- Pero ¿Qué mierda estás haciendo? – Pregunto con cierto aire de fastidio Esteban, pareja de hace más de 5 años de la muchacha.
- Y-yo… estoy desempacando las cosas de nuestra hija – Señalo la joven mirando algo temerosa a su novio el cual solo frunció el seño y tiro la lata de cerveza que había estado bebiendo antes de retirarse de la habitación rumbo a la primera planta a ver televisión.
Aquella breve conversación había sido la única que la pareja había tenido desde que habían llegado a Forks, Washington luego de que al hombre le saliera un trabajo o eso es lo que dijo hacia algún tiempo atrás. ¿Por qué la trato así?, fácil, fue simplemente porque Esteban consideraba que su mujer era desarreglada, por no decir poco agraciada, pero de buen corazón el cual era bastante influenciable y este daba por hecho que la muchacha jamás lo dejaría y que le haría caso en todo porque le tenía respeto, una ventaja aun mas grande había sido cuando los papas de ella habían fallecido hacia solo cuatro meses y ella se encontraba con el autoestima por el suelo.
Ambos tenían una hija en común llamada Damaris la cual era una especie de bendición que había llegado a sus vidas, la pequeña no compartía lazos sanguíneos con ellos puesto que la habían adoptado cuando Dammy, así le llamaban de cariño, tenía tan solo meses de nacida y había sido abandonada a las afuera de la casa de la muchacha y luego de hacer los trámites pertinentes eh jamás haber hallado a los padres de la infante, es que Esteban y Patricia se convirtieron en padres de la menor.
La joven había conocido a Esteban en una noche de pub el cual había ido con sus amigas, el susodicho se había comportado como todo un príncipe en aquella noche y poco a poco la joven se fue enganchando aun mas de él, teniendo miedo de enamorarse ya que sabía que un corazón roto era muy difícil de curar por lo cual intentaba por todos los medios de “satisfacer los deseos del hombre” y no fallarle ya que para ella, él era el hombre de su vida. Peleaban como toda pareja lo hace y lo que no se daba cuenta la muchacha era que Esteban la engañaba a sus espaldas y ella por estar siempre trabajando jamás se dio cuenta puesto que este escondía bastante bien aquel “secreto” y aprovechaba de que esta trabajaba los fines de semana para lograr su cometido. Se mudaron al año de pololeo a un pequeño departamento que el mismo muchacho pagaba, dejando solo que Paty pagara las cuentas básicas. para la familia de ambos eran una pareja muy feliz y agradable pero cuando ambos estaban solos las cosas no eran felices, sino que bastantes turbias ya que el hombre por cada error de su “chica” le pegaba en diversas partes del cuerpo y no en partes visibles ya que él no quería que ella mostrara ante la sociedad el nivel de violencia que existía puertas adentro.