Capítulo 17
.*Anna*.
—Anna —se puso de pie y por primera vez desde que llegue tuve miedo —Sola dame la oportunidad de demostrare cuanto te amo —me abrazó y para no hacerlo enojar no me aleje, pero tampoco le correspondí.
—No me obligues a casarme contigo y te daré esa oportunidad —murmuro contra su pecho y él se aparta como si lo hubiese golpeado.
—No puedo hacer eso —me dio la espalda —Yo no quiero que te conozcan como mi amante, quiero darte tu lugar, como mi esposa y Luna Sup...
—¡YO NO QUIERO SER NADA TUYO! —levanté la voz para hacerlo callar. —No quiero ser ni tu amiga, ni tu amante y mucho menos tu esposa.
«Ana, respira profundo. El que se enoja pierde» —me repetía para tranquilizarme.
—Adolfo, todavía estás a tiempo. Eres un hombre muy poderoso y muy guapo, millones de mujeres estarán encantadas de compartir una vida contigo, te lo aseguro.
—Lo sé —afirma con demasiada seguridad.
«Qué "humildad" la de este hombre».
—Pero entre todas esas mujeres te quiero a ti —agrega aun de espaldas a míponiendono tengo nada de especial —le aseguré y él se volteó. Como era un hombre muy alto, casi de un metro noventa tuve que levantar la cara para verlo a los ojos.
—Para mí eres la persona más especial del mundo —acarició mi mejilla y su iris cada vez estaba más dorado que azul.
*'Recuerda lo que pasó anoche, no lo vayas a molestar otra vez'* —me advirtió esa misma voz que vengo escuchando desde la mañana.
—Tengo un carácter de los mil demonios —reconozco a ver si de una vez por todas se decepciona de mí, pero la reacción que obtuve no fue la esperada; en vez de ponerse serio soltó una carcajada muy sonora.
—Eso no es problema, yo soy igual —ruedo los ojos.
—Soy la última persona en el mundo que te traería felicidad —hice énfasis en esta oración a ver si por fin entendía lo que quería darle a entender.
—En eso estás equivocada, tú eres la única que puede cambiar mi forma de ser —hale las hebras de mi cabello.
—¡Ya me cansé! —chillo de la frustración —¿Cuál es tu problema? ¿El cerebro no te funciona correctamente? Te he rechazado de mil maneras y no captas mi mensaje ¿Cómo tengo que hacerte entender que mi corazón ya tiene dueño? Yo estoy enamorada de Luis Mi...
—¡ESO NO PUEDE SER CIERTO! —me sobresalte ante su grito. —¡TÚ SÓLO ME PUEDES AMAR A MÍ! —me tomó por la cintura con una mano y con la otra agarró mi barbilla para que lo mirase a los ojos —Olvidaré lo que acabas de decir si me dices que me amas solamente a mí.
«No te amo, para mí eres la peor de las escorias que a puesto un pie en la tierra» —me moría de ganas de restregarle eso en la cara, pero por mi seguridad y la de mis abuelos preferí mantenerme callada.
—Estupendo —dice luego de reírse sin una pizca de humor. —Espero que con esto aprendas a medir tus palabras —El miedo llenó cada célula de mi cuerpo al ver como sus ojos se volvieron negros como los de un animal salvaje.
—Yo no he dicho nada —me defiendo.
—Lo pensaste, que es lo mismo —no puedo evitar mirarlo como si estuviese loco —Puedo leer tus pensamientos, querida —explica y siento como toda mi sangre deja de circular por mi sistema.
—¿Qué... clase de... criatura eres...? —tartamudeo presa del pánico.
Él me pega más a su cuerpo y una sonrisa lujuriosa se dibujó en su cara al sentir mi miedo.
—Quería hacer las cosas por las buenas contigo —pasa su lengua por una de mis mejillas, barriendo las lágrimas que no sabía que estaban brotando de mis ojos —pero por tu bocaza ahora la jodida serás tú —de un tirón rompe toda mi ropa. —No te imaginas todo lo que haré contigo —rozó la comisura de mis labios con su mano.
—Alejate — intento recuperar mi espacio personal, removiendome en sus brazos, pero es tan grande y fuerte que por más que lo empujo no se mueve.
—Sabes lo que disfruté al entrar por primera vez en ti —el recorrido de su mano por mi cuerpo se volvió demasiado doloroso y brusco. Como
—Me...estás lastimando —sollozo por el exceso de presión que estaba ejerciendo.
—Te quiero debajo de mí —gruñó en mi oído y recuerdos desagradable inundaron mi cabeza. Porque si a él lo excita mi resistencia quería decir que también era como el desgraciado de mi papá y su amigo.
—No por favor —digo con un hilo de voz cuando las lágrimas se apoderan de mis ojos.
—Ya no eres tan valiente —inspiró el aroma de mi cabello —Y antes de que grites por ayuda, te informo que nadie vendrá auxiliarte, aquí nadie se atreve a desobedecerme y mucho menos desafiarme.
Sin más tomó la parte trasera de mi cabeza y me besó a la fuerza. Yo cerré los ojos, ahogando mis sollozos, mientras mis manos lo golpeaban, con todas mis fuerzas, para que me soltará, aunque sabía de ante mano que era inútil.
Sus labios no dejaron de moverse alrededor de los míos ni siquiera para tomar aire, por lo que mi boca quedó llena de su asquerosa baba.
—Jamás te dejaré ir —susurró —lo mejor que puedes hacer es no luchar conmigo y que empieces a disfrutar de mis caricias.
En lo que mi cerebro escuchó la misma frase que utilizó ese cerdo mi cerebro recordó todo lo vivido ese día.
*Flashbacks:
–Tu padre dijo que eres virgen ¿Es cierto? –preguntó él cuando llegamos a un asqueroso y sucio motel.
Yo solo asentí con la cabeza porque la voz no me salía, ya que no he dejado de llorar desde que me monte en su carro.
Primeramente porque sabía lo que me esperaba y lo segundo porque me partió el alma ver a mi hermana corriendo detrás del auto cuando éste arrancó. En ese momento quise bajarme y correr para alcanzarla, pero si lo hacía papá se enojaría muchísimo y debía protegerla de su ira.