Sorpresas del destino

De compras

Las cosas mejoraron un poco cuando la pequeña vino a sus vidas y Esteban al ver que con el tiempo su pareja le prestaba más atención a su hija que a la relación de ellos y aun mas por todo lo que había sucedido, es que decidió llevárselas a ambas a E.E.U.U. para una vez allí culminar su plan de matar a ambas y así quedar con la herencia que le dejo el padre de ella la cual sobrepasaba los 8 millones de pesos chilenos. Por supuesto que Paty no sabía nada, pero ella también tenía un as bajo la manga ya que iba a aprovechar de que estaba allí para buscar a su familia, si: Patricia era adoptada y lo último que había averiguado a escondidas de su pareja era de que sus padres se encontraban en Forks, justo el lugar donde actualmente estaban y no se lo menciono ya que el bien se lo señalo alguna vez tiempo atrás “Tu naciste siendo una huérfana y lo seguirás siendo ya que si te adoptaron fue simplemente por lastima” y por esa misma frase deprimente es porque Paty prefirió callar y hacer las cosas por si solas… ¿Qué pensaba ella de la situación que vivía con su pareja?, tenía bastante miedo, tanto por su integridad física como también de que pese a haber terminado varias veces con él, este siempre lograba su cometido de volver a conquistarla o amenazarla simplemente con que algo malo le pasaría a sus padres y luego cuando llego a su vida su hija.

 

- Mami papa dijo que tenemos que il a compaddd a…a… supedd, toma-  Dammy llegó donde  su mama y le entrego una lista más un fajo de billetes tratando de explicarle con sus palabras de que el hombre no las acompañaría.

- Está bien linda, se dice comprar y es el supermercado o minimarket… - Le sonrió con cariño la muchacha a su pequeña y luego de llevársela al baño la peino haciéndole dos trenzas tal como lucen las chicas del campo, de hecho su pareja la llamaba “huasa”.

- ¿Mami que tienes ahí?- Pregunto la menor al ver un pequeño moretón en el cuello de la muchacha justo cuando ella miro en otra dirección dejando al descubierto este.

- Ehhh… me tuve que haber pegado hija…- Intento explicar la joven intentando que su hija no notara que le estaba mintiendo cosa que le funciono bastante bien, como la mayoría de las veces funcionaba y era que no le gustaba mentir pero como apenas su hija tenía 3 años de seguro luego no se acordaría cuando pasaran los años.

Justo cuando ambas ya se retiraban rumbo a comprar las cosas para comer, Esteban las retuvo justo en la puerta.

- Amor, lamento haber actuado así, tu sabes que no me gusta que trabajes mucho, ya suficiente es que hubieras trabajado en ese hotel que apenas te daba para comer como para que trabajes aquí cuando estamos en una especie de vacaciones… Te amo mi flaquita – Dijo mirando con fingido “amor” a su pareja quien solo le sonrió de manera algo incomoda para corresponderle el beso que en ese momento le estaban dando.

- Ah, y tráeme dos pack de cervezas, cárgalos a tu tarjeta y cuando ya esté trabajando te los pagare, que te vaya bien – Y dijo esto las empujo a ambas a abandonar la casa alquilada cerrando las puertas y al poco rato se escuchaba que colocaba el televisor bastante fuerte.

 

Luego de acomodar bien a su pequeña en el porta-bebes que había en la parte  trasera del coche, también alquilado, ambas se fueron todo el camino hablando de cosas infantiles como de películas y princesas para luego la joven estacionarse en un espacio vacío al lado de un coche último modelo el cual solo saco una sonrisa de medio labio de la joven quien pensó que se parecían de esos coches que solo uno veía en las películas y que de seguro pertenecería a alguien famoso o bien que tenía bastante dinero.

 

- ¿Mami me puedes compad cereales de cocholate? – Pregunto la niña una vez que Paty había cogido un carrito y sentó a la menor donde correspondía.

- Veamos que tenemos aquí, recuerda que estamos en otro país mi niña… ¿con stickers? – Aquella última pregunta hizo que Dammy lanzara un pequeño gritito de júbilo y asintiera varias veces.

- De… pinchechas o ¡¡Fozen!! – Pidió mirando con esos ojitos de gatito regañado que siempre le gusto a la joven, si, era de alguna manera una mama muy consentidora.

Recorrieron el lugar y cuando ya llevaban las bolsas hacia su coche se toparon con los dueños de aquel lujoso coche.

- Hola – Saludo la menor de manera amistosa logrando que un pequeño sonrojo surgiera en las mejillas de la joven y era que su pequeña siempre fue bastante amistosa con todo el mundo y ahora no iba a ser la excepción.

La señora, una mujer de cabellos castaños y rostro con forma de corazón se volteo y se agacho a la misma altura que la pequeña.

- Hola pequeña, ¿Cómo estás? – Luego miro hacia arriba y le sonrió tanto a la joven como también a su esposo quien venía de dejar sus cosas en la maletera.

- bien… ¿tu? – Aquellas palabras lograron sacar una ligera carcajada tanto de la joven como de las dos personas mayores.

- Muy bien también… ¿Cómo te llamas? – Ahora fue el hombre, un rubio de ojos claros quien hablo, Paty los reconoció como sus actores favoritos, pero para ella solo fue una ligera casualidad, además que no deseaba interrumpir a su hija.




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