Se corría el año de 1977 cuando la NASA junto con el astrónomo Carl Sagan lanzaron la Sonda Voyager 1 al sistema solar para explorar de cerca los gigantes gaseosos Júpiter y Saturno.
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El disco de oro incluido en el Voyager 1 siempre me pareció una apuesta muy arriesgada y osada por parte de la NASA – para las personas que no sepan de qué estoy hablando, el Voyager 1 fue una sonda lanzada al espacio en 1977, su misión inicial fue explorar los planetas Júpiter y Saturno, sus cualidades, atmosferas, lunas, etcétera, y así la NASA y los astrónomos tendrían más información sobre esos inmensos mundos que habitan el sistema solar -.
Pero el Voyager tenía una segunda misión qué en ese entonces pocos conocíamos, la segunda parte de su misión era transportar; consistía en llevar un mensaje e información importante sobre la humanidad a la inmensidad del Cosmos para cualquier criatura, ser o cosa que lo encontrara y tuviera la suficiente inteligencia para poder reproducir y entender su mensaje. En ese mensaje como ya conté se revelaba información bastante privada y precisa sobre la humanidad, en él venían varios sonidos del planeta tierra e imágenes que retrataban la diversidad de vida en nuestro planeta además de diversos saludos en 55 idiomas diferentes, pero lo que más me perturbaba y llenaba de una extraña relación entre la curiosidad y el miedo era el mapa, ya que en el disco de oro de la Sonda Voyager 1 además de lo ya mencionado también había un mapa en el cuál se indicaba como encontrar el sistema solar e identificar dentro de él al planeta tierra.