Oculta de dudas durante un tiempo se hizo insospechable la única verdad. Guardo silencio y me doy la media vuelta para recoger a María del suelo. Mi bien, tú crees que no me doy cuenta pero puedo leer lo que piensas en tus expresiones faciales como si de un libro se tratase; y me encanta. Tú me encantas. El espejo que recubre la totalidad del cuarto se encarga de reflejar tu esplendorosa figura, lo que me permite ver todos los ángulos, tus movimientos y hasta lo que no te imaginas todavía.
Poso sobre mi brazo izquierdo las pálidas y resecas nalgas de María, cubiertas por el sucio vestido blanco que vestía cuando la traje aquí, para proseguir con el show. Justo entonces me detengo. Los muñones que dejé de sus extremidades están rotos y lucen grotescas. Te miro con algo de zozobra. Estás sonriendo todavía tal y como te lo pedí, pero al mismo tiempo alcanzo a percibir que la confusión se escapa por debajo de la venda en tus ojos. Sé que fue a causa de la canción, la recuerdas, aunque dudo que sepas aún por qué. Me encanta verte así pero no puedo darte un espectáculo con una marioneta rota.
Sonrió con toda la fuerza de mis músculos faciales antes de lanzar a María por los cielos y su cuerpo se estrella contra la pared del fondo, lo que termina de hacer pedazos sus viejos huesos. Admito que me sorprende un poco ver que al abrirse su cabeza todavía escurre un poco de sangre, café, viscosa y algo del cerebro se asoma también. Vaya, creí que la había limpiado mejor. En fin. De verdad espero que tú no seas como ella y de verdad aprecies mis esfuerzos para hacerte feliz. De lo contrario tendré que hacerte lo mismo que a ella.
Que si sigo aquí preguntas. Eso me sorprende, mas aguardo en silencio lleno de una felicidad explosiva que no sé cómo expulsar. Me pides que responda casi de forma suplicante, todavía con esa hermosa y forzada sonrisa en tus labios gloriosos. Logras conmoverme y te respondo que sí. Nunca pensé que alguien como tú me haría sentir así, pero lo haces y eso es lo que importa.
¿Por qué dejé de cantar es lo que quieres saber? Oh, no, no, no, mi bien. El show no ha terminado aún, apenas está comenzando. Solo me callé, te respondo con toda mi alegría a flor de piel, porque me di cuenta de que hace rato María se rompió y no puedo seguirla usando así. Solo necesito hacer un pequeño ajuste en el itinerario. Pero puedo hacerlo solo, ya lo he hecho antes. María no es la primera marioneta que fabrico para el espectáculo y se rompe, así que puedes guardar la calma. Siempre consigo salir adelante.
Noto que ladeas la cabeza y sé que quieres dejar de sonreír, pero no lo harás porque te aterra lo que dije. ¡Eso es maravilloso! Es dar un paso adelante en la eliminación de tu tristeza. Y ya la venda de tus ojos no está, canto, los nuestros vamos a vendar. Muéstranos tu hermosa sonrisa, no nos vuelvas a preocupar. Deslúmbranos con tu piel otra vez… ¡Regresa al escenario! Me dejo caer sobre la tarima sentado y empiezo a reír a carcajadas. No puedo seguir cantando.
Y guardo silencio mientras te miro fijamente. Sé que sientes mi mirada porque te veo encoger los hombros y recargarte en el respaldo de la silla como si buscaras esconderte. Giro la cabeza, amplío mi sonrisa. Es hora de contarte mi graciosa historia.
¿Quieres?
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Editado: 05.07.2019