Amor Compartido
Rachel y Roberto ampliaron las actividades de la fundación, enseñando a los niños a compartir y amar sin esperar nada a cambio. Cada acto de generosidad se convertía en una sorpresa para quienes lo recibían. La canción resonaba en la gran sala: «Ahora, no tenemos miedo…» Comprendieron que la verdadera riqueza no reside en el dinero, sino en el corazón y en las acciones.