Sophia // Sus ojos vieron más de lo que deberían.

CAPÍTULO XXIX

La Duda y el Sacrificio.

 

Un señor llamado René inventó un método para resolver un problema. El objetivo era encontrar una verdad absoluta. Una verdad tan evidente que permita fundamentar y no apruebe la posibilidad de duda, en ninguna forma.

Se trata de encontrar un punto de partida absolutamente veradadero, lo que exige un proceso de eliminación de conocimientos, ideas y creencias que hasta el momento fueron indudables. Y se denominó, la duda metódica. 

Es así como nace la frase ’‘cogito ergo sum’’ O pienso, luego soy. Como pienso existo y por lo tanto mi propia existencia es indudable, algo absolutamente cierto. 

 

Creo que le temía a la duda, a perder el control de las cosas que ve o siente, o que escucha. Y yo entendía de eso muy bien.
La Duda era una arma mortal de la que nadie se quejaba nunca, un arma que todos poseemos y que como samurai con su katana rompe la mente sin romper el cuerpo, dejando rota a cualquier persona.  

La duda era exactamente esa mala hierba que echa raíces devorándose todo a su paso, dentro en la tierra. Corroyendo lo fértil y dejando tan solo tierra de desierto, mientras nos deleita con su linda flor. 

Y esto incluso cuando la confianza es un lazo fuerte, pero cuando no lo es tanto... es totalmente devastadora. 
 

__ Cuantos años tienes? ¿acaso eres una niña siquiera?... -Soltó en mi cara aquella espesa mezcla nívea de tabaco y veneno para ratas, mientras apartaba el cigarillo de sus exageradamente maquillados labios rojos.-

__ Esperabas que llorara frentre a ti, muerta de miedo? 

Lo gracioso de eso es que exactamente es como hubiera actuado, si Anna no estuviera allí para mi. 

__ Yo era como tu de niña sabes. Tambien me negaba a ver la verdad, pero aún llevas los ojos humedos, asi que se que mientes. Pero no me malentiendas, no lo disfruto. Tu te pusiste justo ahí... -Señaló la silla de lata con los mismos dos dedos que presionaba aquel cigarro maloliente- ...nunca estuviste en mis planes, tampoco tu primo, creímos que estaban en casa de sus abuelos o algo así. 

__ Tampoco estaba en tus planes que te delaten supongo, pero aquí estamos.

__ ¿De que hablas?

__ Hablo de que sabias que podía ser una opción ¿O no ? 

__ Yo ni siquiera sabía que él estaba vivo, niña manipuladora.

__ Como tu digas.

Podía observar como su voz flaqueaba, muy bien disimulada por parte de la pelirroja que me observaba con detalle tratando de ver algo que no entendía. O quizá solo tratando de desorientarme. 

Le tomó unas cuantas caladas hasta concluir y abrir la boca, mientras fregaba la punta del zapato contra el suelo polvoso, extinguiendo en segundos cualquier rastro de calor que hubiera alojado antes en aquella colilla.

__ Te quedarás un buen rato aquí por graciosa, y ya veremos que tan bien te encuentras cuando tengas hambre o quieras ir al baño. 

Sabía que era su metodo de defensa poco creativo que me avisaba que corroboraría mis palabras. Quería parecer amenazante ante mi, para que no viera que la duda comenzaba a esparcirse como el veneno de una poderosa Taipán por sus entrañas. 

Sonreí apenas, sin temor a que viera mi expresión, para este momento estaba tan ensimismada en sus propios pensamientos, que apenas recordaba que estaba allí a su lado. 

Ella se marchó y fue cuando aquello pasó, que logré ver una posibilidad de huida. 

Anna logró lo que quería.

 

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Narra Clain (Agente del FBI)

Todo parecía ir demasiado bien para ser verdad, Mikel Campbell había sido llevado a una habitacion aislada del hospital, mientras era custodiado por varios hombres en uniforme, y tan solo una enfermera y la cirujana que había hecho el procedimiento, eran quienes tenían el permiso de ingresar allí. Cherry Jablonsky había sido notificada para brindar su declaracion en la sala de interrogaciones donde Joe y yo la interrogaríamos, ya que fue un caso que él mismo atendió en su momento. Pero el FBI ya había tomado cartas en el asunto, puesto que un caso de asesinato en serie entraba en nuestra jurisdicción.

Pero ¿Quién era la mujer? 

¿Como estaba de implicada en todo esto?

Aún no teníamos un rostro, pese a la declaración de Sophi, podíamos imaginarnos un propocito pero no se nos era permitido tan solo adivinar. Hacia falta interrogar a Mikel Campbell, él debía darnos un nombre. 

La sensación de que le devía esto a la niña era tan fuerte que yo mismo me torturaba para no dormir y resolver el caso. Sophia necesitaba de mi, necesitaba limpiarse de culpas antes de ser juzgada por el asesinato de sus padres. Yo me debía eso a mi mismo. 

Yo prometí hacer este tipo de cosas cuando decidi unirme a los federales, si yo no lograba esto...

NO.

Yo sabía que le quedaba poco tiempo a estos dos, todo saldría a la luz. Solo necesitaba algo más.

Así que reuní todo el coraje para mirar a esta persona a la cara y usar toda mi labia para sacarle algo de información sin usar los puños. 

 

Tomé las llaves del coche y me diridí al hospital, traté de tragar el nudo instalado en la garganta repitiendo un mantra para mantener la compostura y verme calmado a la hora de ingresar. 

Estacioné y baje del mismo, me dirigí a a la recepción del enorme hospital, bastó mostrar la placa para que algo nerviosa y sin decir una sola palabra, la enfermera señalara con el dedo donde dirigirme.

Caminé confiado por el pasillo, el ambiente estaba algo revoltoso por causa de un conductor ebrio que habria provocado un accidente automobilístico, pero nada muy grave o eso sentí decir entre murmuros. Cuando vi a miembros de la policia armados y tiezos a un lado de una de las tantas puertas, comence a calmar mis pasos, y a darlos con firmesa, necesitaba entrar con el pie derecho y con la confianza de alguien que dominaba el asunto, alguien a quien le quedaban cartas que jugar. Él estaba en jaque, solo necesitaba mover algunas piezas para que no tuviera por donde escapar. Lo había hecho otras veces.




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