Narra Allison
El regreso a casa...
El cielo, las nubes, la buena música y todos aquellos pensamientos atrás...
Estoy devuelta, estoy en casa, después de cuatro largos años, aquí estoy, y no puedo evitar quedarme estática al oír que podemos bajar del avión.
Tanto tiempo...
Un poco temblorosa tomo las cosas que llevé conmigo en el avión, y al bajar de éste e inhalar el aire de mi querido hogar sonrío.
¡Estoy aquí!
Bajo las escaleras y luego algo desubicada pido ayuda a una azafata para que me indique por dónde debo ir, y luego de tener mis maletas camino apresuradamente hacia donde me indican.
¿Quién habrá venido?
¡Estoy tan nerviosa que no puedo evitarlo! Mis ojos recorren todo y mi sonrisa crece cada vez más, y justo cuando bajo del ascensor ahí está, mi hermosa tía Anabelle, tan sonriente como siempre.
Al verla no puedo evitar correr lo más rápido posible con todas las maletas.
Y llorando de alegría la abrazo.
— ¡No puede ser! — Exclama ella.— ¡Mí hermosa niña, mí pequeña, mí chiquita! — Las dos nos abrazamos cada vez más fuerte.
E inevitablemente los ojos se me llenan de lágrimas y exclamando cosas sin sentido alguno nos separamos..
— Oh mi Allison, cuánto te extrañé...
Hace un puchero y volvemos a abrazarnos.
— De todo este regreso no pude evitar pensar en quién me iba a esperar aquí...
Le sonrío.
— La más alegre de mi vida, y la más hermosa.
Me vuelve a abrazar y salimos de ahí como dos mejores amigas sonriendo y festejando mi regreso.
Cuando ya nos encontramos dentro del auto nos ponemos al día.
Me cuenta que mis abuelos terminaron la mansión, que ella como hija soltera decidió mudarse devuelta con ellos y que su hijo Ethan también vive ahí...
Ethan; mi primo, al pensar en él sonrío y me emociona nuevamente la idea de poder verlos a todos.
Mi tía habla recordándome la empresa de mis abuelos y hablamos del instituto, de toda mi familia y sobre mis antiguos amigos...
Ay Jess... Mi querida y alocada Jessica.
La cual se mantuvo siempre en contacto conmigo, hablábamos siempre por Skype e incluso fue de vacaciones a Los Ángeles unos días para verme...
Ella era mi mejor amiga, bueno en realidad la única, desde la infancia.
— Bueno linda, cuéntame cómo ha ido todo...
Me aclaro la garganta cuando entiendo a qué se refiere su pregunta.
Centrando mi atención en el cielo de Portland comienzo a hablar.
— Estoy bien, prácticamente soy estable, ya no hay más recaídas, la última fue hace dos años, como ya sabes... He aprendido todo el proceso e incluso cuando duré un mes internada, me enseñaron mucho, aparte de encontrarme a mí misma en medio de ataques de ansiedad, las pesadillas no suelen ser muy frecuentes, pero sí están presente, pero estoy bien, en serio.
Sonrío intentando sonar lo suficientemente convincente y ella toma mi mano.
— Todo estará bien Allison, todo estará muy bien...
Le doy un apretón sintiendo su alegría, y entonces su expresión cambia rápidamente.
— Escuché algo de un novio...— Sus ojos me observan entrecerrados haciéndome soltar una carcajada.
— Se llama Connor y no es mi novio, terminamos.
Ella abre sus ojos y me reclama.
— No puedo estar con alguien a distancia tía, y hay cosas que no me gustan, él no termina de entenderme nunca y yo tampoco a él. Aunque él insista no pude más, y acabará mal como no lo acepte.
Ella cambia su expresión de molesta por una de sorpresa.
— Bueno... Ya lo que no me puedo creer es que hables de estos temas con tanta madurez, y si no te gusta a mí tampoco.
Me da una palmada amistosa en la pierna.
— Ahora, por si no lo has notado cuarenta minutos pasan rápido y... Hemos llegado.
Me sonríe y yo abro la boca y la cierro rápidamente sintiendo como la presión crece en mi estómago. Admiro entonces la gran casa que se encuentra ante mí y el diseño tan antiguo y a la vez moderno.
Pero qué digo casa... ¡Es una mansión!
Admiro embobada la gran hermosura de dos pisos que se encuentra ante mí. Muchas plantas rodean todo transmitiendo vida y paz.
El olor a pinos me hace cerrar los ojos y querer congelar este instante.
Hogar dulce hogar...
Un señor de apariencia mayor llega hacia nosotras.
— Bienvenida a casa señorita Allison, todos la esperan con ansias.— Me sonríe y yo a él.
— Él es Marcus, el que cuida nuestro hogar.— Mi tía le sonríe y él a nosotras y luego de presentaciones, se dirige hacia el auto a sacar todas mi pertenencias y ocuparse de ellas.
— No puedo creer todo lo que pasó aquí...— Sonrío imaginándome cómo será todo por dentro.
Mi tía abre la gran puerta de entrada y me hace un ademán para que entre.
Y al entrar la sorpresa inunda mi pecho.
Candelabros de cristal cuelgan del techo, una gran escalera se muestra en el medio y dos corredizos por ambos lados. Un gran retrato de mi madre se encuentra colgado en la pared principal es ella, sonriendo y reflejando todo con su mirada...
Luego pequeños cristales adornan todo, estantes, plantas y muchas fotografías colgadas...
Es hermoso.
Sigo a mí tía por uno de los pasillos y cuando veo todo lo que hay y a todos los que están no puedo evitar sollozar y llevar las manos a mi cara.
— ¡BIENVENIDA A CASA ALLISON! — Gritan todos al unísono causando que mi cuerpo se exalte.
Mis abuelos, mis tíos, mis primos, mis amigos, algunos desconocidos pero todos aquí...
Un gran cartel de bienvenida cuelga con mi nombre...
Cuando todos se acercan y me abrazan yo no puedo dejar de llorar.
Sólo puedo pensar en lo bonito que es regresar a casa.
(...)
Después de hablar con todos, abrazar y llorar cada dos segundos de la alegría, he hablado con mis abuelos, con mis tíos, con mis primos los cuales no dejan de levantarme y gritar... Mis primas no son tan emotivas, pero la gran mayoría de los nietos Dengel's sí lo son...