Sé que por más bonita que sea, en la mente de la Alfa nunca podré ser lo que Eveling una vez fue.
La cosa es así y la verdad no me importa, Imri y yo no somos nada, solo somos un par de conocidos que de a poco se está empezando a caer bien. Tengo un único objetivo y es Ra, amo demasiado a ese pequeño.
Pero hay una cosa, me molesta que me vean la cara de estúpida. Es claro que ella se está burlando de mí, no soy idiota, finge ser mi amiga cuando en realidad es un demonio, no… Estoy ofendiendo a los demonios, ella es peor que eso.
Mínimo Imri tiene a una psicópata como madre.
—¿De quién…?— trago saliva sintiendo como el enojo se apodera de mí —¿De quién es este vestido, Imri?
—¿Eh?— parpadea varias veces —Olvida mi pregunta— ríe un poco pero a leguas se nota su incomodidad —Solo… se me hizo familiar, eso es todo.
—Oigan pero esperen— habla Fabio boquiabierto —Ahora que te veo bien, ¿ese no era el vestido favorito de Eveling? Se lo ponía casi siempre— parece que el hombre no es capaz de percibir la tensión del momento, Imri solo se le queda viendo como para matarlo.
—Así que de Eveling...— mascullo frunciendo el ceño. Nunca me había sentido tan impotente.
—No creo que sea el mismo— niega Imri encogiéndose de hombros.
—Claro que sí lo es, ¿cómo no puedes reconocerlo si tú mismo se lo diste?
Si antes estaba enojada ahora estoy furiosa.
¡Esa psicópata!
—Gracias por el vestido— le tomo la prenda de las manos, si lo miro a los ojos estoy segura de que Imri sería capaz de ver las llamas que se ocultan a través de estos —Me iré a cambiar.
—Oye— en lo que camino, él me sigue el paso rumbo al bosque —No tienes que hacerlo.
No tengo ganas de hablar, es probable de que si abro la boca termine por decir un montón de cosas de las que me podría arrepentir pronto. Después de todo, esa señora es la abuela de Ra y madre de Imri, no podría faltarle el respeto sin esperar que este último no se enoje.
Mientras que Imri me esperaba a la distancia, escondida entre los árboles me puse el vestido que él consiguió para mí. Este a diferencia del que tenía puesto, me queda un poco ajustado y sus tirantes son de los que se atan alrededor del cuello. Como todos es de color blanco y es más corto en la parte delantera que la trasera.
—Pero qué buen ojo tienes— comento saliendo de mi vestuario natural, el hombre se me queda viendo de arriba hacia abajo y viceversa, es como si me estuviera analizando
—¿No te queda un poco justo?
—Sí, como me gusta— le guiño el ojo acomodándome los senos —Me queda mucho mejor que el anterior.
—Me parece bien— sonríe colocando su mano en mi hombro —¿Vamos?
Después de que se negara tanto, al final me dio el vestido que tanto quería.
Lo sabía, yo sí soy el alfa.
—¿Ah?— se detiene al verme reír como maniática —¿Y ahora qué?
—Nada— un pequeño detalle fue suficiente para arreglar mi humor —Gracias por el vestido.
—Pff— resopla con una mueca —¿Cómo no dártelo si me tenías hasta aquí con el tema?— se señala la frente con desagrado —«Ay Imri, quiero un vestido», «Ay Imri, me veo peor que todo el mundo», «Imri, mírame, soy tan vanidosa que necesito un vestido a pesar de que me veía bien con la ropa que tenía».
—¿Piensas que me veía bien?— él es lindo a su manera —Qué bello— a risas le doy un palmazo en el hombro.
—Tsh— rechista girando la vista —El vestido es tuyo, tómalo como regalo por cuidar de Ra.
—¿Solo por eso?— le codeo mientras que llegamos a donde están todos.
Veo como en el centro se encuentran varias parejas bailando, ellos están agarrados de la mano mientras dan pequeñas vueltas al ritmo de la música.
Parecen divertirse.
Con el vestido en la mano observo todo a mi alrededor, la Alfa no ha regresado de buscar al Alfa y tengo el ligero presentimiento de que no volverá por ahora, por lo visto parece que es importante que el señor esté presente en la fiesta y es obvio, después de todo es el líder de la manada. Es descortés que no se presente ante los invitados, por algo el otro Alfa preguntó por él.
—Diez de Diez— ¿Acaso Fabio no tiene algo mejor que hacer? El hombre se acercó a donde estamos y me sonrió aplaudiendo —Con el otro vestido te veías bien pero ahora te ves excelente— elogia señalándome —Aunque te verías ultra excelente si me perdonaras por intentar matarte.
—Ya déjame— abucheo cruzando los brazos —¿Qué obtienes si te perdono? Nada.
—Me quitaré esa carga de encima— rueda los ojos mirando a Imri —Él sabe que no soy mala persona.
—Solo es un adicto a caerle bien a todos— susurra Imri —Créeme, ya se obsesionó contigo, no te dejará en paz hasta que lo perdones.
—Oye, nunca le vas a caer bien a todo el mundo— declaro llevándome las manos a la cintura —Habrá quienes te odien y quienes no, los primeros lo harán porque tu sola existencia les resultará una molestia y los segundos te querrán por quien eres y ya.
—Umh— baja la vista —No tengo ningún problema de aprobación o algo parecido— refunfuña a regañadientes —Hice mal, no debí atacarte y soy consciente de ello. Lo siento.
Aunque por el transcurso de la tarde, Fabio se la haya pasado pidiendo disculpas, tengo que admitir que esta vez sonó sincero. Sus intenciones no fueron vagas, todo lo contrario, se le ve arrepentido y eso se nota.
—Te perdonaré si prometes no atacar deliberadamente a otro humano.
—¿De verdad?
—Sep— a Imri pareció agradarle mi decisión, lo sé por la rápida sonrisa que formó.
—¡Eso me parece bien!— clama moviéndome los hombros —Te lo juro, nunca volveré a atacar a otro humano de no ser necesario.
—Eso también me parece bien.
La música del lugar empezó a sonar más fuerte y las parejas que se encontraban bailando incrementaron su ritmo, su baile no se ve tan complicado, salta a la vista la manera en la que se divierten y bueno, despierta mi lado fiestero.