CAPITULO 7

El pueblo.

Han pasado ocho años desde lo que sucedido con el secuestro y mí enfermedad, tengo mucho que contar pero empecemos con lo básico.

 

En este tiempo me concentre en seguir estudiando y practicando esgrima, ¿recuerdan que mencione que le pediría a padre enseñarme a pelear? Bueno, está es la única opción que me dió, y sí, había más opciones que en otro momento mencionaré, pero bueno... ni modo, al principio mi madre se negaba en practicar este tipo de "deporte", la convencí de que ha partir de los cinco años comenzaría mis prácticas, ¿Y porque a una edad tan temprana? Bueno, debo decir que a mí me sorprendió después de notarlo en mis primeros días en este mundo, pero el crecimiento y desarrollo de los niños es muy rápido, o tal vez sea solo yo el fenómeno...
 

Bueno cambiando de tema.
 

Ya hablamos de básico aunque aún tengo muchos temas de que hablar, pero comencemos con lo que haré el día de hoy.... 
 

Me planeo escabullir de casa.

Solo serán unas horas, verán, desde lo sucedido asta la actualidad no he salido de casa, y no porque no quisiera, mis padres no me permitían siquiera a asomarme por el portón que divide la mansión de el pueblo.

No saben lo desesperante y sofocante que es estar encerrado por OCHO años, el único lugar en el que podía estar, era solo en los límites de la mansión, ya saben, el patio trasero y las áreas de entrenamiento de los guardias. Es más, ni siquiera conozco a todos los trabajadores de la mansión, los únicos que conozco es a Lili, el estúpido doctor, algunos sirvientes de limpieza y algunos guardias de la casa. Aún así madre no me deja hablar mucho con ellos, de echó, a los guardias solo los conozco a distancia, ya que papá no me permitía prácticar con ellos.
 

Era pero muy muuuuy sofocante.
 

- bien, con esta capa debería ser suficiente..- susurré, pues como mencione me encuentro de salida al pueblo.
 

No fue muy difícil salir, pues ocho años son suficientes para memorizar el orario de todos, tanto trabajadores, guardias, mucamas, e incluso el de mi propia familia. Así que, elabore un plan para salir de mi comoda prisión.
 

- Son las....- susurré mirando la luna esconderse en el horizonte.- "cen" del sol.- en mi mundo serían las seis de la mañana, pero aquí se dice de manera diferente, es difícil acostumbrarse a una manera distinta de decir las cosas, pero lo estoy logrando, ya que no todos los números cambiaron de "nombre".- nana no tardará en ir a despertarme y los guardias de esta noche cambiarán de turno con los de la mañana. Por lo tanto tengo media hora para ezfumarme de aquí.- dicho eso comencé con mi aventura saliendo por la ventana de mi habitación.
 

...
 

Al llegar al portón de la mansión revise que no hubiera ningún guardia.

-solo es uno.- susurré y con pasos sigilosos pero rápidos logré brincar la barda sin ninguna sospecha.- todo esté entrenamiento sirvió de lago.

Ya fuera de casa y alejado de todo guardia comenzar a correr al pueblo, el cual se encontraba colina abajo que por cierto, creo que no lo había mencionado, pero las tierras que dirije papá está rodeada de pequeñas montañas y una que otra grande. ¿Y cuál es el objetivo de este lugar?, Pues mi padre al tener en su poder uno de los pueblos del Reino, este debe beneficiar en algo a esté... y así es, la minería es el principal trabajo de Nuba, el pueblo donde nací.

- El pueblo...- alfin llegué, como la luna ya se oculto y el sol comenzó a asomarse la gente del pueblo empezó a salir de sus casas y otros ya habría sus pequeños negocios. Justo a tiempo.

Han pasado ocho años...

Bueno... comencemos con el turismo.

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Después de dar un corto paseo por la central de Nuba me acerqué a un puesto para comprar una merienda, más específicamente fui a comprar mi desayuno.

- hola buen día, podría darme un pan dulce con muchooo relleno de chocolate y una taza de leche.

- ¡Claro con gusto! Sería docientos luanes.- contestó mientras sacaba mi pedido y yo colocaba el dinero sobre la mesa.- no te había visto por aquí ¿Eres viajera? ¿O un aventurera?.

- Oh... Si.. soy un viajero... Me quedaré por aquí unos días.

- ¡Genial! Puedes decirme todas las dudas que tengas, con gusto te ayudaré.

-Muchas gracias señorita.

-No hay de que jovencita.- ¿He?...

...

- am...soy chico.-  mencione apuntándome con mi dedo.

- ¡ho madre Luna!.- exclamó sorprendida.- lo lamento mucho, es que la capucha no me permite ver tu rostro, así que lo deduje con tu olor, lamento si te ofendí.

- Ya no importa, de todas formas ya me voy, gracias por el pan.- dije comenzando la retirada de esa vergonzosa situación.

- ¡De nada vuelva pronto! ¡Y lamento las molestías!.- grito a mis espaldas debido a mi lejanía.

Yo no conteste nada y seguí mi camino a ningún lado realmente, mi plan es conocer el lugar el cual no había visitado desde hace ya mucho tiempo, por lo tanto no tengo rumbo aparente. Ahora que miro mejor, Nuba no es tan pueblo como pensé, es bastante más grande de lo que recuerdo.

-Buenos días señorita.

Creo que debería ir a visitar el dichoso hospital de dónde vino ese estupido doctor Ton... De tonto.

- jejeje.- reí por mi ocurrencia.

- que encantadora risa madame, ¿no quisiera acompañarnos?.

Debería ir a preguntar dónde se encuentra el lugar..

- ¡Ollé jovencita!.

Mmm quiero otro pan.

- ¡Ollé!.- grito alguien tomándome de los hombros.- ¡¿que acaso no olles?!.- ¿Ellos me hablaban a mí?

- ¿A qué te refieres?.

- Te emos estado llamando para invitarte a unas copas.- hablo otro hombre un poco más mayor que el idiota que aún está tomando mis hombros.

- Así es, ¿porque no nos acompañas señorita?.