Soy la mamá de un niño lobo, ¿y ahora qué sigue?

Capítulo 27: Errores que cuestan vidas

No sé si las cosas cambien después de «oficializar» mi maternidad, ¿Imri me tratará diferente? Es claro que él nunca terminará de verme como la mamá del niño, el pequeño tenía una y era Eveling, no podría simplemente suplantarla por más que estuviera muerta.

—Estaba en la mejor etapa de mi sueño cuando tus gritos me despertaron— comenta Fabio mientras que ambos estamos en la mesa del comedor. El hombre se levantó y de la nada empezó a describir lo hambriento que estaba. En pocas palabras me obligó a darle de comer, le dije que se hiciera un sándwich y aquí estamos.

—Estas no son horas de dormir— me quejo desviando la vista.

Imri se encuentra en una de las habitaciones. Como no le ha bajado la fiebre, le recomendé que guardara reposo, espero que el medicamento le sirva.

—¿Sabes? Tenía mis dudas sobre ti, pero lo que pasó hoy fue la gota que derramó el vaso; despejaste todas mis interrogantes— le da un mordisco al pan.

—¿De qué hablas?

—Cuando te conocí, no concordabas con el patrón de Imri— responde con la boca llena —Ahora veo que me equivoqué.

—Explícate— achico los ojos —¿De qué patrón hablas?

—Es simple. A él le gustan las temperamentales, mínimo le encanta que lo dominen— hace una mueca —En resumen, se busca puras ogras, así como tú.

—¡¿A quién le dices ogra?!

O sea, que según Fabio, Imri tiene los gustos marcados... Yo no soy de temperamento fuerte, por favor, soy una masita.

—¿Qué? ¿Eveling era difícil?— me da curiosidad conocer más de la vida de aquel gruñón.

—Uff, más que difícil. Era igualita a ti— el deseo constante de matar a Fabio no puede ser normal —Es más, me atrevo a decir que todas las mujeres de Imri son así. En fin, cómo dije: puras ogras.

—Veo que ya no tienes hambre— le arrebato el plato con la mitad de la hamburguesa —Hablas con demasiada energía.

—¿Eh?— me mira boquiabierto —Lúa, no seas así. Tú preguntaste.

—Deja de llamarme ogra.

—Como usted diga, su benevolente majestad— simula una reverencia —Por supuesto que usted no es una ogra, es una dama que merece mi total respeto.

—Vaya— le paso la comida y él la toma con rapidez —Dime— no podría gustarme menos el chisme —En todo momento has hablado en plural, eso significa que Imri no solo estuvo con Eveling.

—Ajá— asiente con la cabeza, sus manos están cubiertas de grasa —Imri tuvo otra ogra antes de ella, pero no duraron mucho porque él se fijó en Eveling. Realmente su relación no fue tan guao, no se preocupe por eso, su majestad, usted está más buena.

—Fabio, te dejo pasar muchos de tus comentarios porque entiendo que no eres humano...— reprocho molesta —Solo por eso.

—¿De qué hablas?— pestañea varias veces sin entenderme —¿No te alegra saber que eres más sexy que la ex de Imri?

—Ay, ya cállate.

—Y ahora te enojaste, no entiendo a los humanos— se encoge de hombros —Es más, ni siquiera entiendo cómo es que pueden expresar tantas palabras, gastan mucha energía para comunicarse.

—Aprenderás si sigues interactuando con personas lejos del bosque.

Imri me explicó que Fabio no es tan tonto como parece, pasa que a muchos lobos se les complica comunicarse en forma humana al igual que comprender su entorno. Es distinto hablar entre lobos que hablar entre humanos.

Más él que casi nunca sale del bosque, eso hace que sus interacciones no sean las mejores.

—Oye— yo soy la mala que le sigue buscando conversación —Háblame de Larimar— ante mi pedido, Fabio levanta una ceja terminando su sándwich —¿Qué hay de ella?

Algo que no entiendo es por qué me sonaron las campanas cuando la mujer estaba cerca de Imri, había una ligera tensión entre esos dos, el saber si solo es cosa mía es un detalle que pienso averiguar.

—¿Qué quieres que te diga?

—Sabes qué— es hora de probar lo despistado que puede ser.

—¿Estás celosa de ella?

Já. Ni que el hombre me gustara, tengo un solo objetivo y es el chisme.

—Puede ser— toso para seguir con el papel.

—Ay no— se ríe a carcajadas —¡Estás celosa de Larimar! No lo puedo creer.

—¿Qué pasa?

—Es imposible.

—¿De verdad?

—Ambos no se caen bien, y está el caso de Eveling. Por Dios, Lúa.

¿Entonces por qué había tensión?

¿Será que me confundí? No había tensión sexual, sino de otro tipo... Umh, no lo sé, es raro que mis sensores se equivoquen.

—¿Por qué no se agradan?— que ella haya sido la mejor amiga de su esposa, no es excusa para que ambos se caigan mal.

—Explicar eso también es muy simple— da un aplauso —Una amiga intensa, un esposo intenso, una persona que no podía partirse en dos...

—Detente ahí— ¿Cómo que un esposo intenso? No me lo imagino —¿Imri era intenso?

—¿Por qué siento que me estás utilizando para que te hable sobre las cosas que no le preguntas directamente a tu novio?

¿Hasta ahora se dio cuenta?

—Pensé que tú y yo éramos amigos.

—¿En serio?— se extraña arrugando la frente —Porque por un momento creí que no me soportabas.

—No pones mucho de tu parte— espeto levantándome —Está bien, si no quieres seguir platicando conmigo, no hay problema.

Ahora que recuerdo, la Alfa me llegó a comentar que Imri actuaba diferente con Eveling. Sus palabras no eran otra táctica para molestarme, la señora decía la verdad.

—Espera— me llama Fabio cuando estaba a punto de irme, iba a cerciorarme de que todo marchara bien con Imri —De acuerdo, te lo diré— así que era cierto, a este hombre le gusta caer bien.

Para prestarle atención, regreso a la silla y con una pequeña sonrisa, me coloco las manos alrededor de mis mejillas, —Adelante— indico batiendo las pestañas.

—Quien te viera, sí que te gusta Imri, eh— ash, que deje de pensar eso —A ver, la relación de ellos era bonita, hay que admitirlo. Peleaban, se arreglaban al minuto; tenían muchas cosas en común, etcétera, etcétera. Casi siempre estaban juntos y bueno, lo mencionaré de nuevo: Eveling era una ogra e Imri, pues, le iba bien porque mientras que una era "¡Fa!", otro era "¡Fu!".




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