Sonrisas de metal y hierro (poesía)

XXVIII. Mírame ahora

Mírame ahora.

Inténtalo.

Con esos ojos

con los que solías hacerlo

con los mismos

con los que te parecía

ver al dueño del mundo.

Y eso que solo expulsaba

tristes destellos

y muchísimos tormentos.

Tan poco que no sé

cómo no te sabía a nada.

Mira y observa

la verdadera historia

del chico de las tragedias.

De las mentiras

las salidas y las bocas.

No queda orgullo

de aquel tiempo

tampoco del no contigo

aprovechado.

Las noches de paz desenfreno

y miedos.

Las del cine las chucherías

y los paseos.

También algún que otro cuento.

Las tardes llenas de rutina

tele y pocos besos.

De agarrar y oler tu rubio pelo.

De maldecir por las mañanas

a todo tu genio.

Mírame ahora por favor.

Haz un esfuerzo.

Aunque solo sea un segundo.

No pretendo traerte

malos recuerdos.

Solo los buenos momentos.

Prometo no robarte más tiempo.

Mírame.

Ya me zafé del pasado

que me tenía agarrado

y aprisionado.

Del que ingenua creías que nunca saldría

y al que estaría por siempre atado.

¿Crees que no lo sé?

¿Que no me daba cuenta

de cómo luchabas

contra viento y marea

para que de mi mente se perdiera?

Ya puedo estar tranquilo.

Se ha ido.

Ya no está

y tampoco la espero.

Por llamarla no desespero

y es a ti con quien hablar

no me atrevo.

Mírame.

He interiorizado

el dejarse llevar

de aquella tarde de febrero.

¿Por qué no lo haría?

¿Por qué no dejé que las olas

me llevaran a tu orilla?

Cuando tu querías romper

cada uno de mis miedos.

He tenido que enfrentarme

a ellos

pero han aparecido o

tros nuevos.

Mírame y dime

que todo lo que te escribí

leíste.

Que el recuerdo de mí

a pesar de todo

es grato y a veces existe.

Mírame joder

mírame

y dime que me quisiste.

Yo también lo hice.

Te dejé marchar a sabiendas

que algún día como hoy

derrocharía la tinta

que se extiende por mi pared.

Ya sabía

desde el primer día

que esto sucedería.

Que mil perdones

te pediría.

Que nunca más

volverías.

Que jamás

si me atreviera

me escucharías.

Mírame ahora.

Inténtalo.

Con esos ojos

con los que solías hacerlo

con los mismos

con los que te parecía

ver al dueño del mundo.

Y eso que solo expulsaba

tristes destellos

y muchísimos tormentos.

Tan poco que no sé

cómo no te sabía a nada.

Mira y observa

la verdadera historia

del chico de las tragedias.

De las mentiras

las salidas y las bocas.

No queda orgullo

de aquel tiempo

tampoco del no contigo

aprovechado.

Las noches de paz desenfreno

y miedos.

Las del cine las chucherías

y los paseos.

También algún que otro cuento.

Las tardes llenas de rutina

tele y pocos besos.

De agarrar y oler tu rubio pelo.

De maldecir por las mañanas

a todo tu genio.

Mírame ahora por favor.

Haz un esfuerzo.

Aunque solo sea un segundo.

No pretendo traerte

malos recuerdos.

Solo los buenos momentos.

Prometo no robarte más tiempo.

Mírame.

Ya me zafé del pasado

que me tenía agarrado

y aprisionado.

Del que ingenua creías que nunca saldría

y al que estaría por siempre atado.

¿Crees que no lo sé?

¿Que no me daba cuenta

de cómo luchabas

contra viento y marea

para que de mi mente se perdiera?

Ya puedo estar tranquilo.

Se ha ido.

Ya no está

y tampoco la espero.

Por llamarla no desespero

y es a ti con quien hablar

no me atrevo.

Mírame.

He interiorizado

el dejarse llevar

de aquella tarde de febrero.

¿Por qué no lo haría?

¿Por qué no dejé que las olas

me llevaran a tu orilla?

Cuando tu querías romper

cada uno de mis miedos.

He tenido que enfrentarme

a ellos

pero han aparecido o

tros nuevos.

Mírame y dime

que todo lo que te escribí

leíste.

Que el recuerdo de mí

a pesar de todo

es grato y a veces existe.



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En el texto hay: poesia, relatos, amorimposibe

Editado: 09.09.2024

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