Sonrisas de metal y hierro (poesía)

XVII. Quédate

No mentía.

Aunque claro

cómo vas a saberlo tú

si no has leído nada de lo que

en versos te prometía.

No mentía te lo juro.

No quise aparentar

ni quedar bien.

Mis intenciones eran honestas

mi discurso verdadero.

Yo quería.

Y fíjate bien

en cómo conjugo los verbos

porque están en pasado.

Que te has quedado de pie

en la estación de ladrillos rojos

mirando el reloj

haciendo temblar

la pierna derecha

como nerviosa

esperando a alguien.

Yo iba montado en ese tren

que ha pasado de largo.

Que ya se ha marchado.

Y ahí como estabas de pie

te has quedado.

No sé qué que nos pasa

que no nos coincidimos.

Ni en el beso ni en las ganas

ni en el tiempo.

Así pasen cinco o dos años.

Te digo adiós con la mano

aunque ya hayamos llegado

a otra ciudad

y yo mire al horizonte lejano.

No tendrás ni mis letras

ni mi firma.

No veré un pañuelo más

en tu cuello.

Por borrar

se nos han borrado ya

las sonrisas de metal y hierro.

Y no es tu culpa ni tampoco mía.

Díselo a quien tenga los hilos

de esta maldita vida.

Que de tan falsa que es

cuesta creer que sea de mentira.

Entiendo tus dudas

tus idas y venidas

tus quiero y no quiero

con todas sus influencias

y todos sus pensamientos.

Sabías que decisivo sería.

Que me arriesgaría.

Que yo quería.

Y o no te han dejado verlo o

simplemente no lo veías.

Mirar más adentro.

Repetir solo está bien

si es para dos días.

Dejando atrás malignos recuerdos.

Te echaste atrás

en el último momento

y los dos sabemos

con qué palabra se describe eso.

Así que ya solo quedará

en eterna promesa

ese helado.

No llegarás a atisbar

rincones nuevos

de la Granada

en la que te iba a ser de guía.

Te acordarás de mí

al volver a ese día

como lo hago yo contigo

cuando pienso en Paleografía.

Ya no insistas en cómo me va

ni esperes que te pregunte

y que me quede a escuchar

todo lo que me digas.

Ahora tengo Madrid

a la vuelta de la esquina.

Nuevos mundos y por fin

adiós a lo que queda

de vida antigua.

Gracias por incrustarme

el dejarse llevar

como forma de vida

y poco más.

Cuídate

y que no te deje mella

la rutina.

Cuídate

y no voy a hacer

como Andrés Suárez

y decirte que nos debemos la vida.

Cuídate a secas.

Cuídate

que nos perdimos

las siete oportunidades.

Que como nuestro helado

ya están derretidas...



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En el texto hay: poesia, relatos, amorimposibe

Editado: 09.09.2024

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