Soy la mamá de un niño lobo, ¿y ahora qué sigue?

Capítulo 57: Amigos o enemigos

Vivimos en una realidad en la que cualquier indicio de sentimientos en una persona es considerado como algo «sensible». A estas alturas del juego, mientras más demostraciones de sentimientos que hagas ante situaciones que evidentemente te molesten, más sensible eres a los ojos de la gente.

Si mis conocidos me describen como alguien descriptivo, no tienen idea de lo que sucede dentro de mí. En pocas palabras, así como soy de intensa por fuera, soy increíblemente peor por dentro.

No puedo evitarlo, ¡a veces me resulta imposible controlar tantos pensamientos que se me cruzan en la mente! Estoy enojada, superenojada; también preocupada, superpreocupada. ¡No tengo un punto medio, no existe un balance dentro de mí!

Jamás he podido comprender por qué las personas suelen ser tan despiadadas, se excusan diciendo que su personalidad es así cuando no es verdad. ¡Nadie es así! Todos modificamos nuestra conducta basándonos en nuestro entorno.

Oh, claro. Métete con la pobre, dulce y preocupada Lúa; ¡agárrala en un momento bajo!

—Mami.

No he parado de dar vueltas por toda la sala. Ra, en cambio, me ha seguido como si se tratase de un pequeño pollito detrás de la mamá gallina. Como estaba tan molesta y preocupada al mimo tiempo, no me di cuenta de eso hasta ahora.

—¿Qué pasa?— giré un poco para hablarle.

—Sigue, sigue— me empuja con sus pequeñas manitas.

¿Acaso la crisis que estoy teniendo le resulta divertido? Oh, claro. Me llamó porque me detuve, quiere que continúe caminando.

—¿Crees que la manada esté bien?— le pregunto reanudando mi paso —¡Por más que sea tu tío, Onil me cae horrible!

—Oni malo— hace el trencito conmigo.

Mientras más lo conozco, peor me trata. No recuerdo que se haya comportado de una manera similar cuando nos conocimos. Es probable que actúe a la defensiva por temor, ¿quién sabe? Lo único que sé es que habrá que buscarle vacuna para su rabia.

Imri se marchó anoche, no ha regresado y no he sabido nada de él. Sí, en otra ocasión lo habría ignorado si no fuera por la manera en la que se fue. Porque vamos, él ha durado varios días fuera de aquí y yo no he tenido problemas con eso… No muchos. Pero ahora, es diferente.

¡Muy diferente!

No olvido la última vez en la que se peleó con alguien, esa persona se trató de Onil y bien que no lo dejó tan bien que digamos. Los lobos son agresivos, he visto peleas de perros y sé bastante bien cómo atacan: apuntan al cuello.

¿Qué tal si está malherido?

Tengo un mal presentimiento. Por más que Onil no me hubiera dicho mucho, sus gestos fueron suficientes para deducir que las cosas no andan nada bien.

Todavía no he aprendido a tratarlos, sin embargo, podría sonar prejuiciosa o lo que sea, pero ellos son lobos después de todo. Hay que ser realistas y aceptar que somos diferentes respecto al modo en el que actuamos, mientras que nosotros los humanos buscamos llegar a la resolución de un conflicto basándonos en la plática, ellos simplemente se atacan y listo, ¡solucionado todo!

Yo soy más fuerte, tú más débil.

¡¿Por qué son así?!

¡No! ¡No puedo quedarme de brazos cruzados y con la incógnita de sí algo malo le sucedió a mi novi-lobo que tanto quiero! ¡Debo hacer algo!

De quedarme un segundo más en estas cuatro paredes, ¡voy a enloquecer!

“Si tanto quieres saberlo, averígualo tú misma”.

¡Es un completo imbécil!

—¡Ya me decidí!— se me pasó que Ra me estaba siguiendo, así que al detenerme, el niño chocó con mi trasero.

—Auch— dice frotándose la frente.

—¡Ra!— le llamo cargándolo —Mami ha decidido algo.

—¿Umh?

—¡Fei!

Abandonando la sala, me marcho hacia su habitación y al entrar sin importarme que la puerta esté cerrada, veo como él se está abotonando una camisa para nada casual. El tipo de vestimenta que porta no es en absoluto para estar en casa, ¿a dónde va?

—Por más que sea tu apartamento, ¡¿por qué no puedes tocar la puerta?!— abuchea terminando de vestirse. El hombre se acerca al espejo y enfrente de este se rocía de un frasco de colonia que había allí —¿Qué quieres?

Para complacerlo; salgo de la habitación y cierro la puerta delante de sus narices —¡Toc, toc!— grito girando los ojos —¡¿Puedo entrar, señor Fei?!

—Claro, adelante— la abre achicando los ojos.

La cara confundida del niño no tiene comparación.

—¿Contento?— me adentro sentándome en la cama —¿Y qué? ¿Por qué tan cambiado?

—Me llamaron de mi agencia, quieren verme— sonríe peinándose el cabello un par de veces.

¿Tenía que ser justo ahora?

—¿No puedes posponer la cita?

—¿Qué quieres?

—Es primera vez que te lo pido— no quiero arrepentirme —Voy a la casa de los papás de Imri, parece que sucedió algo malo y por ello no veo conveniente llevar a Ra conmigo.

—Entonces quieres que te lo cuide.

—Así es— considerando su cara, no le veo tan interesado en aceptar —Será cuestión de un par de horas, te lo prometo.

—Sabes lo mucho que me agrada el niño, pero…— detesto esa palabra —No puedo llamar a mis agentes después de tanto tiempo y pedirles que pospongan nuestra reunión. ¿Qué pensarían de mí si lo hago? Es un riesgo que no puedo tomar, necesito asistir.

—¿No quieres cuidar a tu ahijado?— parpadeo un par de veces viendo como él levanta ambas cejas.

—¿Mi qué?

—No sabía que eras de la clase de persona que rompía el corazón de un pequeñito con tal de perseguir sus plásticas y vacías metas.

—Lúa, no hagas esto— niega con la cabeza —Estás cayendo bajo.

—Te tendí la mano cuando nadie más lo hizo— me levanto dejando a Ra en la cama.

—Y no sabes lo mucho que te agradezco por eso. Me acordaré de ti cuando vuelva a ser popular.

—¿De qué sirve devolver un favor cuando lo tienes todo?

Él se queda en silencio. Se me queda viendo en lo que analiza, no sé qué diablos; conozco su mirada juzgona como para temerle —A ver, Luna de mi corazón, siéntate— me obliga a hacerlo empujándome de los hombros. Fei, en cambio, se pone de cuclillas apoyando los brazos en mi regazo —¿Imri te dijo que fueras?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.