Sonder.

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SONDER.

Capítulo 2: Cotidianidad #2.

Podía sentir como lentamente se desorientaba de lo que acontecía a su alrededor para imaginar a Collins acercarse a ella y finalmente aceptar que ella lo quiere de una manera tan desenfrenada que desea entenderlo aún cuando es una paradoja tan difícil de entender y explicar. De pronto él pasa frente a ella ignorando su existencia, Eleonor suspiró cual enamorada. No sabe si fue su sedoso cabello castaño, el color ocre brillante de sus ojos o su amargura que hizo a Eleonor enamorarse de Collins Harrison.

Tras el accidente de su madre y de su tío Ariel el verano pasado Eleonor tuvo que ir a casa de su padre Alan y de su madrastra Grace, y aunque ya lleva un par de meses conviviendo con la pareja no logra adaptarse del todo. Eleonor vivió toda su vida con su madre y perderla tan de repente aún se siente irreal.

—Ha llegado tu padre.

Eleonor, algo tímida, se despide de su amiga Esther para ir a dónde Alan la espera. Su padre desde la muerte de Ana prometió que cuidaría, velaría y protegería a Eleonor de todo aquel que quiera hacerle daño.

—¿Todo en orden? —. Le pregunta, con mote cariñoso, Alan al tomar su mochila entre sus manos.

Eleonor dirige su mirada encontrando a Collins hablar tan animadamente con otra chica de su curso, como si ella no existiera, como si nada hubiera pasado entre ellos ese fin de semana.

—Si. Ya vámonos. —. Eleonor con el corazón en la mano entra al coche. Le es imposible creer que se ha enamorado de un hombre tan mujeriego como Collins.

Mientras tanto Collins finge que soporta a Miranda, todo con tal Eleonor lo vea tratar y convivir con otras chicas antes que con ella. La lió al besarse con ella, al sucumbir antes aquellos instintos carnales que aparecen de la nada. Collins sabe y es consciente de los fuertes sentimientos de Eleonor para con él pero lastimosamente no se siente igual, no comparte sentimientos. Lo único que desea es vivir al máximo su último año de instituto antes de marcharse a Oxford.

—Traes loquita a la hija de Alan Corrigan, eh, Collins. —. Le fastidia, su mejor amigo Cristóbal.

Collins sonríe al igual que un demonio, consciente de ello y de lo mal que la pasa Eleonor al no ser aceptada por el pretencioso de Collins Harrison.

—Está pasable pero no la amo.

Fuertes palabras que si Eleonor escuchase sin duda la romperían, le romperían su pequeña ilusión.

—Es muy niñata para ti, Collins. Mereces una mujer completa con metas a futuro, y no depender de una herencia. —. Exclamó, una mal intencionada Miranda.

De regreso con Eleonor ella ya se encuentra en casa de su padre y de su madrastra Grace quien nunca pudo darle un hijo a Alan, pues resultó ser infértil más sin embargo Alan continuó con su relación, después de todo Ana le habría dado a su heredera y primogénita.

Para Eleonor el cambio fue muy rápido y aún asimila que hace poco perdió a su madre y tío en un terrible accidente, como también no puede olvidar lo mucho que lamentó la muerte de la mujer que más admiraba en la tierra. Eleonor siempre vivió con Ana, aún cuando ella inició su romance con Ariel Corrigan, nunca abandonó a su madre por su padre Alan.

—Collins es un chico imposible, Ele. Olvídate que tendrás algo con él.

Recordó las palabras que utilizó Esther cuando Eleonor le confesó que estaba enamorada de Collins Harrison. Eleonor aún no puede comprender como pasó a amar intensamente a un chico tan superficial, pedante, testarudo y amargado como aquel castaño. Sin embargo le resta importancia a aquellos pequeños defectos, ella igual lo amaba genuinamente.

Eleonor toma asiento en el borde de su ventana observando la noche, cuando de pronto en la ventana de enfrente aparece Collins. Resulta que ambos viven en el mismo urbanismo, frente a otro, pero claro, no se hablan.

Collins desde su ventana observó a Eleonor con su largo cabello negro suelto al aire y usando un vestido para dormir de tirantes en color blanco, lo que la hacía ver pura e inmaculada a su vista. Por un microsegundo se perdió en la belleza que la hija única de Alan Corrigan trae.

—¿Cómo alguien tan puro e inocente puede amarme? —. Se preguntó así mismo a la vez que continuaba analizando a Eleonor.

🌀🌀

“El amor puede tocarnos una vez

Y durar toda la vida”

Eleonor continuaba en la biblioteca leyendo un libro de historia y así poder terminar un ensayo que debe entregar en unas semanas. Ya adelantado toda su tarea para poder tener tiempo libre en sus tardes. Le apasiona y divierte ir al parque de la ciudad a leer, antes pasa por el cementerio a visitar a Ana y Ariel.

—Veo que sigues aquí.

Ella eleva la mirada confundida, encontrando, de milagro, a Collins sonreírle discretamente.

—¿Tu hablando conmigo? —. Él normalmente la ignora, la evade y reemplaza por la operada de Miranda.

—Bueno si te resulta una invasión mi presencia puedo retirarme.

—Espera…—. Él se detiene aún sin haber dado un paso, vuelve a verla a los ojos, creando en Eleonor una especie de tormenta silenciosa. Es por lo que pasa su cuerpo cuando Collins se acerca a ella, cuando le habla o la ve.— Puedes quedarte.

Collins desde siempre ha pensado que Eleonor es hermosa y que su mayor atractivo sin duda eran su largo cabello negro azabache y el color tan inusual de sus ojos, no cualquiera hereda un celeste brillante y llamativo como ella.

—¿El Sr. Corrigan que tal está?

El padre de Alan es socio del padre de Collins y al vivir al lado se han vuelto buenos amigos, solo que al Eleonor y Collins crecer se han alejado.

—Bien, ya sabes, Grace ha sido de ayuda para sobrellevar la pérdida.

En un mismo accidente perdió a la que fue su primer amor y a su hermano menor.

—Es agradable saber que no está solo. —. Collins, suspira ruidosamente.— ¿Y tú? Ana era tu madre.




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