Narra Allison
El insistente sonido de la alarma me hizo despertar con un gruñido.
Debo ir al instituto...
Sin poder evitarlo un quejido se escapa de mis labios al tocarme el rostro adolorido y me levanto antes que se me haga más tarde.
— Dios... ¡Ayuda! — Al frente del espejo mi piel está más azul que morada y me veo demacrada.
Tomo una ducha rápida y aplico crema en todos mis moretones y rasguños. Y luego del infinito proceso de vestir algo que cubra lo más posible y aplicar maquillaje en exceso a mí rostro, suelto mi cabello y me voy directo a la cocina.
Como cada mañana se encuentran sentados mis abuelos vestidos para ir a la empresa y mí tía Ana preparando café.
— ¡Buen día! — Exclamo entrando y saludándolos a todos.
— ¿Cómo amanece la princesa de la casa? — Pregunta mi abuelo mientras come.
— Con un poco de sueño, pero bien.— Comento recibiendo la bandeja que me brinda mi tía llena de frutas y café.
— Hoy todos estaremos en una reunión importante y no saldremos hasta la noche, así que pensamos que si quieres quedarte con Jess o con tus primos en la tarde estaría bien.
Escucho atenta cada una de sus palabras y asiento.
— Claro que estaría bien, aunque creo que me quedaré aquí para adelantar unas cuantas cosas. Ustedes no se preocupen que yo estaré bien.— Todos sonrientes asintieron al mismo tiempo.
Y luego de un desayuno familiar mis abuelos me dejaron en el instituto donde Jessica esperaba sentada en las escaleras de la entrada.
— ¿Qué haces aquí sola? — Jess se levanta sonriente y me abraza.
— Esperándote.
Me observa atenta y suelta una carcajada.
— Cualquiera creerá que sufres de hipotermia.
Suelto una carcajada.
— Lo importante es que no se note que me dieron una paliza a muerte, porque si no ya estarían llamando a la policía y me darían en adopción.— Jess voltea los ojos y frunce el ceño.
— ¿Te sigue doliendo?
Mi cara se arruga.
— Sí, hoy cuando desperté parecía una de esas personas que ponen en las casas de terror.— Nos reímos al mismo tiempo.
El timbre se escucha al fondo y todos los estudiantes se dirigen a las puertas ya abiertas.
Jess cruza su brazo con el mío y entramos juntas hacia los casilleros.
Algo me dice que la mañana será larga...
(...)
— No te preocupes Allison, las evaluaciones de Margarita son fáciles, tú simplemente haces interpretación a todo y ella te amará.— Dice Jess mientras nos sentamos en las mesas de la cafetería.
— Eso espero Jess... Es que no tenerte a ti en esa clase es aburrido.— Jess ríe.
— Lo sé, pero ya verás todo saldrá bien. Te presentaré a más personas a ver si alguien te ayuda cuando yo no esté.
— ¡Jessica! — Exclama una chica morena acercándose a nosotras sonriente.
— ¡Gaby! Ella es Allison.— La morena me sonríe y me da un beso en la mejilla.
— ¡Al fin te conozco, Jessica nunca dejaba de nombrarte! Soy Gaby.— Le sonrío amablemente.
— Un gusto Gaby.
Ella toma asiento con nosotras y comienza a charlar sobre algunas personas.
— Mira, ya viene Matthew.
Un chico rubio se acerca y por las demostraciones de amor al saludar a Gaby, supongo que es su novio...
— Hola Mattie.— Dice Jess.
— Amor, te presento a Allison la amiga de Jess.— Dice Gaby sonriente.
— Un gusto, Matthew.— Dice asintiendo hacia mí con amabilidad.
—Igualmente.— Sonrío.
Ellos se sientan con nosotros y en lo que menos me doy cuenta me encuentro rodeada de todo el equipo de fútbol americano.
Era en serio cuando Jessica decía que era popular.
Gaby había sido la líder de las porristas hasta que no las soportó más ya que son las típicas sifrinas clasistas.
Gaby y Matthew fueron amables y me presentaron a todos con los que mantenía una leve conversación.
Jessica charlaba animadamente con Daniel quien se encontraba a su lado y yo charlaba con todos los que preguntaban cosas sobre mí...
Y por más que evité nombrar que mis primos habían sido jugadores de fútbol americano y los populares de este mismo instituto uno de ellos lo comentó causando que todos se volvieran hacia mí.
Un tal Justin que resultó ser hermano de Josh el amigo de mis primos...
Y así fue como esa mañana hice unos diez amigos y como todas las novias de esos chicos me miraban con recelo.
¿Desde cuándo Allison era la chica nueva y popular?
Sinceramente no lo sé, pero tener amigos me venía bien.
Me encontraba en clase de historia admirando la vista que me brindaba la ventana, Jessica estaba concentrada en las palabras del profesor y yo ignoraba todo ya que me sabía a la perfección el tema.
En el instituto psiquiátrico los libros de historia eran los únicos que se hallaban... Y leer era lo mejor que podía hacer en aquel lugar.
El insistente sonido del reloj era lo único que resonaba en mi cabeza, las burlas lejanas de los estudiantes y los susurros de las chicas contándose algo interesante, la voz del profesor haciendo preguntas y la insistente voz de Jessica respondiendo todo.
¿En qué momento pasó esto?
Yo estaba aquí, sintiendo que no pertenecía a esto, era un pez en casa de tiburones. No encajaba en este lugar y tenía la extraña sensación de estar en lo cierto.
Un papel doblado cayó de pronto sobre mi libreta.
«Ábrelo»
Estaba escrito con una fina ortografía y no pude evitar observar todo el salón buscando a su propietario.
Y ahí fue. Mi mirada chocó con unos insistentes ojos electrizantes. Me miraba con el ceño fruncido.
Me encogí en mi asiento y decidí abrirlo.
¿Eres nueva?
Volteé los ojos y arrugue el papel en mis manos.
— ¿Y ese papel Allie? — Preguntó Jess con curiosidad al darse cuenta.
— Lo mandó un chico de ojos azules que se encuentra al final de la fila derecha.— Susurré.