¿soy Borgia?

CAPÍTULO 9 — LA FURIA QUE NO ESTABA ESCRITA

Liora necesitaba aire.

Después del baile, del dolor ajeno de Borgia atravesándole el pecho, y de ver a Killian dejarse arrastrar por Daphne como si ella fuera invisible… lo único que quería era salir de ese salón antes de derrumbarse.

Dario la miró con seriedad.

—¿Quieres irte? —preguntó, sin rodeos.

Liora sorprendió incluso a su propio corazón cuando respondió:

—Sí. Llévame a casa.

Dario arqueó una ceja, claramente intrigado, pero no lo cuestionó. Tomó su abrigo, la escoltó hacia la salida y abrió la puerta del auto. Sus movimientos eran fluidos, seguros, inesperadamente protectores.

Una protección que, en la novela, ella nunca le dio a Borgia.

Mientras el auto avanzaba por las calles iluminadas, Liora se dejó caer contra el asiento, sintiendo la vibración leve del motor como un arrullo.

—No deberías dejar que te traten así —murmuró Dario, sin quitar la vista del camino.

Liora cerró los ojos.

—Tienes razón —susurró, agotada.

El silencio entre ellos se volvió cálido. No íntimo, pero sí… gentil. Algo que en el mundo de Killian, ella nunca había conocido.

Cuando el auto se detuvo frente a la mansión, Dario giró el rostro hacia ella.

—Borgia… —murmuró, usando ese nombre que ahora le dolía y la fortalecía a la vez—. No tienes idea de lo fuerte que te ves hoy.

Liora abrió la boca para agradecerle, pero él no esperó.

Dario se inclinó hacia ella.

Sus labios rozaron los suyos con cuidado primero, y luego con más seguridad. Liora no retrocedió. Una parte de ella quería entender este mundo, comprender lo que sentía aquí, experimentar lo que Borgia nunca pudo.

Era una novela. Era ficción. ¿Y si todo se sentía… igual de real?

Le correspondió.

Su mano subió al cuello de él. Sus labios se movieron buscando una respuesta emocional que no llegó.

Porque no sintió nada.

Nada.

Solo… vacío. Suave. Insípido.

Se apartó lentamente.

Dario la miraba intensamente, casi queriendo repetirlo, pero Liora sonrió con amabilidad, dejando el análisis para su mente:

“Los besos aquí se sienten reales… pero no todos significan algo.”

—Gracias por traerme —murmuró.

Dario asintio, sonrio y se marchó.

Liora cerró la puerta principal con cuidado. Subió las escaleras sosteniéndose de la baranda. Su corazón seguía golpeando por la escena con Daphne, y cada paso le pesaba más.

En su habitación, dejó caer el vestido. Encendió el agua caliente. Necesitaba un baño para borrar la noche entera.

El vapor llenó el baño mientras ella se recogía el cabello, tratando de relajarse.

Entonces…

La puerta se abrió de golpe.

Un viento frío entró primero.

Luego Killian.

Killian Mercerheart.

No el hombre elegante de la cena. No el magnate compuesto y perfecto.

No.

Este era puro fuego contenido.

—¿Qué demonios hiciste? —bramó, cruzando la habitación como una tormenta con traje caro.

Liora se quedó congelada, sosteniendo una bata de seda contra su pecho.

Killian levantó el móvil.

En la pantalla, una imagen cristalina: Ella. En la entrada de la casa. Besándose con Dario.

El alma se le cayó a los pies.

—Killian… yo—

—Ni una palabra —gruñó, la voz tan baja que hizo vibrar las paredes.

Los ojos grises ardían. No fríos. No vacíos.

Ardían.

—¿Estás loca? —escupió él, avanzando un paso más—. ¿Besándote con otro hombre en la puerta de mi casa?

Liora retrocedió instintivamente hasta que la espalda chocó con la puerta del baño.

—No tiene por qué importarte —susurró.

Killian soltó una carcajada seca. Cruel. Descrita por ella misma.

—¿Que no… me importa? —repitió lentamente, incrédulo—. ¡Mi esposa, mi maldita esposa se deja besar por quien sea! ¿y tú me dices que no me importa?

La palabra “esposa” la golpeó. Con fuerza.

—No estás actuando según lo que escribí —murmuró sin pensar.

Killian frunció el ceño.

—¿Qué dijiste?

Ella bajó la mirada. Él dio un paso más. El espacio entre ellos desapareció.

—¿Quién te crees que eres? —su voz era hielo rodeando fuego—. ¿Crees que puedo tolerar que mi nombre, mi reputación, MI imagen quede manchada porque tú decides probar si te gusta que otro hombre te toque?




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