Soy la mamá de un niño lobo, ¿y ahora qué sigue?

Capítulo 62: Una realidad distinta

Ha pasado mucho desde la vez que encontré a Ra en el bosque, recuerdo la manera en la que el pequeño lloraba cuando nos conocimos; al mismo tiempo, también me acuerdo de lo rápido que me llamó mamá. Pienso que combinando mi voz con el modo en que lo trataba, hizo que en su pequeña mente de niño, él de verdad creyera que me trataba de Eveling. Me pregunto si en la actualidad es así.

Jum, me da gracia como al principio creí que se trataba de un niño abandonado. Es gracioso tomando en cuenta lo mucho que todos lo aman, incluyendo obviamente, a su papá.

«¡No he pegado el ojo en toda la noche buscando a mi hijo como para que ahora me venga enterado que se consiguió mamá!»

Y no solo se consiguió mamá, le consiguió una novia muy bonita a su papá.

Vaya, nunca pensé que viviría en esta realidad. Desde que encontré a Ra, conocí a Imri, el niño se me enfermó por primera vez, cuando se transformó por primera vez, cuando el hombre me dijo «te quiero», cuando… finalmente acepté que eran mi familia.

Ha pasado mucho.

—¿En qué tanto piensas?— como Elaine terminó con Imri, en estos momentos nos encontramos a solas. Él está recostado, mientras que yo me sitúo a su lado.

—Ump, en muchas cosas— sonrío un poco jugueteando con su cabello —¿Te sientes mejor?

—Sí, ese calmante me salvó— pone su mano encima de la mía, todavía le estoy acariciando la cabeza —Todo está bien, ¿verdad?

«Imri no es solamente masoquista en sus relaciones, lo es en todos los sentidos».

Cielos, ¿quién diría que unas palabras de Fabio acabarían resonándome tanto? Y es que, puede que mi inoportuno amienemigo tenga razón. Imri es muy complicado, hasta más que yo.

—Para ser sincera, no— es mejor que sea clara con él —Im, ven conmigo.

—Lúa…

—No, escúchame— mi mano derecha está sobre su cabello, su mano derecha sobre ella y ahora, pongo mi otra mano en la suya —Tal vez esté equivocada y que te esfuerces para ganarte a Emre no sea la mejor opción. ¡Llevas dos años detrás de su aprecio y simplemente te ignora de la peor manera! Mira lo que hiciste, saliste lastimado para protegerlo y sin importar eso…— no quiero ser muy dura con él —Emre vino y ni siquiera preguntó cómo estabas, solo se fue hacia una dirección desconocida. ¡Soy superfría con mis planes! A estas alturas deberías saberlo, así que por eso admito que me equivoqué, me doy por vencida.

Me esperaba una reacción distinta a quedarse callado mirando hacia arriba; su rostro luce melancólico. No quería ser tan dura, pero creo que sí lo fui.

—Que te des por vencida, ya es mucho decir— suspira sentándose —Tienes razón, creo que el Alfa nunca me perdonará por lo que hice, ya debería empezar a vivir con eso.

—Eres una buena persona— le tomo de los costados del rostro para que me mire directo a los ojos —Si Emre no sabe ver eso en ti, y solo se estanca en el pasado, ese es su problema; no el tuyo— o el nuestro.

—Me pregunto qué estaré haciendo mal— deja caer la vista.

—«¿Qué estará haciendo mal, él?», querrás decir. ¿Por qué tú? Nada— acercándolo más a mí, le doy un gran beso en la frente —Estás herido, si sucede algo como una invasión o algo así, no podrás hacer algo al respecto. Vámonos a casa, ¿sí?— estoy esperanzada porque diga que sí —Déjate consentir por tu Luna Lu.

—Umm— ay, que no lo piense y que diga que sí.

—Piénsalo. Tú, Ra y yo acostados en la comodidad de la cama; yo dándote tu medicina con mucho amorsh y con una dosis especial de besos…— con aires coquetos, froto la punta de mi nariz con la suya —Y de otra cosa.

—Está bien, me convenciste— refunfuña abrazándome, él apoya el mentón encima de mi hombro —Quiero estar contigo.

—Te gustan mucho mis besos, eh. Ya no tengo que usar la comida para sobornarte— río sintiendo su respiración tibia sobre mi hombro.

—Tal vez.

—¡¿Cómo que tal vez?!— él y sus bromitas —¡Mis labios son lo mejor que han probado tu boca desde que naciste!— con respeto a Eveling y puede que a los senos de la Alfa —Solo mira qué apetecibles— me separo de él sonándolos varias veces —Qué…— Imri me interrumpió con un beso, nos unimos por unos segundos hasta que volvimos a separarnos.

—Es increíble como tus labios siempre saben dulces— comenta pasándose ligeramente la lengua por la boca.

Oh, eso se debe a mi brilla labios de algodón de azúcar; los uso desde que tenía quince años.

—¿Qué te digo? Es que soy tan amorosa que mi propio cuerpo lo refleja.

—Siempre me sorprendes— alza las cejas —Y bien, ya que nos vamos. ¿Dónde está Ra? Tengo rato que no lo veo.

—Está jugando con los demás cachorros. Mejor lo busco.

—De acuerdo.

Esta vez, para salir de la cueva, doy media vuelta, de modo que mi rostro le está dando la frente a Imri. El hombre, al percatarse de mi acción, se extrañó bastante. —¿Qué estás haciendo?— pregunta viéndome marchar.

—Descubrí que era más cómodo salir de espaldas— sonrío esperando una respuesta.

—¿Eh? ¿Quién te dijo eso?— ay, pero hay que verlo —¿Cómo sales sin ver por dónde vas?

—No es como si la salida quede superlejos, está a unos cuantos pasos.

—Te puedes lastimar, mejor sal… como antes. Con tu… espalda hacia acá.

¿Y esas pausas?

—¿No será qué quieres otra cosa?— no olvido cuando tuvimos aquella cita en la que me incitó a que entrara primero por los atajos que atravesamos —¿Mirar otra cosa…?

—¿Qué estás insinuando?— se lleva la mano al pecho —Lo decía por tu bien. ¿Cómo voy a querer mirar otra cosa además de tu resplandeciente cara? Brillas más que el sol.

Bien que sabe por dónde agarrarme.

—Fingiré que te creo— achico los ojos.

—¡Dame una L! ¡Dame una U! ¡Dame una A!— vitorea acostándose —Ya, ya. Vete a buscar a Ra— esa sonrisita —Yo te esperaré aquí.

—Vuelvo en un momento.

—Y como te vas de espaldas, entra también de espaldas. Ya sabes, para comprobar tu teoría de que ese modo es más cómodo.




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