¿soy Borgia?

CAPÍTULO 12 — LAS COSAS QUE NO SE DICEN

El beso no volvió.
No esa mañana.
No al despertar.
No al cruzarse en el pasillo.

Borgia abrió los ojos con la sensación exacta de haber cometido un error que no sabía cómo nombrar. Su cuerpo recordaba el peso de Killian sobre ella, el calor, la invasión. Pero su mente… su mente estaba en otro sitio, repasando cada segundo con una claridad dolorosa.

No había sido amor.

Había sido posesión.

Se incorporó despacio, como si un movimiento brusco pudiera devolverla a la noche anterior. El lado de la cama estaba vacío. La sábana intacta, estirada con precisión quirúrgica.

Killian no había dormido allí.

Ese detalle, pequeño y silencioso, la atravesó más de lo que esperaba.

Se levantó y caminó hasta el baño. El espejo le devolvió un rostro sereno en apariencia, pero con una tensión nueva en los ojos. No había marcas visibles. No había señales externas. Y sin embargo, algo en su postura había cambiado.

No vuelvas a entregarte así, se dijo sin palabras.

No sin protección.

El agua de la ducha cayó sobre su piel como un recordatorio físico de que seguía allí, en ese cuerpo que había aprendido a amar sin recibir nada a cambio. Cerró los ojos y dejó que el agua corriera más tiempo del necesario, como si pudiera borrar la sensación del beso sin borrar la memoria.

Cuando bajó a desayunar, la casa estaba despierta.

El personal se movía con la eficiencia habitual. Los saludos fueron los de siempre. Respetuosos. Neutros. Nadie parecía notar nada distinto.
Eso también era parte del problema.

Killian no estaba.

Borgia tomó asiento en la mesa larga, esa que siempre le había parecido demasiado grande para dos personas que casi nunca hablaban. Sirvió café. No tocó el pan. No tenía hambre. No hoy.

Así que esto es protegerme, pensó.

Seguir funcionando aunque algo se rompa por dentro.

El sonido de pasos firmes la alertó.

Killian apareció en el umbral del comedor con el traje impecable, el gesto contenido, el control perfectamente restaurado. Si alguien lo hubiera visto desde fuera, habría pensado que nada había ocurrido.

Pero Borgia lo notó.

La rigidez en los hombros.

La mirada que no se detenía demasiado en ningún punto.

El modo en que se sentó frente a ella sin saludarla.

—Tengo una reunión temprano —dijo, como si estuviera leyendo una agenda invisible—. Volveré tarde.

Borgia asintió.

—Está bien.

Dos palabras. Ninguna emoción.

Killian levantó la vista, apenas un segundo. Esperaba algo más. Una pregunta. Un reproche. Tal vez una mención a la noche anterior.

No la hubo.

—¿Te sientes bien? —preguntó, finalmente.

La pregunta no era preocupación.

Era verificación.

—Sí —respondió ella—. ¿Por qué no habría de estarlo?

Killian entrecerró los ojos. Ahí estaba. Ese tono. No desafiante. No dulce. Simplemente… distante.

—Desde el accidente —dijo— has estado distinta.

Borgia sostuvo la taza entre las manos para que no notara el leve temblor.

—Me caí —respondió—. No desaparecí.

El silencio volvió a caer entre ellos.

Killian bebió café. No apartó la mirada de ella esta vez.

—Ayer —empezó— no te reconocí.

Borgia levantó la vista con lentitud.

—¿Y cuándo crees que me reconocías? —preguntó, sin dureza.

La pregunta quedó flotando, incómoda.

Killian apretó la mandíbula.

—No empieces.

—No he empezado nada —dijo ella—. Eso es lo que te molesta.

Killian se levantó de la mesa. El sonido de la silla al moverse fue más fuerte de lo necesario.

—No juegues conmigo, Borgia.

Ella se puso de pie también, pero no para enfrentarlo. Para marcar una distancia.

—No estoy jugando —respondió—. Estoy… pensando.

—Piensa rápido —replicó él—. No tengo paciencia para silencios estratégicos.

Borgia lo miró entonces. De verdad.

—No son estratégicos —dijo—. Son necesarios.

Killian la observó con una mezcla de irritación y algo más que no quiso reconocer. La mujer frente a él no estaba enfadada. No estaba suplicando. No estaba intentando retenerlo.

Eso lo descolocaba.

—No te acerques a Dario —dijo de pronto.

Borgia parpadeó.

—¿Eso es una orden?

—Es una advertencia.

Ella asintió lentamente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.