la letra y no voy abandonar. 


Salgo con los brazos cruzados contando uno, dos, tres para pensar en todo, menos en el frío y en estos nervios que se sacuden en todo mi cuerpo. Voy en su búsqueda, con la mente helada y la decisión a flor de piel. 
Estoy en la parada del bus donde me llovió la última vez que estuve aquí, a la misma hora. Son casi las seis. Pido porque el destino sea amable. Ojala lo encuentre. 


Voy envuelta en un vestido de borlas blancas con fondo azul marino y unas botas negras de charol con tacones de diez centímetros. No me importa que sea invierno, yo quiero llamar la atención, la de él específicamente. Casi cumplo mi objetivo, todos me ven, todos sienten frío al percatarse que yo me estoy deshaciendo ante el clima que no va acorde con mi atuendo y mi falta de abrigo. Y si hay algo que quiero que vean es a mí. 


Al término de dos horas me rindo. Corro a mi casa a sambutirme entre mis cobijas y osos de peluche. Y al termino de dos semanas las posibilidades se me esconden, sigue siendo una imposibilidad con letras mayúsculas. Una parte de mi se va apagando. La amargura me estremece y me quiere comer enterita. 


Él es una falacia de lo más encantadora que se hunde en lo más profundo de mis pensamientos, quiero ahogarlos pero aprenden a nadar. Me estrujan enterita, de pies a cabeza y duele más cuando me asesina la esperanza.

 
Ingenuidad, mi palabra favorita.  


Seguramente voy a encontrarlo y este es un cuento de hadas. Sí cómo no. 


Casi al finalizar el mes, decido que será el último día en que trataré de encontrarlo, por casualidad, por suerte, por destino o por lo que tenga que ser. Una, dos, tres horas, a veces me confunden con una especie de demostradora o edecán de las líneas de autobuses que se detienen ahí. Me estremezco, la idea de que no va a venir a mí se aferra en mi cabeza, lista para no salir en mucho tiempo.  


En esa banca donde se espera el autobús, también dejo esperando mi adrenalina, mi ridículo momento y lo q más deseo para sentirme feliz, a ver si alguien más se prende de eso y corre con éxito. A mí que ya me dejen en paz mis ganas de ser feliz, tremenda fantasía. 


Junto a ello, también dejo una nota: 


Dicen que no hay imposibles, entonces dime, ¿por qué existes tú? 

 


Me invento sueños de caramelos que luego no puedo cumplir. No venden dulces en estas fechas. 
Entonces pasa. No venden dulces pero si hay manera de conseguirlos. 


Lo cierto es que ni un celular de última generación, ni un auto último modelo son capaces de consolarme. Ni me hacen sentir suficiente, si están o no están,  mi vida no cambia.  


-Cambiaría si tú estuvieras a mi lado- se me escapa decirlo en voz alta  


-¿Cambiaría qué?  


-Mi respiración-  


-¿Por qué?  


-Porque respiraría igual, pero con felicidad en mis pulmones.-  


Esboza una sonrisa. Me mareo. 


-Estás loca. 


-Dime algo que no sepa. 


Me pone en las manos un papelito con letras que ya había visto antes: 


Para sumergirme en sus falacias.

 
Adoro mis falacias. Hoy más que nunca me atrevo a vivir. 



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En el texto hay: fantasia, poesia, amor

Editado: 15.08.2019

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