Soy... ¿ El Amante De Mi Esposa?

Capítulo 23: Mantén tu distancia

Maliah intentó ponerse de pie; sin embargo, su movimiento se vio impedido por los brazos de Ángelo, que, inconscientemente, la rodeaban por su cintura. Al notarlo, las mejillas de ambos se sonrojaron a más no poder, la situación era bastante comprometedora.

—Ángelo… —susurró indicándole con su mirada que alejara sus manos de ella para poder ponerse de pie. 

Además de eso, ese pequeño niño los observaba con una diminuta sonrisa, ese no era el ejemplo que Maliah querría darle a una criatura de esas, por lo menos estaban en un país desconocido, y las probabilidades de encontrar a alguien que los reconociera, eran casi nulas.

Ils ressemblent à mes parents —dijo el niño con una sonrisa tranquila. —Merci, Madame —añadió para irse corriendo por la dirección contraria.

—¿Dijo que nos parecemos a sus papás? —murmuró Maliah algo desconcertada— ¡ya!, déjame levantar —exigió sin dejar de sentir lo calientes que estaban sus mejillas.

Sin duda nada eso debería haber sucedido, preferiría haberse destortillado en el suelo, solo para evitar esa pequeña situación. Sentía que en cualquier momento moriría de la vergüenza.

Aprovechando el descuido de su amigo, se levantó rápidamente para evitar toda clase de contacto; sin embargo, no se percató de que su pie estaba entre los de él, provocando que, una vez más, su cuerpo cayera sobre Ángelo. A diferencia de minutos atrás, ahora sus labios estaban presionados contra el otro.

Debían separarse, Maliah sabía que debía hacerlo, incluso su intención era de hacerlo, si no hubiera sido porque los brazos de Ángelo la atraparon con fuerza, impidiendo cada uno de sus movimientos, cualquier intento de mantener la distancia entre sus labios.

Los ojos de Maliah se abrieron ampliamente, la sorpresa la había paralizado; sin embargo, era Rowan quien olvidó realmente el papel que estaba jugando en ese momento, no era el esposo de Maliah, era Ángelo, su amigo. Ese ser inventado que le causaba inseguridad a sí mismo.

Finalmente, Maliah encontró la manera de alejarse de él, su corazón latía con fuerza, y no era por una buena razón. Extendió su mano con gran fuerza, estampando la palma de esta en el rostro de Ángelo.

—No tengo necesidad de aclarar por qué hice esto —señaló con un tono firme y molesto de voz—. He repetido cientos de veces que soy una mujer casada, que no tengo razones, ni interés en traicionar mi hogar. Así que te pido, que desde ahora, mantengas tu distancia. Tomaremos caminos separados durante este viaje.

No esperó ninguna respuesta por parte de Ángelo, se marchó por el camino contrario, haría lo que ella deseaba sin dejar que ese inconveniente se interpusiera en sus deseos de conocer el lugar.

Ángelo permaneció en el mismo sitio, tirado en el suelo, con su mano en la mejilla que estaba completamente enrojecida. Las emociones que tenía en ese momento estaban tan divididas como esas dos identidades que él mismo creó.

Se sentía agradecido por el hecho de que su esposa se hiciera respetar, incluso de que ella mantuviera su distancia, que fuera fuerte; sin embargo, había dañado la imagen de Ángelo, de ese único amigo que ella había hecho en esa ciudad.

—Metí las patas, las metí hondo, hondo —se lamentó sacudiendo su cabello.

Todo su plan estaba siendo dividido, podría alejar a Ángelo de Maliah de esta manera; sin embargo, ¿cómo se sentiría Maliah al verse usada de ese modo por alguien que le había prometido estar a su lado siempre?

El amor de Rowan lo estaba cegando a sí mismo, ¿qué necesitaba Maliah? ¿Quién estaba en su corazón? 

Ella era la que debía tomar la decisión, él, estaba obligado a aceptarla fuera cual fuera, pues, ¿quién la lanzó a esa situación, sino él mismo gracias a sus deseos de conquistarla y sus propias inseguridades?

Ahora, cualquier intento de acercamiento por parte de Ángelo, sería el detonante para que Maliah se sintiera incómoda, cohibida de ser ella misma, ahora, debería luchar el doble para que su esposa se sintiera a gusto con su presencia.

Rowan, sin ningún ánimo de hacer nada, regresó al hotel. Le era necesario reflexionar acerca de sus próximos movimientos, de manera que tuviera la claridad suficiente para traer a Maliah de regreso a su lado, como su amiga.

Maliah, por su parte, hizo lo que deseaba. Nada le impediría disfrutar su sueño hecho realidad; hablando de ese modo, no tendría por qué preocuparse de los gustos de otra persona para llegar a un consenso. 

Fue a diferentes restaurantes, parques, museos. Tomó cientos de fotos y videos, cada fotografía llegó al dispositivo de Rowan, quien, al verlas, se sentía satisfecho y feliz por ver a su esposa disfrutar el viaje; por otro lado, se sentía culpable por dejar que sus instintos tomaran el control de él, y no su cabeza.

La noche avanzó, Ángelo estaba sentado a las afueras de su habitación, esperando a que Maliah regresara pronto. Según sabía, gracias a los mensajes que Rowan mantenía con ella, estaba muy cerca a llegar a su habitación de hotel.

Así como lo esperaba, sucedió. La pequeña figura de Maliah salió por el ascensor. Lo vio, estaba seguro de ellos, los ojos de la joven se posaron por una milésima de segundo en su dirección; sin embargo, ella fingió no haberlo visto, se encaminó a su habitación.




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