Narra Allison
Las semanas en Portland cada día van más rápido.
En el instituto ya no soy "La nueva" ahora me llaman popular...
¿Eso siquiera existe?
Digo, no es que ser popular sea malo, pero toda mi vida he estado en las sombras, he vivido en la oscuridad, en la penumbra sin amigos, sin formar parte de un equipo de porristas y la niña feliz que todo lo tiene.
La vida está llena de tantas apariencias que nunca podré encajar.
Jess se ha encargado de llevarme a todas las fiestas de bienvenida y presentarme a la mayoría, y en casa se volvió rutina el proceso desayuno familiar y luego quedarme sola hasta la noche...
Me he acostumbrado a vivir aquí, aunque los secretos cada vez me estorban más. Los sueños vienen uno tras otro, sin descanso, sin parar.
Cada día me siento más vigilada, y veo rostros en la oscuridad de mi habitación, persiguen mis pasos, persiguen mi vida.
Pensé por un momento que todo eso quedaría atrás...
Mis pies se hundían en la hierba fresca del bosque y Katty; la perrita de mis abuelos saltaba frente a mí.
Decidí detenerme al instante en el que el eco del agua cayendo llegó a mis oídos.
Debo estar cerca.
La cueva que tantos secretos esconde para mí es la puerta para enfrentar el miedo, para enfrentar mi conciencia.
Katty ladró sacándome de mis pensamientos y acariciando su hocico la calmé.
— Quédate aquí.– Le dije mientras ataba su cadena al tronco más cercano.
Y al verla sabiendo que no se soltaría, salté las dos rocas que me impedían ver qué lo que realmente había más allá.
Lo único que pude pensar fueron dos palabras que se esfumaron rapidamente.
¿Qué es esto?
Un camino de piedras y con pequeños escalones se encontraba frente a mí, un camino que parece llevar a una cueva.
Al mirar a mi alrededor en busca de algo negativo un escalofrío me envolvió.
«Estás sola»
El sonido de mis pasos al tocar las piedras era lo único que se lograba escuchar.
— No he llegado aquí para ser cobarde... Ya no más miedo Allison. No más.– Mis piernas temblaban mientras intentaba tener valentía suficiente.
Pero justa al cruzar el arco de aquella cueva una energía lo suficientemente irreal tiró de mi succionando mi cuerpo.
Presencias... Una energía superior a mí.
— ¿Hola?
Mi voz salió algo entrecortada y con la poca luz que alcanzaba a iluminar el interior de la cueva avancé cuidadosamente hacia el eco del agua.
— Entonces no hay nadie más...– Un suspiro de alivio se escapó de mis labios, intentaba convencerme de que hacía lo correcto cuando realmente ni siquiera sabía dónde me estaba metiendo.
Las rocas se hacían cada vez más, de diversos tamaños y luego de casi trastabillar la luz que se encontraba en el cenote me hizo entrecerrar los ojos.
Lo había logrado.
El agua se veía tan cristalina que todo el interior profundo parecía desaparecer en el universo y el viento soplaba corrientes eléctricas en mí piel.
Intentando acercarme un poco más tropecé con una piedra soltando un grito al sentir que mi cuerpo se desvanecía hacia el cenote.
Cerré los ojos con fuerza esperando el agua adherirse a mí piel, pero más allá del miedo la sorpresa me invadió cuando unas manos me rodearon la cintura tirando de mí con fuerza para no dejarme caer.
«No estoy sola»
Y el simple hecho de recordar mi pesadilla y pensar que todo podría hacerse realidad la oscuridad me rodeó y mi respiración se cortó de manera inmediata.
No puedo respirar.
Y el eco del vacío ensordecedor hizo que perdiera el poco control de mi cuerpo, cayendo así en los brazos de un completo desconocido.
(...)
— Allison...
La pesadez de mi cuerpo me hizo gemir.
No reconocía esa voz...
— Allison...
Abrí mis ojos lentamente observando como todo volvía a la normalidad.
¿Dónde demonios estoy?
Intenté moverme pero el mareo me invadió haciéndome toser, el sonido del agua a mi lado y yo me hizo caer en cuenta que todavía estaba allí, en el cenote, y estaba recostada sobre una piedra.
— Ya despertaste...– Una voz ronca y profunda como el vacío estremeció mi piel llamándome a la realidad.
No fue un sueño. No aluciné. No estoy sola.
Busco con la mirada de dónde proviene la voz encontrándome con el perfil de un hombre alto y de piel tan blanca como la luz que se colaba por las sombras del lugar.
— ¿Estás bien? – El miedo se instaló en mi pecho al no reconocerlo.
— ¿Qué haces aquí? – El hombre dio un paso hacia mí dejando ver su rostro antes oculto en las sombras, y al observarlo todo mi cuerpo se paralizó.
Yo lo he visto antes... En mis sueños.
— ¿Quién...– Mi voz se entrecortó – Eres?
Él se acercó aún más tendiéndome su mano y permitiéndome observarlo más de cerca.
— Mi nombre es Azrrael, y es un gusto poder salvarte de caer al agua y que te llevara la corriente.– Su voz estremeció nuevamente mi piel.
Azrrael...
— ¿Te he visto antes? – Su ceño se frunció al instante.
Su piel es pálida y sus labios son rosados, y me observaba fijamente con unos ojos oscuros y electrizantes.
Transmite paz, pero sobre todo misterio...
— Tal vez alguna vez, aunque no recuerdo haberte visto nunca...– Respondió sonriendo levemente mientras le tomé la mano con inseguridad.
Su piel estaba tan cálida, mientras la mía estaba tan fría...
— Aunque no recuerdo dónde...– Murmuré observándolo.— ¿Eres real? – Mi pregunta hizo que sus ojos tomaran un brillo especial.
Pero luego negó lentamente regalándome una sonrisa que me hizo retener el aire.
— Sí lo soy, Allison.– Mis ojos se abrieron exaltados.
¿En qué momento le dije mi nombre?
— ¿En qué momento me tomarás y secuestrarás? O mejor dicho, ¿Vas a matarme aquí y ahora? Porque esto no me parece una buena broma, para nada.– Me alejé lo más posible al estar de pie.