No mentía.
Aunque claro
cómo vas a saberlo tú
si no has leído nada de lo que
en versos te prometía.
No mentía te lo juro.
No quise aparentar
ni quedar bien.
Mis intenciones eran honestas
mi discurso verdadero.
Yo quería.
Y fíjate bien
en cómo conjugo los verbos
porque están en pasado.
Que te has quedado de pie
en la estación de ladrillos rojos
mirando el reloj
haciendo temblar
la pierna derecha
como nerviosa
esperando a alguien.
Yo iba montado en ese tren
que ha pasado de largo.
Que ya se ha marchado.
Y ahí como estabas de pie
te has quedado.
No sé qué que nos pasa
que no nos coincidimos.
Ni en el beso ni en las ganas
ni en el tiempo.
Así pasen cinco o dos años.
Te digo adiós con la mano
aunque ya hayamos llegado
a otra ciudad
y yo mire al horizonte lejano.
No tendrás ni mis letras
ni mi firma.
No veré un pañuelo más
en tu cuello.
Por borrar
se nos han borrado ya
las sonrisas de metal y hierro.
Y no es tu culpa ni tampoco mía.
Díselo a quien tenga los hilos
de esta maldita vida.
Que de tan falsa que es
cuesta creer que sea de mentira.
Entiendo tus dudas
tus idas y venidas
tus quiero y no quiero
con todas sus influencias
y todos sus pensamientos.
Sabías que decisivo sería.
Que me arriesgaría.
Que yo quería.
Y o no te han dejado verlo o
simplemente no lo veías.
Mirar más adentro.
Repetir solo está bien
si es para dos días.
Dejando atrás malignos recuerdos.
Te echaste atrás
en el último momento
y los dos sabemos
con qué palabra se describe eso.
Así que ya solo quedará
en eterna promesa
ese helado.
No llegarás a atisbar
rincones nuevos
de la Granada
en la que te iba a ser de guía.
Te acordarás de mí
al volver a ese día
como lo hago yo contigo
cuando pienso en Paleografía.
Ya no insistas en cómo me va
ni esperes que te pregunte
y que me quede a escuchar
todo lo que me digas.
Ahora tengo Madrid
a la vuelta de la esquina.
Nuevos mundos y por fin
adiós a lo que queda
de vida antigua.
Gracias por incrustarme
el dejarse llevar
como forma de vida
y poco más.
Cuídate
y que no te deje mella
la rutina.
Cuídate
y no voy a hacer
como Andrés Suárez
y decirte que nos debemos la vida.
Cuídate a secas.
Cuídate
que nos perdimos
las siete oportunidades.
Que como nuestro helado
ya están derretidas...