Una extraña aura cubría la casa en que vivía la joven, y en el exterior el cielo se veía de un color que casi nunca estaba.
No era común, pero era bueno, y en el interior las personas que lo habitaban parecían pasar de largo la presencia de Clary, no discutían, no le reclamaban, no insultaban.
En casa de Sirius el moreno se miraba en el espejo, no decidía entre una camisa y otra.
-La azul de botones para resaltar tus ojos galán!- Bromeó su padrino.
El lo volteo a ver incrédulo, con el seño apenas fruncido, pero el tipo se reía sin parar.
Yacia de pie recostado sobre el marco de la puerta con ambos brazos cruzados.
-No es nada de eso Sirius, yo solo.... solo es que me apetece cambiar un poco de apariencia-.
-Yo no te juzgo Hary-.
-Esque no estoy haciendo nada fuera de lo común, soy conciente de que mi hija nacerá pronto y que mi esposa me necesita, y los niños y la familia y...-
-Oye, oye oye! Porque no dejas que yo me haga cargo de eso por ahora y tú vas y atiendes tus asuntos del trabajo o tu jefe nos va a colgar a los dos? Eh?-.
El chico asintio, y termino de arreglarse para después desaparecerse.
En el mundo de los muggles, sus habitantes vivían otro día tan normal como todos, con frivolidades y todo lo que pretendían era "ser normal".
-Cuando termines de jugar con tu espejo, te podrías dignar a hacer algo por esta casa y preparar la cena Clary?-.
-No estoy jugando mamá, la piel me pica, tengo esta cosa otra vez-.
-No será por otra cosa sino por sucia, no te bañas bien...-
-Estoy segura que no es por eso...-
La mayor le hizo de señas con la mano de que no le importaba y se retiró de ahí.
Dejo de revisar su cuello en el espejo y tomo el pequeño sobre, sobresalía del bolsillo de su chaqueta que estaba colgada.
Su letra era muy bonita.
"Ni siquiera sabes quién es Clary, lo habías visto una sola vez, y nisiquiera estás segura, le hablaste una sola vez y no es suficiente para saber sin es bueno".
Trataba de convencer a su mente.
-Que haces pequeña holgazana?-
Ella frunció el seño volteando a ver al umbral de su puerta, ahí estaba, tenía esa mirada tan sinica que era habitual en el, y el sarcasmo que lo caracterizaba.
-No soy holgazana, recién llegué de la escuela, y estaba viendo una alergia que tengo-.
-Puros inventos tuyos-. Le atajo.
-Y que es eso que leias? haber damelo?-.
-No es nada-.
-Damelo-.
-No... Es de la escuela y no es necesario-.
-Si lo es, yo puedo revisar todo lo tuyo, todo aquí me pertenece-.
-A ver?- Se acercó amenazadoramente a la joven.
-Tu haces lo que yo te diga, entendiste?-.
Se acercó y le quitó el pequeño sobre.
"Rayos! Va a empezar a cuestionarme acerca de el, jamás me dejara salir ya, que le voy a decir?".
-Vaya, con que club de pintura-.
-Como dices?-
-Tu tienes la cabeza en las nubes eh?, Deja de pensar en tonterías y ponte a estudiar, yo no te eduque como una mediocre-.
Tiro el pequeño sobre en la cama.
Este curioso objeto lo había hecho otra vez, pero distinto.
En la escuela con su compañera había desaparecido, y aquí se había cambiado así mismo por una invitación a un club de pintura.
Al irse su padre de la habitación, lo tomo en sus manos y pudo ver por unos segundos unas letras de colores que se desvanecían para ser nuevamente la carta.