El eco del aullido de Aleksander aún resonaba en mis huesos cuando un escalofrío, más profundo que el frío moscovita, me recorrió. Cebo. La palabra resonó con una verdad aterradora. Dimitri se acercó, cojeando levemente, su rostro pálido bajo la suciedad.
—Están... organizados. Como una manada de verdad — jadeó, limpiándose sangre de un corte en la ceja. —Atacan con estrategia. Se cubren. Flanquean... — Su voz tembló ligeramente. Había visto de cerca los ojos amarillos de la hembra, la inteligencia depredadora en ellos.
—No son bestias — sentenció Andréi, su voz un rugido bajo. Su mirada escudriñó mi rostro, buscando grietas. —Solovyev... Aleksander... fue el mejor de nosotros. Del Grupo B#7. Sabía cómo pensamos. Cómo combatimos. Ahora... eso, con la fuerza de un lobo y la mente de un comandante... — Un músculo le saltó en la mandíbula. Había historia allí, una historia oscura y personal que no compartiría. No aún. —Necesitamos información. Verdadera. No las mentiras edulcoradas que sueltan en las noticias. — Su mirada se volvió gélida, desafiante. —¿Qué sabe tu Πana del Genoma BQ25, Romanov? ¿Qué mierda sembró la World Exploration para cosechar esto?
La pregunta me golpeó. Mi padre... siempre había sido hermético sobre el proyecto. "Asuntos de estado, Sónechka. Peligrosos." Pero ahora, viendo el resultado monstruoso... la duda, aguda como una garra, se clavó en mi mente.
Flashback
Sonya, meses antes, Biblioteca Privada del Kremlin
Papeles esparcidos sobre el inmenso escritorio de caoba de mi padre. Titulares gritando "¡World Exploration Declarada Terrorista!" y "¡AQ-09A: La Plaga Moderna!". Mi padre, Veniamin Romanov, masajeandose las sienes, su rostro cincelado por una fatiga que iba más allá de lo físico.
—Πapa, ¿es cierto? ¿Esos... monstruos... fueron humanos? – Él suspiró, un sonido profundo y cansado.
—Sí, Sónechka. Víctimas. O... voluntarios engañados. El Doctor Mueller... prometió curas. Avances médicos milagrosos. El Genoma BQ25... algo encontrado en el hielo, decían. — Su puño se cerró sobre un informe con el sello de "World Exploration - Ultra Secreto". —Pero algo salió mal. Muy mal. Perdieron el control... o lo vendieron.
—¿Y Mueller?
—Desaparecido. Renunció antes del desastre final. O lo hicieron desaparecer. — Su mirada se volvió distante, llena de una rabia impotente. —La verdad, hija... está enterrada en expedientes que quizás nunca veamos. Y ahora, solo importa detenerlos.
Fin del Flashback
—Mi padre sabe lo que todos saben — respondí a Andréi, mi voz más firme de lo que sentía. La imagen de esos expedientes secretos, la mención del "Genoma BQ25" y el Doctor Mueller, quemaba en mi memoria. —Lo que dicen las noticias: la World Exploration los creó. Los perdió. Son armas biológicas descontroladas. — Pero incluso mientras lo decía, la descripción de Andréi resonaba: "No son bestias". Y los ojos de Aleksander... no eran los ojos de un animal sin mente. Eran los ojos de un depredador consciente.
—Armas biológicas descontroladas no coordinan ataques como una unidad de fuerzas especiales — espetó Andréi con desdén. Se acercó, su presencia intimidante. —Esa hembra que casi te arranca la cabeza... te llamó 'cachorra del Zar'. Solovyev te nombró, Sónechka. Te quiere viva. ¿Por qué? — Su pregunta flotó en el aire envenenado, cargada de implicaciones siniestras. ¿Era solo por mi valor como rehén? ¿O había algo más? ¿Algo relacionado con el Genoma BQ25, con mi padre... con mí?
Antes de que pudiera responder, un soldado joven, temblando visiblemente, corrió hacia nosotros. Sostenía una tableta militar, su pantalla agrietada mostrando un sello oficial: "Archivo AG-010 - Clasificación: NEBULOSA".
—¡Coronel Grómov! ¡Señorita! — tartamudeó, al borde del pánico. —¡Lo encontramos en el cadáver de un científico... cerca de los escombros del sector Este! ¡Estaba... escondido en un compartimento blindado! ¡No es de nuestros sistemas!
Andréi arrebató la tableta. Dimitri y yo nos agrupamos a su alrededor. En la pantalla, desfilaban documentos escaneados, sellos de "World Exploration", firmas ilegibles y... la firma clara, temblorosa pero distintiva, del Doctor Vladimir Mueller.
Expediente 105: "...sujetos de prueba 09A... compatibilidad excepcional... organización en manada... liderazgo incuestionable... cambios físicos acelerados: masa muscular, elongación ósea (tibia/peroné +5-8 pulgadas/mes), agilidad potenciada..."
Expediente 167:"...destrucción AC-009... traslado a AG-010... Genoma BQ25 adaptación 95%... pérdida total razonamiento propio... sujetos responden únicamente al alfa (09A)... desarrollo dispositivo control absoluto alfa..."
Expediente 204:"...implantación dispositivo control neuronal sujeto 09A... éxito... no resistencia órdenes simples..."
Expediente 259:"...junta directiva ordena transferencia control laboratorio y custodia sujetos a James Dark... despojo doctores responsables... pérdida responsabilidad absoluta manejo Genoma BQ25..."
Y luego, la Carta de Renuncia de Mueller:"...abrupto e injustificado despojo... decisiones cuestionables... falta respeto... ética dudosa..."
El silencio que siguió fue más elocuente que cualquier grito. El viento helado aullaba entre los escombros, como si la propia ciudad lamentara la verdad que acabábamos de descubrir.
—Un dispositivo de control... — susurró Dimitri, horrorizado. Su mirada saltó hacia la oscuridad donde había desaparecido la manada. —¿Entonces... Aleksander... no es... libre?
Andréi apretó la tableta hasta que las grietas en la pantalla chirriaron. Su rostro era una máscara de piedra, pero sus ojos ardían con una comprensión amarga y furiosa.
—Peor — rugió, su voz un trueno cargado de odio. —No son solo monstruos. Son esclavos. Y alguien... este James Dark... o quien sea que tiró de los hilos desde la sombra después de deshacerse de Mueller... tiene el control. — Giró hacia mí, su mirada perforándome. —Y quieren a la hija del Presidente. Viva. ¿Para qué, Romanov? ¿Para negociar? ¿O para... implantar algo? ¿Para crear otro alfa... o algo peor?