—Caminando, ¡caminando por ahí!
Imri está nervioso. Sé que nos acercamos a su manada porque a medida que avanzamos, el hombre denota más y más el temor que tiene. Me pregunto qué estará pensando, con ese gesto que siempre hace de abrir y cerrar su nariz, es claro que en muchas cosas.
—¡Vamos a la manada de Imri!— sigo cantando a la par que aplaudo un par de veces —Caminando, ¡caminando por ahí!
—Qué entusiasmada estás— comenta quitando del medio una rama que, por lo que parece, se cayó de un árbol cercano —Después de la vez pasada, no supuse que te interesara volver.
—Tenía que volver de todas formas— me encojo de hombros —Sí o sí, me convertiría en tu novia, por lo que tendría que interactuar con tu familia.
—Entiendo— sonríe un poco —Y oye, espero que lo que pasó el otro día no sea un obstáculo para que puedas hablar con la Alfa. No había profundizado en el tema porque tú y yo no teníamos una relación como tal. Pero ahora que la tenemos, me gustaría que se lleven bien.
—Lo intentaré— no le prometo nada. Me hizo sentir mal.
—Lo que pasó fue mi culpa, créeme que de conocerte de otra manera, ella no te habría tratado así— suspira —Ella me conoce, es mi madre y bueno, tenía razón cuando dijo que pasaba algo raro entre tú y yo. Porque sobreentendió que éramos una farsa, no tomó en cuenta tus sentimientos, ya que en primer lugar, no pensó que te importara.
—Dime algo. ¿Ariangely está a favor de que yo vaya para allá?— es imposible competir contra el amor de una madre, también, me pondría triste que Imri se lleve mal con mi papá.
Según me contó Imri, y por lo que pude ver, la Alfa quiere mucho a su hijo. Fue la única que lo recibió con los brazos abiertos cuando regresó. El cariño de una madre no se compara con nada.
—De hecho...— hace una mueca —Ella me ha pedido que te traiga.
—¿Eh?— ¿Por qué no me lo había dicho? —¿Hasta ahora lo mencionas?
—La Alfa no es mala persona, solo que a veces comete errores... muy a menudo— me parece tierna la manera en la que la defiende, pobre —Pese a ello, cuando es consciente que ha hecho mal, trata de arreglarlo. Básicamente, se obsesiona con eso. Por tal motivo es que no te he llevado. Es un poco intensa cuando quiere conseguir el perdón de alguien.
—¿Más que Fabio?
—Umm, no se comparan el uno del otro. Ambos tienen su forma.
—Comprendo.
Me he cerrado mucho a la idea de perdonarla, después del incidente, Ariangely se ha acercado a mí, pero yo me he alejado. Me dolió lo que me hizo porque ella me cayó bien, y pensé que podríamos ser amigas.
Puede que esté siendo dura con ella. Son pocas las personas que buscan el perdón del otro y que ella lo haga, me hace tener una buena idea de su persona. Me dio un vestido que le perteneció a la que era esposa de Imri, sentí su punto, el hombre dice que su mamá creía que no me importaría, y tal vez sea verdad.
¿Por qué me importó tanto?
Él y yo no éramos nada para ese momento, no tenía por qué sentir cosas hacia lo que pudiera opinar su familia.
¿Entonces, por qué...?
Oh, no.
Yo sí sé por qué.
Además de estar indignada, estaba celosa porque me había acostumbrado a la presencia de Ra e Imri.
Con las cejas bajas, detuve mi paso en seco, lo que despertó la atención del hombre, quien dio media vuelta confundido. —¿Pasa algo?— pregunta devolviéndose.
—Me sentía sola— jugueteo con los dedos —Ahora es que me doy cuenta de eso— existen diferentes tipos de sonrisas, la que estoy mostrando en estos momentos, es una melancólica. Mi comportamiento no podría ser más cuestionable, tenía celos de alguien que ya murió. Todo porque no quería que me arrebataran lo que estaba teniendo.
Dios, soy horrible.
No, ¡era horrible! Estoy cambiando, me estoy esforzando. Todavía me falta mucho, pero de corazón lo intento.
—¿De qué hablas?— me toma de los hombros.
—Yo...
—¡El poderosísimo Rem, hace su entrada!
Una voz sale de entre los árboles, en un parpadear de ojos, un chico saltó de una de las ramas dando una voltereta en el aire y cayendo enfrente de nosotros. Imri, desde que lo vio, hizo una mueca de desagrado tremenda.
—¡Hola!— saluda el joven acercándose. Básicamente, ignoró la presencia del hombre y optó por hablarme a mí.
Ha de ser uno de los hermanos de Imri, se ve bastante joven a comparación de él y Onil, pero el parecido es innegable. Más con el primero que con el segundo, ambos se parecen mucho a Emre.
Este, que por lo mencionado, se llama Rem. Es un muchacho de cabello negro y los típicos mechones grises que caracterizan a solo algunos de los lobos; parece que es un rasgo heredado de Emre, ya que Ariangely no lo tiene. Sus ojos son comunes, tan marrones como los troncos de los árboles que tengo cerca. El color de su piel es igual a la de su mamá, un poco más clara que la de Imri.
Y bueno, por sus expresiones y su excéntrica entrada, se nota que no es alguien normal.
Ay, santo cielo.
—¿Tú qué haces aquí?— le pregunta Imri, mientras que este me mira de todos los ángulos; hay curiosidad en su rostro —¿Por qué no estás con Onil?
—¡Por el día de hoy, fui una persona libre!— clama entusiasmado —Como se me tiene prohibido ir a la ciudad, él me ordenó que me quedara. Parece que fue a como siempre, espiar a su mujercita— ríe caminando alrededor de mí, su mirada tan pendiente me pone nerviosa —Y ella, ¡debe ser Lúa!
—Deja de hacer eso que la espantas— Imri se dio cuenta de mi mueca, así que lo agarró del hombro y lo apartó a unos centímetros de mí —Lúa— me llama echando un muy largo suspiro —Él es Rem, tiene dieciocho años y junto a Cristal, es el último de mis hermanos.
—Tu novia tiene una mirada asesina, me da miedo— comenta, ¿y qué?
¿Cómo que le doy miedo? ¡¿Pero y este chamaquito de dónde salió?!
—¿Cómo así?— sonrío dándole un pequeño toque en el hombro —Entonces eres hermano de Imri, antes de que él lo dijera, les noté un leve parecido.