Soy la mamá de un niño lobo, ¿y ahora qué sigue?

Capítulo 1:

Me encontré un niño en el bosque, ¿y ahora qué hago?

7:58 AM

Abrí los ojos y el primer mensaje que llegó a mi grupo de estudio fue que las clases estarían cerradas en la universidad hasta nuevo aviso, ¿la razón? Por lo que parece, en la noche entró una manada de lobos a las instalaciones y destruyeron todo.

Estos casos no son tan comunes, pero de vez en cuando suelen suceder, estamos adaptados a vivir rodeados de lobos que en ocasiones salen del bosque en busca de materiales o comida.

La verdad es que aún sin haber visto el mensaje de todos modos no iba a asistir a la universidad, me siento cansada y tengo ganas de dormir todo el día. Anoche estaba haciendo algo de extrema importancia que me dejó agotada.

De repente, mi celular encontrado en una mesita de noche empezó a sonar, así que de inmediato me descubrí de la sábana y lo tomé, la llamada era de Helena, una amiga.

—¡Amix!— desde que atendí, ella me gritó en los oídos, aumentando mi dolor de cabeza por resaca —¡No adivinarás con quién amanecí anoche!— oh cierto, se me olvidó mencionar que ayer estaba de fiesta —¡Con Leo!

—Espera, ¿qué?— me siento rápidamente con los ojos abiertos de par en par, no puedo creer que después de tanto ir y venir por fin esos dos se dieran una oportunidad —¿Y en dónde dejaste a Army?

—¿Cómo qué en dónde la dejé? Con mi mamá, obvio— apuesto lo que sea a que rodó los ojos —¡Para nada me iba a perder la party de anoche! ¡Fue fabulosa!

Así como se le escucha a la chica, ella es madre de una pequeña de dos años; hasta donde recuerdo quedó embarazada de un bueno para nada que lo único que hace es visitar a su hija cuando se acuerda de su existencia. A pesar de ese percance, Helena pudo salir adelante y está matriculada en la universidad con ayuda de sus padres, ambas estamos cursando la misma materia, y bueno, nos conocemos desde hace mucho tiempo.

Pero hay que admitirlo, hemos salvado el semestre a rastras.

Nuestra prioridad no es el estudio, la verdad es que solo estoy estudiando por obligación de mis padres, quienes no me iban a seguir dando dinero mientras me encontrara fuera de la universidad.

—¿Y a dónde vamos hoy? ¿Supiste que no hay clases?

—Sep, una manada de pulgosos entró a los planteles y dañaron todo; el alcalde tendrá que hacer algo para lidiar con esas bestias, esto se está descontrolando.

—No lo creo, la ciudad es conocida por nuestros lobos— río levantándome de la cama y tomando una almohada en la mano que tengo libre —Además no somos quienes para desalojarlos, después de todo ambas especies coexistimos por más que nos moleste.

—Sí, sí, como sea— suena su lengua detrás de la línea para demostrarme lo «mucho» que le importó mi discurso de «defensora» de los animales —Mientras que ellos no salgan de su bosque, todo bien. Tampoco es que haya sido mala idea dañar las instalaciones de la universidad— se burla a risas —¡Gracias a nuestros amiguitos tenemos el día libre!

—Los «pulgositos» saben qué hacer— bromeo arreglando la cama para así entrar al baño y ya ponerme en posición de comenzar este bello día, la llamada de Helena me quitó todo el sueño que tenía —Mira, nos vemos en casa de Pato, allá hablaremos sobre lo que sucedió anoche. ¿De acuerdo?

—Veré si mami accede a cuidar de mi niña— resopla —Bueno, nos vemos.

Cuelgo la llamada y me dirijo directamente al baño, todavía no puedo creer que Helena y Leo hayan llegado a algo, digo, nunca pensé que habría algo más que una serie de coqueteos. No sé cómo sentirme respecto a eso, aunque él ya no me guste (porque sí, tenía sentimientos por el hombre hace unos meses), de todos modos es extraño.

Intentando no prestarle atención a eso, entro a la bañera y al mismo tiempo que las gotas de agua caen sobre mi piel, pienso en los lugares a los que mis amigas y yo podemos ir hoy. Tengo todo el día para mí y debo disfrutarlo, ya las clases me están aturdiendo bastante y no veo el día en que al fin obtenga mi título como diseñadora gráfica.

Elegí esa carrera porque la consideré la más suave de las tantas que tuve en disposición, no tengo que hacer mucho en realidad y puedo dejar volar mi imaginación.

Luego de bañarme, salgo a mi habitación y del armario escojo una ropa cómoda que vaya acorde al día tan soleado que acontece. Así que termino eligiendo una blusa de tirantes de color blanco y con círculos rojos; en la parte inferior me pongo una falda azul celeste tipo jean y en los pies termino por ponerme unos zapatos blancos para combinar con la blusa.

Habiendo terminado mi atuendo me acerco al espejo y recojo mi frondoso cabello teñido de rubio caramelo en una coleta alta de caballo, desde hace tres meses teñí mi cabello castaño, tierra de ese color y no me arrepiento; fue la mejor decisión que pude tomar en mi vida. Combina a la perfección con mi tono de piel beige.

Con mucha precaución salgo de mi apartamento dejando la puerta con llave, para ir a la casa de Pato opto por llamar a un taxi mediante una aplicación de celular y vaya que fue una novedad cuando vi que este llegó en un parpadear de ojos. Aunque claro, hice una mueca de desagrado al ver que el conductor se trataba de Rafa, un chico que desde hace mucho está enamorado de mí, ni siquiera finge no estarlo.

Qué pesar.

—¿Y qué? ¿Aún sigues disponible?— intentó vagamente establecer una conversación conmigo, pero le ignoré de la mejor manera, usando mi celular. Después de eso dijo algo entre dientes y se limitó a conducir, suerte que no le escuché; aunque si lo hubiese hecho de todos modos lo habría seguido ignorando.

No entiendo por qué los hombres hacen el trabajo de ignorarlos tan intenso, es raro que se conformen con un simple “no”, ven el conquistar a una mujer como una lucha que batallar.

A veces es tan frustrante, pero ni modo, consecuencias de ser tan atractiva. Se aprende a vivir con ello.




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