Ya no volveré
a pedirte perdón
ni una palabra más
de arrepentimiento.
Lo he comprendido
de una vez:
que el pasado
no se puede arreglar
y a él no hay manera de volver.
Ni para romper
ni para deshacer
ni tan siquiera
para reconocer.
Que las nuevas mañanas
ahora frías
y bañadas de rocío
son nuevas oportunidades
para partir
y saltar a
inmensos vacíos.