Sonata de Luna Llena

Capítulo 21

Según las viejas lenguas, la campanada de medianoche indicaba algo...

Algo verdadero.

Más allá de viejos cuentos...

La medianoche era esencial para pactos y entregas.

Para la eternidad, en un mismo sentimiento, marcaba un comienzo, una mínima esperanza...

Tres campanadas y un corazón abandonado.

Anhelante...

Anhelar es lo único que nos salva, en la eternidad.

Cómo vivir una eterna desesperanza, sí somos de la esperanza...

Anhelar...

Eso era lo único, que por una eterna condena tenía el corazón abatido.

Anhelar era la única manera de todavía sentirse vivo...

Edmond conocía muy bien el sentimiento, porque anhelaba con todas sus fuerzas un poco más...

Solo un poco más...

Sin ser nada en específico...

Solo más...

Más compañía, más paz, más alegría, más amor...

Lo había conseguido.

Todo había llegado detrás de una gran espera de anhelos y pesares.

Todo llega; todo pasa, tiempo al tiempo.

Y esa Nochebuena lo sintió...

Ya no había vacío, ya no existía esa opresión, no tenía miedo, ni pesares.

Ella fue su anhelo.

Y cuando sus labios se sellaron y la última campanada resonó, sintió en su cuerpo un escalofrío, uno muy diferente...

Tal vez era el amor.

Sentimientos...

Solo tal vez. Y solo entonces.

Comprendió el significado de aquellas campanadas.

Y casi con lágrimas en los ojos, por primera vez en todo ese tiempo, lo comprendió, o eso creyó.

Fue entonces cuando aquellas palabras volvían...

La Nochebuena hace de los Baumgärtner personas diferentes...

Y eso jamás cambiaría.

Cuando se acercaron al gran salón donde todos en silencio esperaban, Edmond comprendió lo que ellos anhelaban...

Un jerarca, una voz como su padre...

Un Hiemrick Baumgärtner que les diera más motivos para seguir anhelando.

Y esa Nochebuena, después de aquella trágica noche, sintió de nuevo esa paz. Tal vez porque su mano era apretada constantemente por Cassandra.

Pero más allá de eso...

Sentía algo diferente, en el ambiente.

Cuando Casandra se atrevió a alejarse de él para poder hablar notó que estaba nerviosa.

— No sabré decir lo que necesitan escuchar, no soy de muchas palabras, tal vez si acierte, y salgan felices de este lugar y hablen maravillas de mí, porque realmente no soy quién para estar aquí y ahora hablando...

Edmond la notó segura.

Sus palabras hicieron que algunos murmullos resonaran en el salón, a pesar de ello siguió hablando.

— Pero estoy muy segura, que lo único que necesitan de esta noche es el cariño y la esperanza que siempre les ha llegado.

A lo lejos de la gran mayoría, le observaba con curiosidad pensando...

Cómo había llegado a ese lugar sin ser una Baumgärtner.

Algo tenía esa mujer...

Algo bueno...

Algo diferente.

— Y no por mí, no por lo que yo pueda decir o cualquiera de ustedes diga, la esperanza nace por ustedes mismos, por su fiel creencia de que así lo es...

Y cuando nadie lo notó, se devolvió en sus pasos, y sigilosamente caminó por los pasillos que tanto anheló.

Todos anhelaban en esa Nochebuena...

Y todo lo bueno comienza anhelando.

— Y solo con eso, me basta afirmar que estoy feliz, por primera vez en mi vida, las verdaderas oportunidades se presentan ante tí muchas veces, sólo unas dos o tres, y soy feliz de nunca haber dicho "No" y haber pensado que podría haber sido un "Sí" y aquí estoy...

Una pequeña lágrima se escapó de sus ojos claros.

— Dije sí porque sabía que en este lugar estaba mi destino, y más allá de todas las cosas, hoy también celebro con ustedes el amor. Así que sin nada más que decir, por la esperanza, por este magnífico lugar y por el amor...

Todos alzaron sus copas al mismo instante, menos una...

Una copa jamás fue tomada.

Jamás fue recogida, y jamás fue brindada.

Porque entre viejos pasillos, una sombra caminaba, hasta lograr abrir las puertas y encontrar lo que su corazón anhelaba.

Por cierto, y con mucho cuidado...

No todos anhelaban el amor...

Mucho menos la esperanza.

Algunos anhelaban todo lo contrario, porque no tendrían otra opción.

(...)

Estaba nerviosa, sí.

Pero al ver tantas caras alegres y grandes y brillantes sonrisas, también me sentí plena.

Unas manos tomaron la máscara de mis manos, y lentamente la colocaron, rozando mi piel y acariciando lentamente la piel de mi cuello, hasta terminar de colocar la máscara en mis ojos, nuevamente.

— Estás hermosa.— Susurró mientras dejaba un leve beso en mi cuello, y mientras dejábamos de ser el centro de atención me giré para observarle como mi mayor anhelo.

— Feliz Nochebuena, Edmond.

— Nochebuena, porque feliz ya soy desde que llegaste hasta mí, Cassandra.

Y sin evitarlo más, nos fundimos en un intenso beso, con nuestras manos entrelazadas, sonreímos a través de él cuando los aplausos inundaron la sala, y al separarnos todo el pueblo nos observaba con ternura.

Mis mejillas se incendiaron inmediatamente, y el calor subió de mis labios a mi frente.

Sonreí sin poder evitarlo.

— Jamás me sentí tan apenada.— Murmuré para Edmond, y su risa ronca hizo cosquillas en la piel de mi mejilla.

— Debes acostumbrarte a esto...— Y sin agregar nada más, la música comenzó nuevamente.

Al pie de la escalera Elizabeth y Camille me observaban sonrientes, y debía hacerlo.

— Me gustaría que conocieras a unas personas...— Le dije a Edmond de manera más interrogativa que casual.

Él asintió y me sentí aún más feliz.

Lo llevé de la mano hacia las chicas, quienes abrieron grandemente sus ojos al ver quién venía conmigo.

— Camille, Elizabeth, él es Edmond, mi...— Y cuando un nudo se formó en mi garganta sin saber que éramos realmente, porque la palabra "Novios" nunca fue opcional.



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En el texto hay: pasion, amor, epoca

Editado: 29.04.2023

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