Soy la mamá de un niño lobo, ¿y ahora qué sigue?

Capítulo 15: Está bien, ¿de acuerdo? ¡Yo también me encariñé!

Capítulo 15: Está bien, ¿de acuerdo? ¡Yo también me encariñé! 

Imri.

Lúa es una mujer astuta, lo es tanto que a veces olvido que debajo de todo ese egocentrismo se oculta una débil humana que apenas nos está empezando a conocer. Si no actuaba firme, ella se iba a terminar marchando, todo por culpa de Fabio.

¡Ash!

Larimar cruzó la raya, de no ser por esa loba mentirosa no estaría aquí. Mi plan era mantenerme bajo perfil hasta que a «Ella» se le olvidara el «asunto», pero no, tenía que venir la mujer a arruinarlo todo.

Pero bueno, Lúa me puede servir de distracción, sí, claro que sí.

Ella me utilizó para engañar a su papá, yo también estoy en el derecho de hacer lo mismo.

—¿Por qué me miras así?— interroga con una mueca mientras que caminamos por la cueva, ella no ha superado lo de Fabio ni mucho menos que la obligara a cruzar por esa cascada, sus constantes reclamos retumbaron por todo el lugar.

Tengo que admitirlo, pude dar la vuelta (y evitar tocar el agua) pero fue gracioso ver su expresión mientras saltaba en el interior de ella, estoy seguro que pensó que moriríamos.

—Por nada— me encojo de hombros —¿Aún sigues temiendo de mi manada?

—Una loba loca amenazó con aplastarme la cabeza y un lobo iba a morderme— enumera sarcástica —Oh no, ¿cómo temerle?

La mujer ya era lo bastante prejuiciosa, ahora tiene material extra para creer que somos unos dementes.

—¡Ra es la única alma pura en este lugar!— clama abrazando más al niño —Solo tenías que verlo, quiso protegerme con sus pequeños bracitos.

—Pero qué ingrata— nos estamos aproximando a la manada, veo la luz al fondo que indica que pronto entraremos a una parte del bosque desconocida por la mayoría de humanos —Debí haber dejado que Fabio te mordiera.

Umh, estoy mintiendo. No lo iba a permitir aunque ella no se tratara de mi novia de mentiras.

—Era obvio que tenías que protegerme, no ibas a dejar al pequeño sin su La— alardea con una sonrisita —Y claro, si quieres que nos crean el cuento de que tú y yo somos novios entonces tenemos que tener «química»— no olvido lo que pasó en aquella cena —Un buen novio no dejaría que a su novia se la tragara un lobo.

—Vaya— lanzo una risotada llegando al final de la cueva.

Como somos lobos, no tenemos la necesidad de tener un estilo de vida similar al de los humanos; nuestra manada está ubicada en la parte baja del bosque y solo se accede a ella por medio de la cueva escondida en la cascada. Aquí hay muchos árboles y flores, por un momento vi el rostro de Lúa y en él había sorpresa.

Cuando adoptamos nuestra forma humana, solemos vestir con ropa que nosotros mismos hacemos; al igual, cuando está lloviendo nos refugiamos debajo de los árboles. Algunos duermen en la pradera y otros descansan en cuevas ubicadas en los troncos de los árboles, la mayoría se formaron en un proceso natural y otras, las hemos hecho con sumo cuidado.

En el lugar hay varios miembros de la manada, ellos al darse cuenta de nuestra presencia dejaron de lado lo que estaban haciendo y nos miraron confundidos, la mayoría está en su forma animal, el resto, tienen apariencia humana. Temo más por los lobos transformados que por los que guardan apariencia de sujeto.

—Imri, dijiste que no me iban a atacar, ¿verdad?— de acuerdo, es la primera vez que veo a Lúa tan asustada. Ni siquiera cuando nos conocimos se mostró así.

—No lo harán pero de todos modos, mantente detrás de mí— le indico caminando.

Samuel, uno de los miembros y quien posee su forma humana, se acerca a nosotros sin quitarle los ojos de encima a mi peculiar invitada; pienso que la sorpresa es más grande al ver como Ra la abraza con tanto apego.

Él es un año menor que yo, posee el cabello castaño y ojos marrones claros. Su piel es dorada y se destaca por su forma física; es uno de los lobos más fuertes.

—Hey— saluda tímido.

Por cada segundo que pasa, puedo decir que conozco más a Lúa. Ella lo volvió a hacer: lo hizo cuando conoció a Larimar, lo hizo con Fabio y ahora lo está haciendo con Samuel. La mujer cambia la expresión de su rostro por una más desafiante, a su semblante le añade un cierto aire de autoridad que no puedo describir y tensa el mentón de una manera inquietante; hay que añadir que en ningún momento cruza los brazos, está abierta a lo que sea. Es curioso cómo su mirada se tilda diferente, todo en ella emana una gran nube de superioridad que es capaz de devorar todo a su paso.

¿Si lo hace a propósito? No lo creo. Le sale tan natural que dudo de ello.

Si Lúa fuera un lobo estoy seguro de que todos la seguirían sin rechistar. ¿Cómo alguien puede tener una esencia así? Guao.

—Ella es Lúa— la presento con una sonrisa para que todos dejen de observarla como una desconocida, espero proyectar confianza si es que no quiero que sea declarada la enemiga número uno de la manada.

—Una humana— dice Breilin viniendo hacia nosotros, ella cruza los brazos con desaprobación.

—Así es— afirma Lúa respirando profundo, para estar muerta del miedo me asombra que hable tan claro —Tal y como dijo Imri, soy Lúa— rápidamente me abraza apoyando la cabeza en mi brazo —Cielo, ¿por qué no vas directo al grano?— detesto cuando me pellizca, en la cena con su papá lo hizo y ahora no es la excepción.

Esta mujer posee tenazas por dedos.

—Ah claro, amor— sonrío rodeándole los hombros con mi brazo, le doy pequeñas palmadas para ver si ella capta el mensaje de que deje de pellizcarme —Esta humana que ven aquí, es mi novia— declaro y todos abrieron los ojos de par en par, los que estaban transformados en lobos se levantaron del suelo y se aproximaron —Espero que la acepten.

—Eh... ¡Oh!— habla Samuel dejando caer su puño sobre la palma de su mano —Entendí.

¿Qué entendió qué?

—Lúa, él es Samuel y ella Breilin— los señalo —Ellos son dos de mis hermanos.




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