Por qué te dejaría
de observar
o por qué nunca te vi
como debía ser
si para mí eras
el ancho mar.
Por qué de ti hui
o por qué no volví
cuando pude mis pecados redimir.
Por qué no te clavabas
o por qué yo lo evitaba.
Por qué parecíamos
y no éramos.
Por qué no te agarré
y por qué no de mí tiraste.
Por qué nos diluimos
como pompas de jabón
en el liviano aire.