—Hola amor— Digo entrando al departamento de Roberto, hace un par de meses prácticamente vivo aquí— El lugar es más pequeño que mi apartamento, pero esta más cerca de todo.
—¿Cómo te fue, querida?— pregunta Roberto.
—Bien, solo que algo cansada— digo mientras lo abrazo por la espalda y recuesto mi cabeza en ella — ¿Qué cocinas?, huele bien—
—Algo sencillo, pasta en salsa blanca con camarones— dice felíz.
—Roberto, ¿en serio? — Digo decepcionada— Sabes muy bien que soy alérgica a los camarones, que se supone que yo voy a cenar.
—¡Rayos!— lo olvide Soraya— Pero puedo pedirte algo o hacerte un emparedado— contesta Roberto.
—Déjalo así, iré a recostarme me duele un poco la cabeza — Ah se me olvidaba decirte que mañana, tenemos una reunión con la organizadora de bodas; será algo sencillo pero quiero que todo sea lindo — Digo emocionada.
—Listo, querida— Dime el lugar y la hora y allí estaré— Ceno y ye alcanzo en la cama, amor — Dice Roberto, mientras continúa cocinando.
—Te espero, mi vida — contesto mientras camino, hacía la habitación.
—Las palabras de Naty, resuenan en mi cabeza— “Cúbrete las espaldas”, me quito la ropa y me meto a la ducha, buscando que el agua fría se lleve esta incomodidad que me dejo la conversación con mi amiga.
—En algo Natasha tiene razón, desde que mis padres murieron hace unos años, en ese fatal accidente de tránsito, ellos han sido mi familia, mis incondicionales.
—A Roberto lo conocí hace casi un año, es el gerente de una de las empresas a las que asesoro— Me gustó cuando lo ví, pero no fue amor a primera vista; de hecho fue el quien propicio un acercamiento y luego las cosas se fueron dando—
—Dentro de un mes, vamos a casarnos. Lo decidimos hace unos días.— A Víctor y a Naty, la noticia del cayó como patada en el hígado— No se porque no pasan a mi novio, he intentado de mil maneras que congenien pero ha sido imposible; no solo por mis amigos sino también por Roberto, no puedo negar que es algo… especial; por decirlo de alguna manera.
—Salgo del baño, me pongo una pijama de seda negra, con sus bragas a juego y me meto a la cama— Recuesto mi cabeza en la almohada y me pierdo en los brazos de Morfeo.
—Buen día, querida— escucho la voz de Roberto decirme al oído, ¿Te sientes mejor? — Sí, estoy mejor; amor— Digo mientras me subo a ahorcajadas sobre él, tardaste en venir a la cama, amor—
—Sí, pero ya estoy aquí— Hermosa— Sus manos, empiezan a recorrer mi piel y sus labios se apoderan de los míos de una manera feroz—En un ágil movimiento, se coloca sobre mí y toma el control de la situación; para luego terminar teniendo una buena sesión de cardio horizontal — Es innegable que Roberto y yo, nos complementamos perfectamente en el sexo.
—Salgo de la cama, me doy una ducha y me preparo para salir al trabajo— Una taza de café humeante y unas tostadas, me reciben en la cocina—Roberto y yo, salimos juntos hacía nuestros respectivos trabajos—
—Amor, la organizadora nos atenderá hoy a las 5:00 p.m; en la cafetería donde vamos siempre, sé puntual — Digo al despedirme de el, para subirme a mi auto.
—Allí estaré, querida— responde, dándome un casto beso en los labios.
—Mi día transcurre entre el afán de la oficina, las consultas de los clientes y las interminables llamadas de la organizadora para confirmar detalles.
—Son las cinco de la tarde y voy camino a la cafetería, donde quede de encontrarme con la organizadora y mi novio— Llego al estacionamiento, bajo de mi auto y camino hacía el interior de la cafetería — Mi celular suena y contesto sin mirar quien llama— ¡Aló!.
—Hola, querida— Perdona, pero no podre llegar a la reunión con la organizadora— Escoge todo a tu gusto, no te preocupes.
—¿Estas hablando en serio Roberto Irazuri? — te voy a matar cuando te vea, te despellejare, te arrancare las uñas y como broche de oro te castrare.
—No harás nada de eso, cariño— Porque yo buscare, la forma de recompensarte— Lo prometo, dice coqueto al otro lado de la línea.
—Me reúno con la organizadora, ultimamos detalles y dejamos todo cuadrado para la boda — Salgo de allí, rumbo a mi apartamento— Ni crea ese idiota, que iré a su casa esta noche, esta me las va a pagar.
—Llego a mi palacio y me pongo cómoda, este es mi reino y aquí la soberana soy yo— Pongo algo de música y me sirvo un trago—
—Escucho mi celular sonar y lo contesto— ¡Buenas! —
—Buenas—contesta Víctor Fuentes del otro lado— ¿Donde estas pelirroja?.
—En mi palacio, amigo mío— respondo deleitándome con mi bebida.
—¡Voy para allá! — Dice emocionado.
—Trae comida y te querré un poco más, guapo—
—Cuenta con eso pelirroja— por tí lo que sea— responde Víctor.
—Eres el hombre perfecto, donde ha estado toda mi vida, Víctor Fuentes— pregunto coqueta.
—Siendo, tu mejor amigo, tu confidente, tu paño de lágrima y tu más leal servidor — Pelirroja— responde mi amigo divertido.
—Voy a llamar a Naty— hace rato que no nos reunimos los tres mosqueteros— Digo entusiasmada.
—Vale voy en camino, Soraya.
—¡Hola guapa! — Digo saludando a Naty al otro lado de la línea.
—¡Hola mi reina! — A que debo el honor de tu llamada—¿Te soltó el galán, pelirroja? — Pregunta Naty.
—Digamos que me solté— Estoy en mi palacio y el hombre de nuestras vidas, acaba de llamar que viene para acá y nos trae comida— por tanto mueve tu trasero y ven para acá ahora mismo — Digo en tono mandón
—Eso es una orden mi reina— Voy saliendo, dice Naty antes de cerrar la llamada.
—En menos de veinte minutos, Naty y Víctor vienen llegando a mi casa—
Editado: 26.08.2022