Soy la mamá de un niño lobo, ¿y ahora qué sigue?

Capítulo 49: Una manada peligrosa

A lo largo de mi vida he conocido a muchos tipos de personas: extrovertidas, introvertidas, tímidas, sociables, seguras e inseguras. No obstante, cada que entro a un nuevo episodio de las extensas temporadas de mi vida, quedo maravillada por lo variable que son las personalidades de las personas y el cómo pueden cambiar de un momento a otro dependiendo de las emociones que tengan en el momento.

Un ejemplo que para nada tiene que ver con esta situación:

Digamos que conozco a un lobito lindo, y de paso me enamoro de su gruñón, pero atractivo y agradable papá; nos va muy bien, me encanta estar con ellos. Así que un día, ¡como cualquier otro! Tenemos una cita muy normal en el bosque y pum, de la nada viene su hermana a decir que se embarazó de un hombre casado que además es el Alfa de una manada. Un caso bastante normal y que aunque se parezca a nuestra situación, no tiene nada que ver.

Solo es un ejemplo.

El punto es que intentamos platicar con el papá de mi novio, me ignoró de una manera bastante fea y hasta hice el ridículo. Ejemplificamente, y omitiendo la parte que quería treparme a un árbol; de tener una personalidad serena, pasó a querer matar al tipo que se acostó con su hijita y la embarazó a base de engaños en donde ocultó su identidad y sus objetivos.

Diciéndolo así, es razonable que quiera matarlo.

Digo, es un ejemplo.

Ay, ¿qué quería decir con todo esto? Me perdí.

—Oiga— Imri llama a su papá mientras que lo seguimos por el bosque. Por la postura que tiene Emre, no creo que le interese compartir ideas en estos momentos, con esa mirada asesina... mejor ni hacerlo enojar más de lo que está —A muchos Alfas no les va a agradar su decisión, sabe que todas las manadas tenemos un pacto de paz; que quiera asesinarlo, nos pone en una situación complicada.

Sin decir nada, el hombre llega hasta donde habíamos dejado a Cristal. La chica estaba esperando a que habláramos con su papá, así que desde que nos vio se acercó a nosotros con bastante nerviosismo en su rostro.

—Al...— iba a decir cuando Emre la tomó de los hombros.

—Tú vienes conmigo— le habla y ella levanta las cejas mirando a Imri de reojo, este le hace varias señas resumiendo todo lo que hicimos, señas que no pudo entender. Ni yo misma sé cómo pude hacerlo —Iremos a la manada de ese tipo, y tú me vas a acompañar.

Esta es de las pocas veces en que lo oigo diciendo tantas palabras.

—¿Eh? ¿A qué vamos para allá?— ay, no, está aterrada.

—Sígueme— se aparta y continúa caminando. La manera en la que evade una pregunta, me parece sorprendente.

—Imri— llama a su hermano.

—Quiere matarlo— vaya, qué directo.

—¡¿Qué?!— de un grito, ella corre hacia Emre, y le jala de su abrigo con el «Alfa» escrito en la espalda —¿Cómo que quiere matarlo? ¿De qué habla?

—Hace algunas semanas, lo encontré en mi territorio. Le pregunté qué hacía por estos alrededores y le dije que no lo quería ver metiendo las narices en tierras que no eran suyas. Dijo que no se percató por donde caminaba y se marchó, decidí dejarlo pasar— va frunciendo el ceño más y más —Si hubiera sabido que andaba de coqueto con mis cachorras, le habría arrancado la cabeza en ese mismo instante. No lo hice esa vez, lo haré ahora.

—No andaba de coqueto con sus cachorras, andaba de coqueto con solo una: la de ojos bonitos— se señala a sí misma —Yo... amh, no puede simplemente ir y meterse en problemas por mi culpa. Además de que bueno, que quiera matar al papá de sus futuros nietos, no es una opción.

—¿Te enamoraste de él?

—A-Al menos de la persona que mostró ser— baja la cabeza apretando los puños —No sé quién sea Raviv, a ese no lo conocí— suena la nariz —Asumiré las consecuencias que usted decida, pero por favor, no trate de asesinarlo; no exclusivamente por mí, sino por los niños que nacerán y por el futuro de la manada.

—De acuerdo— asiente reanudando su paso.

El alfa se veía enojado, sin embargo, cambió de opinión en cuanto habló con su hija. Tiene más control emocional de lo que pensaba, validó los sentimientos de la chica y desistió de su idea inicial.

Imri y yo, como buenos espectadores, le seguimos el paso hasta llegar al centro de la manada. Los lobos que estaban cerca, alzaron la vista con dirección a la del Alfa. Este se situó en el centro del sitio y desde que levantó su dedo índice apuntando el cielo; todos se levantaron y lo rodearon.

—¿Dónde está Ariangely?— cuestiona observando su alrededor. Nadie le sabe responder con claridad.

—Dijo que quería estar sola— contesta Imri en voz baja.

Ella no se veía nada bien.

—¿Entonces nadie sabe en dónde está?— arruga la frente —De acuerdo, la buscaré luego.

¿Es impresión mía o la gran mayoría conserva una expresión de impacto? Hasta yo lo estoy, no pensé que vería a Emre con tanta soltura.

—¿Y Onil?— tsh, mínimo es su hijo favorito —¿En dónde está?

—Dijo que se iría a la ciudad— contesta un hombre que no había visto antes. No sé si sea familia de Imri o un lobo como Larimar. Él tiene el cabello castaño y largo hasta el cuello, está atado en una cola suelta —Volverá mañana en la mañana.

—Comprendo— respira profundo —Tengo un aviso que hacerles— a la cuñis le está por dar un ataque de nervios —Pronto tendremos nuevos integrantes: Cristal está embarazada.

Buen truco, dar primero las buenas noticias para luego estallar la bomba. Si ese fue su plan, funcionó. Los presentes empezaron a felicitar a la chica con una sonrisa y con alegría en sus rostros, hasta la abrazaron y todo.

—Eso sí— continúa Emre —El problema radica en el padre del o los lobeznos. Cristal se embarazó del Alfa Raviv.

Y ahí está. La expresión de todos dio un giro enorme; de estar felices, pasaron a estar horrorizados.

—¡¿Qué?!— una de las hermanas de Imri, de la que no recuerdo su nombre, no se pudo aguantar y la sacudió de los hombros —¡¿Cómo que te preñaste de un maldito Alfa?!




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