Sophia // Sus ojos vieron más de lo que deberían.

CAPÍTULO XVII

Quebrada PARTE 1.

 

__ ¿Por qué?.

__ Debías saberlo.

__ ¿Por qué ahora? 

__ Ya era tiempo Sophi. 

__ ¿Como fue?. 

__ Podemos mostrartelo si eso quieres. Pero deberás ser fuerte. 

__ Necesito hacerlo. -Contesté.-

Me giré pasando de ver mi reflejo a ver donde todo había sucedido. Aquellas manchas secas se hicieron corpóreas y brillantes. Y tan solo el recuerdo vino a mí...

Todo empezó cuando tenía seis años. Fue la primera vez que vi discutír a mamá y papá. 

Aún no tenía sueño y quería que papa me leyera un cuento. Así que caminé por el corredor hasta el cuarto de mis padres que quedaba justo frente al mío. 

__ ¡¡Papá!! ¿Quieres leerme? -Terminé casi en susurro.-

Yo estaba por entrar a la habitación de mis padres. Esta era una casa muy confortable y hogareña, amaba que el cuarto de mamá y papá no tuviera mucha lejanía con el mío. Me sentía más segura así.

Podía escucharlos hablar…

__ Me despidieron.

Ese era papá. 

__ ¿Qué? ¿Y cómo haremos con el alquiler de la casa?

Mamá parecía algo molesta y creí que quizá no era el momento para entrar con el libro. 

__ Hablé con Carl. Él dice que nos puede conseguir una casa, más barata... pero es en Sherwood.

¿Dónde quedaba eso? Acaso enserio existía un lugar llamado así...

__ ¿Oregon? Pero Sophi...

__ Sophi estará bien. Estaremos bien.

Pero si me mudaba, ¿debería de decirle adiós a mi escuela ? ¿Y mis amigos ? ¿Y qué tal la Srta. Selby? No se si lo resistiría, luego de que la dejara su marido un día antes de su boda. 

__ No, nada está bien Matt! Sophia no se merece esto...solo tiene seis. Y es todo por tus errores. Tenemos una vida formada aquí, tenemos buenos vecinos y una vida más o menos desente. ¿Y tu que hiciste con todo eso el fin de semana? 

Aquí comenzó todo. 

Me mudé sin querer hacerlo y me despedí de todos para nunca volver. 

Empezamos de nuevo, pero desde un inicio no me agradaba nada de todo esto. Ni siquiera me gustaba la casa. Era fría y ruidosa y el cuarto de papá y mamá estaba demasiado lejos del mío, al punto que incluso estaban en plantas distintas. 

 

Ni  una sola cosa que rescatar en un incendio. 

Las cosas iban de mal en peor. Papá no encontraba trabajo y mamá apenas llegaba con su sueldo de enfermera A mantenernos. Ella trabajaba muchas horas y llegaba demasiado cansada a casa. Y aún  así el primer mes no fue tan malo. Comparado con los que vendrían, al menos. 

Mamá llegaba cansada y preparaba la cena para mi y papá y luego volvía al trabajo. Hasta que un día no fue a trabajar.

Ese día la encontré bebiendo algo muy fuerte en pleno comienzo del día. Despeinada y aún con el pijama puesto y el delineador de los ojos corrido por la almohada, bebía. 

__ Buenos días mamá.

__ Buenos días cariño. -Dijo arrastrando la mitad de las palabras.-

__ ¿Hoy no irás a trabajar ? -Pregunté- 

Papá aun no se levantaba lo que era raro porque generalmente estaba de pie muy temprano para salir a buscar trabajo. 

__ ¿Donde está papá?

__ ¿Puedes cállarte un poco ? Se me parte la cabeza. -Dijo irritada.-

__ ¿Que desayunaré? 

__ ¡Pues no lo se! Qué tal si tomas un vaso de leche y te vas a la escuela...

__ ¿No me llevará papá?

__ Hoy no. Toma el autobus. 

__ De acuerdo.

 

Mamá se tomaba la cabeza cada vez que decía una palabra así que no volví a hablar. En cambio me hice un sándwich de mantequilla de maní y jalea y lo puse en mi lonchera. Guardé la lonchera en la mochila y caminé directo a la salida. 

 Cierto día me sentí mal del estómago y la directora llamó a casa.  Se comenzaba a ser costumbre y la directora lo notaba. Nadie atendía el teléfono, supongo que se debía a que habian cortado la línea Telefonica algunos días atras, pero me avergonzaba decirlo, y no dije una palabra. Asi que luego de intentarlo por varios minutos en un gesto de la directora del colegio a la subdirectora le comunicó que me llevará a casa.

La Srta. Mac Allister  no dijo una palabra hasta llegar a casa, pero no dejaba de verme con compasión , cómo si fuera un perrito abandonado en la lluvia. Odiaba cuando la gente me miraba así. No era un maldito perro desahuciado.

Al llegar no se limitó con la fuerza con la que golpeaba la puerta y solo paró de hacerlo cuando alguien abrió la misma. No conocía a ese señor . Pero no parecía ser el caso de mi madre quien apareció detrás de él casi sin ropa y algo ebria. 

__Estuvimos llamando toda la tarde, su hija tiene dolor de estomago. Pero puedo ver que estaba ocupada. 




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