Pequeñas Alegrías
Gabriel y Elisa, niños de la fundación, participaban activamente en las actividades. Cada sonrisa, cada logro académico, se convertía en una grata e inesperada sorpresa. Rachel enseñaba que la sorpresa puede surgir de la constancia y la atención diaria. "La verdadera sorpresa", decía, "a menudo se encuentra en los pequeños gestos: una palabra amable, una sonrisa, una mirada sincera". La música acompañaba estos momentos, convirtiendo cada logro en un pequeño milagro.