Narra Allison
Al despertarme aquella mañana de octubre mi corazón seguía acelerado.
Y en el momento que salí del baño aquella mañana ya había tenido el tiempo suficiente para asimilarlo.
La mayoría de mis sueños eran recuerdos, que ahora sé que había decidido bloquear desde aquel día, aquel día en el que todo cambió.
Suspiré lentamente y me terminé de vestir.
Tenía una notificación en mi teléfono, los buenos días de Azrrael y la cadena de mensajes de Jessica en toda la madrugada recordándome la fiesta que se daría en dos días, y sobre todo recordándome que debemos ir de compras y planear un maravilloso día de chicas...
Respondí todos los mensajes y me atreví a ver la laptop en donde se encontraba una historia que debía terminar.
En el mismísimo instante en el que iba a comenzar a leer, la puerta de mi habitación se abrió.
— Buenos días princesa.
Mi tía Ana apareció con una gran sonrisa.
— Buen día para tí también.
Ella se acercó hasta poder abrazarme, y al instante en el que se separó de mí cerré la laptop y me puse rápidamente de pie.
— ¿Lista para un día de clases?
Negué.
— Creo que nunca estaré lista para eso.
Ella bufó divertida.
— Abajo te espera el desayuno, date prisa que se hará tarde.
Asentí inmediatamente y tomé mis cosas.
Azrrael seguía enviándome mensajes para alegrar mi mañana con pequeñas frases en latín y miles de sonrojos para mis mejillas.
No había notado que estaba como una tonta enamorada sonriéndole al teléfono hasta que mi tía se aclaró la garganta curiosa.
— Te haré una pregunta y no quiero como respuesta la clase de excusa que he escuchado en los últimos años de experiencia con adolescentes enamorados...
Yo suspiré sonoramente mientras que mis mejillas se sonrojaron.
— ¿Quién es él?
Yo sonreí.
— La respuesta que te daré es la que has escuchado por muchos años querida tía...
Mi tía se cruzó de brazos observándome con los ojos entrecerrados.
— Lamento que escuches eso...
Le hablé alargando las palabras mientras caminaba hacia el auto, y antes de que pudiera reclamarme completé mi oración.
— Es un amigo, muy guapo por cierto.
Y sin decir otra palabra cerré la puerta de copiloto dejándola boquiabierta y extremadamente llena de curiosidad.
— ¡No me dejarás así Allison! Te aseguro que no te escaparás de darme una respuesta digna cuando estés aquí de regreso.
Una sonrisa se dibujó en mis labios sin poder evitarlo y sacudí la mano en respuesta.
Y así fue como una mañana de surrealismo se convirtió en la vida de una humana normal sin problemas ni anormalidades.
(...)
Todas las chicas en el instituto no paraban de hablar de cómo lucirían y sobre quién las llevaría a la gran fiesta.
En pocas palabras, mientras ellas pensaban en locura y diversión, yo pensaba en todo lo que cada día se agregaba a mí vida para hacerla aún más confusa.
Y no fue hasta que me tropecé con alguien y todo lo que llevaba en las manos cayó al suelo que comprendí sinceramente que se me habían caído las cosas.
Cuando esa persona se agachó junto a mí y dejó a la vista la pequeña marca en su mano izquierda todo en mí se descompuso.
Las náuseas me invadieron.
No sólo tenía una marca muy parecida a la de Christian, también era parecida a la mía, ahora que lo asimilaba...
¿Qué demonios...?
— Discúlpame Allison, iba viendo a otro lado y no te noté, no fue mi intención...
Cuando su voz llegó a mis oídos todo en mí tuvo aún más sentido.
Era Nek...
Era el chico que estuvo en mi casa, conmigo, con mis primos, con sus amigos, el que me observaba siempre que podía y en cada ocasión...
¿Era un demonio...?
¡Oh por Dios!
¿Y si fue él quien me marcó?
Mi cuerpo se quedó congelado ante él y fue entonces cuando sus palabras me hicieron reaccionar.
— Allison, ¿Estás bien, te lastimé o algo?
Preguntó preocupado al ver que me había quedado pasmada.
Y luego lo entendí, tenía que actuar como si no sabía nada, como si no dudara de él, como si no era capaz de desconfiar...
— Oh, Nek.
Fingí la mejor sonrisa que pude para parpadear y continuar hablando.
— No te preocupes, estaba concentrada en mis y yo tampoco te miré, disculpa mi torpeza.
Él me sonrió y yo me esforcé por seguir siendo amable y no parecer asustada.
Intenté devolver el gesto, aunque salió como una mueca desagradable.
— Oye, ¿Irás a la fiesta del inicio del Halloween?
Yo lo observé con detención y asentí lentamente.
— ¿Irás con alguien más...?
Qué rayos pretendía...
Ni drogada iría con él, y menos ahora que lo sabía.
Y no sé por qué razón lo hice, pero simplemente actué con mis impulsos y respondí con lo primero que se me vino a la cabeza para alejarlo.
— Oh, sí, iré con mi novio...
Sonreí apenada, como si de verdad me importaran sus falsos sentimientos y su interés aterrador.
Escalofriante.
Azrrael entendería que necesitaba salir de aquella situación aunque no fuese mi novio y lo hubiese usado como excusa.
— No lo sabía, entonces será en otra ocasión.
Su gesto se transformó a una curiosidad extrema y así finalmente me di la vuelta y me despedí con un gesto indiferente.
Inmediatamente saqué mi teléfono y le escribí a Azrrael.
Necesitaba sentir su apoyo, tenía miedo, ahora más que nunca.
¡Estaban en todas partes!
Y todas las flechas apuntaban a él, no había pruebas ni dudas, él me había atacado aquel día...
Azrrael no había tardado ni un segundo en responder, cuando ya me decía que me esperaría afuera en todo momento, y que él mismo se encargaría de llevarme a casa.
Mi corazón se agitó, no lo admitiría en voz alta, pero sentir su protección no tenía palabras...