Soy la mamá de un niño lobo, ¿y ahora qué sigue?

Capítulo 26: Es momento de ser claros y aceptar lo que verdaderamente quiero.

Es curioso, no sé si solo se trate de mí, pero los hijos de un matrimonio separado no crecemos con la fantasía de que el amor dura para siempre. Sabemos que en algún punto este terminará por acabarse. En la vida de una persona que crezca en esta condición puede existir dos ideas respecto a sus relaciones:

Uno, tener una pareja con quien tener lo que sus padres nunca tuvieron (sin darse cuenta de que es algo que se sale de las manos).

O

Dos, conformarse con relaciones pasajeras, por lo regular, esa persona piensa que no existe el "juntos por siempre" y de alguna manera le saca provecho. Lo malo de ello es que no sabe apreciar a su pareja porque sobreentiende que en algún punto «su fantasía» acabará.

Ni hablar de las familias disfuncionales, con ese tema no me meto. Tampoco es que fuera psicóloga, nada más es mi opinión.

A ver, recapitulando.

Imri y yo estábamos debatiendo una propuesta para nada agradable cuando Fabio llegó y nos avisó que Emre estaba por estos lares, enseguida y como es obvio, salimos disparatados de mi habitación y nos dirigimos a la sala en donde estaba el hombre frente a la Alfa.

What the fuck?!

Fue mi reacción inmediata. Hasta se me salió el lado inglés que evidentemente no tengo.

Ya que, Dios mío. Mi apartamento se convirtió en una segunda manada de lobos.

—¿Hola?— estoy perpleja, mientras tanto, el Alfa mira a su alrededor con cierta curiosidad y su típica cara inexpresiva.

—¿Ahora si te interesas por mí?— cuestiona la Alfa con un tono molesto. Ella está sentada en el sofá mientras que tiene al niño en su regazo —Saliste del bosque, ¡estoy sorprendida!— clama con un notorio sarcasmo.

Hay un detalle en ella que capta mi atención. La alfa casi siempre sonríe, el Alfa es el único que le quita por completo tal gesto. Si es que omitimos las veces en las que choqué con ella, claro.

—Hola— corresponde mi saludo. Sin prestarle atención a su esposa, él se quita los zapatos (cosa que me sorprendió porque no suelen usarlos); Emre toma una silla y la coloca delante de la Alfa, allí, se sienta enfrente de ella. La mujer iba a levantarse e irse para otro sitio, pero el Alfa sin pensarlo dos veces, subió los pies encima del sofá, de esta manera rodeándola.

—¿Qué haces? Quítate— reprocha. La alfa está en medio de las piernas del hombre quien la mira con los brazos cruzados.

—No.

Ay Dios, Imri lo está haciendo de nuevo. ¡Esa manía que tiene cuando algo le incomoda es insoportable! Me obliga a querer ayudarlo, ¡no lo soporto!

—¿No creen que...?— iba a decir.

—Ustedes son la pareja Alfa, no pueden simplemente separarse y ya— demanda Imri de repente, por lo que parece, él no necesitaba mi intervención, gracias al cielo porque yo no... —¡Lúa!— me llama de la nada —Diles lo que opinas.

¿Cómo fue?

—¿Qué?— le veo con las cejas en alto. ¡No podría ser más descarado!

De acuerdo, sí. Me iba a armar de valor antes de que él hablara, sin embargo, ahora que Imri me está haciendo esto, ¡se me fue la inspiración!

—¿Qué opinas?— cuestiona la Alfa.

En estos instantes, me dan ganas de cometer homicidio disfrazado de suicidio.

Ay Ra, si no te amara tanto; tu papá habría estado bajo tierra desde hace rato.

—Pongámonos claros— lanzándole una mirada asesina a su hijo, me siento al lado de la Alfa y a los ojos del Alfa —Primero— espero que los shows que veía en la televisión con mi abuela, me sirvan de algo —¿Usted le dijo a Emre que se iría?— le pregunto a la señora.

—No— contesta volteando el rostro.

—De acuerdo— me dirijo a Emre —¿Usted sabe por qué la Alfa está enojada?

Imagino que como la Alfa no tenía a donde ir, fue sencillo suponer que cogería para acá. Por eso el Alfa decidió buscarla en la ciudad y llegó hasta aquí.

—No— ah, no me sorprende.

—¿Qué tal si utilizan algo llamado comunicación?— con ambos dedos índice, dibujo un arcoíris imaginario en el aire —¿Qué tal si lo hacen ahora...?— insisto luego que mi propuesta les entrara por una oreja y les saliera por la otra —¿Ahora mismito...?

—Hablen— secunda Imri. Fabio mientras tanto, se encuentra al margen; él desde hace rato se transformó y ahora mismo está acostado en el suelo con los ojos cerrados. Es de apostar que está dormido.

—Suerte con hacerlo hablar— comenta la Alfa rodando los ojos —Si él no habla, yo tampoco.

Imri, te compadezco.

—¿Por qué cree que su esposa está enojada?— como siempre digo, río para no llorar.

—No sé— se encoge de hombros.

—¡Claro que sí sabe!— reclama boquiabierta —¡Yo no te importo!

—¿Entonces por qué está aquí?— tales palabras se me zafaron de la boca.

Inmediatamente, Emre levantó el dedo índice y me apuntó con él, había aprobación en su rostro. —Vámonos— le indica con todavía su dedo en alto.

—Estás aquí porque me necesitas, no porque me quieres— sentencia frunciendo el ceño —Viniste por la manada.

—Vine por las tres cosas.

—¿Y si es así por qué me tratas indiferente?— suena su nariz —¡Pasas de mí como si no existiera!

—Eso no es verdad.

—Eso es lo que me haces sentir— suena su nariz bajando las cejas —Quiero comprenderte, pero no podré hasta que me expliques qué te pasa.

—Es que...— posa la vista en el suelo —Ni yo mismo lo sé— Emre baja los pies y se echa para atrás, esto para que ella tenga espacio —Está bien— suspira —Si quieres irte, hazlo.

No entiendo, esta situación me molesta de una manera indescriptible; es como si lo que está ocurriendo afectara mi lado personal.

—¿Cómo es que han estado tanto tiempo juntos si no son capaces de hablar frente a frente?— me levanto indignada —¿Creen que está bien? ¡Esto no solo se trata de ustedes, incumbe a las personas a su alrededor: a sus hijos!— chillo señalando a Imri —¿Se han parado a observar la cara de su hijo? Apuesto que no. Simplemente, de la noche a la mañana, hablarán con ellos y con toda la calma del mundo les dirán "Nos separamos", así, sin anestesia ni nada. Para ellos, todo marchaba bien cuando poco a poco el matrimonio de sus padres se estaba derrumbando, ¿creen que enterarse de repente que las cosas no estaban funcionando, se siente bien? Pues no.




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