Echo de menos
esas tardes frías de invierno.
Ponerme el abrigo y la música
y desafiar al viento helado
esperando un autobús
que me llevaba
hasta el calor de tu hogar.
Echo de menos
tus manos frías
posándose en las mías.
Las chucherías.
Las cenas bajo tu atenta mirada
y tu sonrisa.
Echo de menos incluso
tu furioso carácter
que decrecía en segundos.
Las noches
en el lado derecho de tu cama.
Los fines de semana de coche
entre la carretera y la lluvia
para llegar hasta a ti.
Echo de menos
algo que nunca pensaría.