Sonata de Luna Llena

Capítulo 5

Cuando un golpeteo en la puerta resonó en todo el lugar, pude soltar un suspiro.

Había dejado impecable la habitación, y había colocado el sillón en aquel lugar del ventanal, tuve que mover y cargar cada mínima cosa para dejarla como el estudio artístico más impecable que alguna vez pude tener.

Estaba exagerando.

Pero realmente estaba orgullosa de mi trabajo.

Ahora la cortina cubría el ventanal, y en la habitación se encontraba una paz envidiable.

Había colocado en el gran candelabro pequeños adornos guardados, había dejado a la vista el gran retrato en un rincón de la habitación, y al otro rincón coloqué una mesedora con una manta y un cojín, y al otro lado de la misma armé un estante con muchas de las cosas guardadas en cajas.

Había puesto una alfombra al mismo color vino en el suelo, y había decidido colocar en el escritorio todas mis cosas para dibujar.

También una pequeña planta a juego con la habitación, y así finalmente quedó impecable.

En el gran ventanal había dejado la cortina que antes estaba ocultando el retrato, y coloqué el sillón que antes guardaba esta habitación.

Y así, toda sudada, llena de polvo y con telarañas en la cabeza, bajé al encuentro de la insistencia hecha persona.

Encontrándome con un Vincent lleno de nieve hasta la cabeza con una nueva cesta en manos.

— Le traje pastel de manzana.— Dijo sonriendo.

Y fue inevitable invitarlo a pasar.

— Prepararé chocolate caliente, si gustas, gracias Vincent.— Dije agradecida.

Y me acompañó hasta la cocina donde dejó la tarta sobre la barra.

Me dediqué a buscar los ingredientes y comencé a preparar el chocolate.

— ¿Cómo le trata la casa señorita? — Preguntó mientras se sentaba.

Mientras tanto yo esparcía la barra de chocolate en la olla.

— Aunque a veces sea algo intimidante debo decir que muy bien.— Escuché una risa de su parte y entonces volteé a ver su gesto cansado.

— Este lugar siempre ha sido intimidante.— Y entonces surgió la pregunta en mi cabeza.

— ¿Cuánto tiempo lleva usted aquí?

El chocolate se derretía lentamente ante mis ojos y le agregué la leche.

— Mi familia le sirvió a la familia Baumgärtner desde el primer momento que estuvieron pisando estas tierras, todas las generaciones hasta la mía y la que me siga servirán de por vida a este lugar.— Un escalofrío me recorrió.— El primero de nosotros fue conde, recibió a los Baumgärtner a las tierras escondidas, desde ese momento su alianza creció, dice la historia, que nuestro antepasado estuvo a punto de la muerte, cuando el cabecilla Baumgärtner le salvó la vida, desde ese momento, se les rindió agradecimiento y honor desde la más sincera humildad.

Soltó un suspiro antes de seguir.

— Fue una alianza, en aquel entonces pacto de sangre en el cual se juró servir, cuidar y proteger a estas tierras como las nuestras, desde entonces, todo el legado directo de mi familia está destinado a esta vida, sin quejas, sino como una bendición y muestra del corazón mismo.— Sus palabras traspasaron en mi interior con el significado del patrimonio y la hermandad.— Los Baumgärtner nos salvaron la vida, protegieron nuestro legado, y nosotros se lo agradecemos hasta hoy en día.

— Eran muy buenas personas...— Solté en un susurro, más para mí, pero que al final escuchó.

— Fueron buenas personas con quiénes los ayudaron, detrás de toda la alianza siempre existió una familia unida, fiel, amorosa y leal, tenían muy en cuenta que la familia era para siempre, y se le debía honrar.— Asintió de pronto.— Eran admirables.

— Es bonito vivir en lugar así, lleno de tanta historia, detrás de tantas paredes y antigüedades.— Vincent me observó curioso y entonces su gesto me desconcertó.— ¿Por qué nadie más vivió aquí antes? — La palidez en su rostro arrugado se hizo notable, y de pronto hasta sus ojos perdieron el color.

Ignoré su silencio sirviendo el chocolate en dos tazas.

Y algo incómoda le tendí una taza.

— Disculpe, no sé si fui imprudente.— Dije de pronto, y entonces suavizó su gesto.

— No, disculpe señorita, me ha dejado fuera de mis pensamientos, en este lugar las personas hablan, temen, y murmuran cosas sin sentido alguno.— Y sin decir más se levantó y me sonrió.— Gracias por la invitación.

Y salió por el marco dejándome confundida.

Era como sí...

Nada.

Terminé de comer el pastel de manzana, y guardé todo lo utilizado en la cocina, para así darme una ducha.

Y luego de estar sin una pizca de polvo en mi piel, caminé con una manta hacia el ventanal.

Abrí las cortinas y la luna iluminó mi rostro, me hice un espacio en el gran sofá donde pude acurrucarme, cubriéndome con la manta y admirando la noche.

Allí tomé la pluma y mi libreta.

En el reflejo de la luna
su rostro se encontraba...

De pronto cerca
De pronto lejos.

Su voz me llamaba,
Ardiente e incesante.
En el fuego de la noche 
Que clamaba al viento.

Como si de una hoguera se tratara.
Como si mi alma consumía el fuego.
Como si la luna a través de sus labios
Me gritaba todos sus anhelos.

Su voz insistía.
Su reflejo ardía.

Eran las llamas de la vida.
Eran de viejos bocetos.

Era reflejo de la Luna Llena.
El reflejo de un mismo anhelo.

Con su luz me acariciaba.
Con su oscura niebla apagaba mi fuego.

Era el limbo ardiente del deseo.
Era su oscura aura en mi cielo.
Era él quien clamaba mi fuego.

Y tal ardiente descontrol de vida
Era su voz la que apagaba,
Todo lo que en mí su reflejo quemaba 
Con tan solo una mirada.

Mis manos temblaban al finalizar el escrito.

Mi respiración se había acelerado, y mi piel se había erizado, y de pronto, como si todas las sensaciones en el mundo se  juntaran.



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En el texto hay: pasion, amor, epoca

Editado: 29.04.2023

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