En el anterior capítulo de «Lúa, mi hermosa Estrella»:
Imri y yo decidimos pasar por su manada para ver qué podíamos hacer para que su relación con el Alfa mejore, pero no pensamos que nos encontraríamos con unos pequeños inconvenientes. Bueno, no tan pequeños, porque no sé por qué tengo el presentimiento de que esta linda manada de lobos, se irá al desastre.
Y es poco decir, Imri está al borde de un ataque que no termino de comprender.
¿Por qué es tan malo que Cristal esté embarazada de un Alfa?
¿Será...?
Ay, diablos.
Ya entiendo.
—¡Él me engañó!— grita la chica sonando su nariz —¡No tenía idea de que se trataba de un Alfa, te lo juro! Creí que era un lobo normal, y nunca me demostró lo contrario.
—Dime— respira profundo —¿De cuál Alfa te embarazaste?
—Del Alfa Raviv— se estruja los ojos con dolor en sus palabras —¡Si los Alfas se enteran, se van a enojar mucho!, ni hablar de la Alfa Dahiana, ¡ella me matará! ¡¿Qué hay de mis cachorros?! Con su poder como Alfa, se los va a llevar a su manada y nunca volveré a verlos. ¡Tengo miedo, Imri! Eres el único que puede ayudarme— voltea hacia mí —Por favor, no seré una carga— me suplica al borde de las lágrimas —Serán pocos meses, prometo que aunque no sepa de habilidades domésticas, aprenderé lo necesario para que mi presencia no les pese.
—Oye, no llores— me da pena verla así. Para ver si se calma, yo la rodeo con los brazos y la acerco a mí —Tranquila, ya verás como las cosas se van a solucionar.
—Así que del Alfa Raviv— y ahí vuelve a tomar aire —Primero, no te llevaré conmigo.
—¡¿Qué?!— se le tira encima apretándole la camiseta —¡¿Cómo es eso?! ¡No seas así, hermanito!
—¡Nuestra manada no se caracteriza por huir!
—¡Al diablo la manada, es de mis hijos que estamos hablando!
¿Pero qué derecho le da a ese tal Rábano, de quedarse con el o los bebés? Tenía entendido que un Alfa no era un jefe, sino más bien, un guía.
¡No me quedaré al margen de esta injusticia!
—A ver, dime— la toma de los hombros —¿Ese tipo te obligó a algo?
—¿A qué te refieres?— baja las cejas.
—Ya sabes, si te obligó a estar con él.
—¿Qué? ¡No! Solo me engañó— se echa para atrás —Me dijo que se llamaba Río.
—¿Mientras pescabas? No, pero qué original.
—¡Pues yo me llamo Cristal!, ¿qué quieres que te diga?
—A ver, dale mente— le sostiene los brazos para que deje de moverse y lo mire directo a los ojos —De alguna manera debió abusar de ti.
¿Pero por qué supone eso?
—Imri, ¡te estoy diciendo que no!
—¡Estoy hablando en serio!— no lo había visto tan enojado, ni siquiera cuando creyó que me había robado a Ra —¡Vamos, haz memoria!
—¡Imri!— le llamo. No puedo soportar la sensación que me produce ver esto —La estás presionando, tal vez no ocurrió nada de lo que piensas.
—Sé de lo que hablo— frunce el ceño —¡Un Alfa con manada y esposa incluida, es obvio que se quiso aprovechar de mi hermana! No todos son así, pero es normal que esa gente sea manipuladora. ¡Nada importa más que ellos y su manada!
—Él dijo que me quería— musita mordiéndose el labio.
—Lo sé— cambiando su tono por uno más apacible, Imri la abraza, quedándose la chica refugiada en su pecho.
—Ahora que lo razono con más detenimiento, es cierto— vuelve a sonar su nariz —No puedo decir que todo lo que pasó, fuera sin mi consentimiento. Pero a veces tenía actitudes cuestionables— que no me diga que Imri tiene razón —A pesar de que ahora que lo analizo, para él nuestra relación no era tan importante, no dejaba de preguntarme si estaba frecuentando a otras personas e incluso, me guardaba con mucho recelo; decía que era suya.
Ese tipo no me da buena espina.
—Mira, tenemos que notificar al Alfa de esto. No vas a salir de tu hogar, para escapar de ese imbécil.
—Al Alfa— lanza una risotada —Al que le vale mierda lo que nos ocurra, por favor, Im. Sé más sensato.
—No digas eso. Él solo se ha comportado de esa manera en el último año, ¿ya no recuerdas cómo era?
—De nada sirve lo que hacía en el pasado, si ya no lo hace ahora— echa un suspiro —Ya pensé en todas las alternativas, y el único plan bueno que se me ocurrió fue este: ustedes me llevan consigo, y vuelvo ya cuando mis cachorros estén grandes. En el transcurso que esté fuera, podría decir que me embaracé de un lobo que conocí en la ciudad.
Por mí no hay problema que la llevemos con nosotros, pero no parece que Imri quiera hacerlo. Él es muy fiel a sus ideales.
—Dime— desvía la vista —¿Por qué me elegiste para contarme tu secreto?
—Te diré la verdad— que no sea una que duela si es mucho pedir —No quería involucrar a las lobas en este asunto, es un Alfa, no las quería meter en problemas. Sobre los lobos, el caso era más complicado: Onil es demasiado inflexible, primero me gritaría, luego le gritaría a no sé... ¿Los cachorros?, y por último, se encargaría de buscar al Alfa Raviv y agravar las cosas. Rem tiene la cabeza más hueca que un coco, Samuel es un estúpido pacifista y ya con los demás no tengo la suficiente confianza como para pedirles esto. Luego de estar al borde de una crisis, se me ocurrió el plan de abandonar el bosque, en este tú y tu novia me ayudarían.
Entonces Imri fue su última y más rebuscada opción.
—Entiendo que no pensaras en mí desde un principio, yo nada más soy el exiliado— baja la vista por unos segundos —Te prometo que saldremos de esto y nadie te va a quitar a mis sobrinos, ¿de acuerdo?
—Lo siento— aprieta los puños —No tengo el derecho de pedirte ayuda tomando en cuenta el cómo te he tratado— se pasa las manos por los ojos —Solo... estaba molesta por lo que tu ausencia provocó.
—No es momento de hablar de eso— Imri se aleja unos centímetros —Mira, buscaré al Alfa y le contaré la situación; le diré lo mismo que me dijiste: que él nunca te contó que no se trataba de un lobo común, y que se presentó con otro nombre. Estoy seguro de que te va a entender.