SONDER
Capítulo 3: Cotidianidad #3.
Ciro ingresa al parque de diversiones acompañado de su grupo de amigos de la universidad, los cuales estaban acompañados por sus parejas. Únicamente Ciro estaba solo disfrutando de esta noche con sus amigos antes del inicio del último semestre, próximamente se estarían graduando y volviéndose empresarios. Él va a un puesto y compra un algodón de azúcar verde antes de continuar siguiendo a sus amigos.
—Hay que buscarle una novia a Ciro, eh, chicos. —. Juega, Masón, pasando un brazo por encima de los hombros de su novia.
—Hay que buscarle una compañía. —. Josh, le roba una palomita a su novia antes de plantarle un beso en la mejilla.
—Estoy bien así solo, además saben cómo es mi madre y padre. —. Les recuerda, el castaño, siguiendo el camino.
—¡No toda la vida será así! En algún momento querrás casarte, enamorarte, amar… ya sabes, no creo y hasta me niego a creer que ellos te prohíben estar perdidamente enamorado de alguien.
Lo que Josh, Masón y Emiliano no saben es que los padres adoptivos de Ciro se volvieron muy protectores con él desde que inició su primer año en el instituto e igual cuando inició la universidad. Creen que en ese tiempo se conocen personas desagradables que no hacen más que eliminar aquel brillo que cargamos. Genoveva cuida de Ciro como a ningún otro, Marcos adora a su hijo y cree que Genoveva tiene razón en cuidarlo y preservar lo más que puedan su juventud.
—Digamos que no he encontrado a la indicada, ¿Vale? —. La respuesta de Ciro tranquiliza un poco a los chicos, pero no mucho como para parar de insistir con el tema de que es momento de que encuentre novia.
—Es tu momento, no toda la vida serás joven y atractivo para las chicas. —. Le comenta, Josh, continuando con el paseo.
Muy en el fondo Ciro sabe que sus amigos tienen razón, y que no se verá así toda la vida. Simplemente no puede hacer nada y es una decisión tomada por sus padres. Y aunque hace poco haya cumplido 25 años cree que aún le debe explicaciones y respeto a ellos, después de todo lo eligieron entre muchos niños y se siente en deuda.
Ellos continúan caminando dejando a Ciro de lado, él se encuentra pensativo y hasta un poco alejado de lo que hacía. Sabe que la sola de mención de él enamorado en su casa es un tabú, sabe que de mencionarlo rompería el corazón de su mamá.
—Hey, no te sientas mal. Mi hermano mayor duró toda su adolescencia y toda su etapa de universitario soltero antes de casarse con su ahora esposa. —. Le da ánimos, Emilia, la novia de Josh. Una chica de ascendía asiática y canadiense.
—Emilia. —. Josh se da vuelta, viéndole con una ceja alzada.— Grasen, se casó a los 36 años.
—¿Y que tiene? Igual se ha casado, quizás el caso de Ciro sea igual al de mi hermano. —. Ella vuelve con Josh, dejando a Ciro pasmado y algo asustado. La idea de casarse a los 36 años le perturban, siempre pensó que su primer matrimonio sería a la idea de 29 años.
—Lo asustan. —. Dice, Karen, la novia de Masón.— Ya con sus habladurías trauman a Ciro.
—¿Y ocultarle la verdad? Para nada, Karen. Entre amigos nos decimos la verdad por muy dolorosa que sea. —. Le responde, Josh, antes de darse vuelta con Emilia.
—Ellos tienen toda la razón. —. Después de tanto silencio, Ciro habla, y todos les prestan atención.— En algún momentos mis padres deben entender que debo enamorarme para poder formar mi familia.
—¿Y como lo harás? La Sra. Genoveva te cuida demasiado, a veces pareciera que se le olvida que tú tienes 25 años. —. Habla, Masón. Y los chicos lo apoyan.
—Ya algo se me ocurrirá, por el momento prefiero vivir mi soltería.
Josh ríe y niega, le enfada la situación de Ciro pero lo apoya, todo lo que crea que hace feliz a su mejor amigo lo hace feliz a él.
—En lo que menos te lo esperes ella llegará.
Los chicos molestan a Ciro un rato más antes de irse a la cola para subir a la montaña rusa más alta del parque de diversiones y que viene a L.A. una vez cada dos años.
Y por esta noche a Ciro se le olvida que tal vez no estaba hecho para querer o para ser amado, que su único destino era haber perdido a sus padres hace años, conocer a los Emerson y graduarse de empresario. Es su vida.
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Florencia por años ha creído que no está hecha para esas historias patéticas de amor verdadero. Su primer matrimonio fue un desastre y el segundo lo terminó por arruinar todo al ser víctima de violencia por parte de aquel que decía amarla de verdad, aún cuando eran solo mentiras. Ella terminó de firmar la denuncia y de exponer las evidencias que por todo estos meses estuvo recolectando. La denuncia había sido tomada y su ex esposo estaría cuánto antes tras las rejas pagando por todo el mal que le ha hecho.
—¿Y ahora que sigue? —. Le pregunta, Caléndula, la hermana mayor de Florencia.
—Esperar a qué lo tomen. —. Ella ruega para que sea pronto, no quiere tener nada que ver con su ex esposo.
—Flor… me refería de ti. ¿Qué harás ahora para sanarte? —. Cal, observó preocupada a su hermana menor. Luego de años aguantando abusos es normal que ella se sienta desorientada, abatida al no saber cómo continuar sin que haya un tóxico al acecho.
—Estaba pensando en dar clases nuevamente, ya sabes antes de mi apresurado matrimonio era lo que más me apasionaba.
Florencia Anderson se graduó con honores de la universidad de Massachusetts, Boston. Y tenía un buen trabajo como profesora en la universidad de L.A. pero que tuvo que dejar por los arranques desenfrenados que a su esposo le daba al ella estar en constante comunicación con chicos, hasta incluso profesores hombres que le tiraban la onda. La sola idea de volver a lo que la hace feliz le arrebata una sonrisa, hace tres años que no sabe nada de la universidad, de su profesión.
—Estaría más que perfecto, no quisiera que estuvieras encerrada en estas cuatro paredes.
#2363 en Novela romántica
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Editado: 29.03.2025