Narra Allison
Al día siguiente, tuve que presentar más de tres exámenes en los cuales con certeza aprobaría.
Las notas finales estaban llegando para dar inicio al invierno...
No me había pasado por la cabeza eso, Navidad.
La última vez que tuve una Navidad digna de alegría y prosperidad fue hace cinco años...
Cuando no sabía nada, cuando esperaba ansiosa a Santa, cuando mis padres me rodeaban de amor para hacerme creer que tenía una vida normal.
En casa a todos siempre les gustó la navidad, hasta ese día, ese mes lleno de oscuridad, esa noche en la que salieron y nunca más regresaron, esa noche donde me fueron arrebatados.
13 de noviembre...
¡Qué día tan trágico para la vida de Allison!
Jessica había insistido en salir esa tarde a despejar nuestras mentes, aunque estaba claro que yo no lo estaba haciendo.
Nos encontrábamos en un salón de belleza donde se encargaron de dejar mi cabello totalmente hermoso, Jess había decidido cambiar su estilo de castaño claro mechones color crema.
Se veía hermosa, y ni hablar de como se veía con una mascarilla de carbón en su rostro.
— Eres digna de una revista.— Dije con burla mientras le apartaban la mascarilla de su rostro.
Sus ojos estaban llorosos y hacía muecas extrañas de dolor.
— ¡Ya cállate! Esto de verdad duele, no sabía que los puntos negros se llevaban consigo mi belleza.
La señora que estaba intentando quitarle la mascarilla se reía a carcajadas mientras yo observaba como pintaban las uñas de mis manos.
— Para ser bella, debes ver estrellas querida.
Dije con franqueza.
— Eso incluye el dolor, las estrellas que ves cuando te mareas y todas esas clases de cosas... Tú entiendes.
Jess soltó un grito tan alto que todos en aquel lugar la observaron.
Su rostro, ahora resplandeciente y rojo, se encontraba a lo que llamaban "Rostro de porcelana" y ella suspiró.
— Nunca vuelvo a pagar por una cosa de esas, sentí que me arrancaban el alma, y con todo el respeto señora, no lo vuelvo hacer.
Yo solté una carcajada mientras ella se palmeaba el rostro enrojecido.
— ¿Y tú de qué te ríes si aún llevas la mascarilla? Prepárate para ir al infierno y volver a vivir.
Sus palabras, aunque sarcásticamente fueron de burla, hicieron que me estremeciera completamente.
Decir ese tipo de cosas ahora tenía mucho sentido, ¡Demasiado diría yo! Y no podía evitar imaginarlo.
— En fin, solo espero que las otras cosas no duelan tanto, debemos vernos asombrosas el sábado en la noche.
Tomó una de las uvas que estaban en la taza a su lado y la comió.
— Ya verás que sí, deja de estresarte por verte hermosa, que ya lo eres con disfraz o sin él.
Ella gruñó.
— Está bien mamá, y por cierto nos esperan en la tienda luego de salir de acá...— Suspiró.— ¿Ya tienes alguna idea en mente? — Abrió los ojos con emoción.— ¿Podemos ser el ángel y el demonio? — Todo en mí se revolvió.— No, eso lo serán todos, buscaré algo asombroso...— Asentí incómoda.
Una hora después de estar listas salimos de allí, el centro comercial era inmenso, lo bueno de él era que podríamos encontrar todo lo que buscáramos, sin ninguna duda.
Luego de buscar trajes por todas partes decidimos ir con disfraces individuales.
Jessica compró uno de leopardo y yo uno que intentaba ser el Guasón.
Luego de estar de acuerdo con nuestros vestuarios salimos felices de la tienda.
— ¿Y qué me cuentas de Az? — Yo arrugué mi cara al escuchar tal mote.
— ¿Quién es Az? — Ella bufó.
— ¿Quién será? ¡Por Dios! Azrrael, tú hermoso novio bendecido por los Dioses... No hemos hablado de él, deberíamos hacer una pijamada en plan de noche de chicas y locuras a las tres de la mañana... ¿No lo crees? — Solté una carcajada sin poder evitarlo.
Para Jess el mundo se veía tan fácil...
— En serio no tengo idea de dónde sacas esos apodos, pero estamos bien, como te he dicho antes, no somos nada oficial, ni mucho menos tenemos ese tipo de formalidad de presentarnos el uno al otro como «Novios» pero estamos juntos, felices y cada vez más unidos, así que eso me parece lo importante.— Ella suspiró.
— Estoy tan feliz por ti, de verte sonreír, de verte bien con alguien que de verdad te quiere, porque realmente se le nota, ¿Te has dado cuenta de cómo te mira? Ojalá me ocurra eso algún día, si no terminaré soportando los dramas de Ethan e Ian toda la vida... Y no lo quiero así...
Yo sonreí y luego la observé divertida.
— Debes admitir una cosa... Aunque realmente no sé en qué momento mis primos y tú y todo eso comenzó, pero lo importante...— Ella me observó aterrada.— ¿Te gusta Ethan? — Ella abrió sus ojos y la boca al mismo tiempo.
Sabía que estaba tratando de decir una respuesta completamente coherente, pero no la encontraba.
— Jess, ¿Te gusta? No hay nada de malo, lo digo porque él te mira y de verdad noto algo diferente de cómo es con las demás...— Sonreí emocionada.— Todos en casa te aman, y yo sería tan feliz de verte con mi primo, si piensas que es por mí que no puedes admitirlo no tienes de qué preocuparte...
— ¡Ay Allie! Es tan difícil...
Ella cabizbaja soltó todas las bolsas en el carro.
— Me di cuenta de eso hace un mes, o algo menos, pero él no sé cómo reaccionaría, ¿En serio crees que está bien? Porque Dios...— Yo la calmé con un ademán de manos hasta que se relajó.
— Deben hablarlo, recuerda que con el silencio no se arreglan las cosas, estoy segura que de lo que conozco a mí primo, esa no es una mirada cualquiera, yo me fui, ustedes se juntaron todos los días, no puedo dejar de imaginarlos tan juntos y felices...— Se me escapó una carcajada cuando su mirada se convirtió en una de completa admiración.
— Lo pensaré.
Y luego la ternura la invadió abrazándome.
— No sabes cuánto extrañé todo esto, ¿Qué haría sin tí? Eres la hermana que nunca tuve, y la que espero siempre tener.— Sin poder evitarlo las lágrimas invadieron el momento.