El amanecer teñía de rojo el horizonte cuando los soldados llevaron a Jesús al pretorio. El gentío se congregaba a las afueras del palacio de Poncio Pilato, murmurando con ansiedad. Me mezclé entre ellos, intentando no destacar. Sabía lo que estaba por suceder, pero aún no entendía por qué estaba allí.
Pilato salió con expresión cansada. Observó a Jesús con curiosidad y luego dirigió la mirada a los sacerdotes. “¿De qué acusan a este hombre?”, preguntó con voz autoritaria.
Los fariseos se adelantaron. “Se hace llamar Rey de los Judíos y ha incitado al pueblo contra Roma”, dijo uno de ellos. Pilato frunció el ceño y se acercó a Jesús. “¿Eres tú el Rey de los Judíos?”, preguntó.
Jesús no mostró miedo. “Mi reino no es de este mundo”, respondió con calma. La respuesta dejó a Pilato pensativo. Pude ver que en su interior luchaba contra la decisión que debía tomar.
Se volvió a la multitud. “No encuentro culpa en este hombre”, declaró. Un murmullo de desaprobación recorrió a los presentes. Los sacerdotes protestaron con vehemencia, insistiendo en que debía ser castigado.
Pilato, buscando librarse de la situación, envió a Jesús ante Herodes, quien se encontraba en Jerusalén por la Pascua. Lo seguí a través de las calles polvorientas, sintiendo una opresión en el pecho. Herodes lo recibió con burla y exigió que hiciera milagros para entretenerle. Pero Jesús guardó silencio.
Herodes se enfureció. “Si no hablas, no eres más que un impostor”, declaró antes de devolverlo a Pilato. Sabía que era inocente, pero no quería enemistarse con los sacerdotes.
De regreso ante Pilato, este intentó una última salida. “Es costumbre liberar a un preso en la Pascua. ¿A quién quieren que suelte? ¿A Jesús o a Barrabás?”. La multitud, azuzada por los fariseos, gritó sin dudar: “¡A Barrabás!”.
Pilato suspiró, visiblemente frustrado. “¿Y qué haré con Jesús?”, preguntó. “¡Crucifícalo!”, rugieron las voces.
La impotencia me consumía. Miré a Pilato y supe que en su interior no deseaba hacer esto. Tomó agua y se lavó las manos. “Soy inocente de la sangre de este justo”, dijo.
Los soldados tomaron a Jesús y lo arrastraron fuera del pretorio. La historia seguía su curso. Y yo, atrapado en el pasado, aún no sabía qué debía hacer.
(Continuará…)
#2157 en Fantasía
#316 en Ciencia ficción
ciencia ficción cristiana, ficción espiritual y religiosa, thriller filosófico o existencial
Editado: 05.04.2025