Soy la mate del alfa

Cap 30

Capítulo 30

 

.*Adolfo*.


La noche transcurrió muy lenta para mí gusto y fue peor de lo que me imagine; tuve que aguantar las desafinaciones de Josefina mientras cantaba rancheras, sin mencionar que me empujaba y pisaba cada vez que podía.


También me vi obligado a observar un maratón de dramas coreanos, que incluyeron: “Eres mi estrella”, “Pinocchio”, “La leyenda del mar azul" y "Scarlet ryeo".


«Las mujeres pueden llegar a ser muy extrañas» —fue lo que pensé cuando tanto Josefina como Anna lloraron a mares con ese último drama.


Y por si fuera poco tuve que soportar las descripciones tan explícitas de las facciones de los actores masculinos más aclamados de México y Corea: "Sebastian Rulli es súper sexy",  "Mira lo tierno que se ve Lee Jong Suk", "Los labios de Lee min ho me traen loca", "Yo quiero tener un guardaespaldas como Ji Chang-wook"...


Por supuesto yo estaba asqueado y celoso de escuchar todas éstas estupideces. Yo soy un hombre mucho más guapo y musculoso que esos idiotas, pero ninguna de las dos pudo comentarlo siquiera.


«Tendré que presentarme de nuevo sin camisa frente a Anna para refrescarle la memoria» —No dejaba de repetirme una y otra vez esas palabras para sentirme un poquito mejor mientras las escuchaba y veía como babeaban por esos actores.


El resto de la madrugada consistió en bailar, llorar, reír, pintarse las uñas, pintarme las garras, colocarme unos ridículos moños rosas, usarme como modelo de ropa, lanzarme los zapatos de Sophie para que los mordiera (cosa que no hice), empezar una pelea de almohadas, en donde yo era el principal objetivo, y por último ver el concierto en vivo de BTS.


«Quedarme fue una completa perdida de tiempo» —me queje cuando ambas cayeron dormidas, porque después de todo lo que tuve que tolerar no hablaron nada sobre mí.


*'No todo fue perdido, mira a la mujer que duerme a tu lado y dime que no pasarías por lo mismo de anoche con tal de estar a su lado'*.


Mi vista recayó en esa hermosa mujer de piel color canela y mi corazón se aceleró, las mariposas en mis estómago empezaron a revolotear y mi cerebro a idear una vida a su lado.


«Tienes razón, con tal de descansar al lado de la mujer más maravillosa de esta tierra sería capaz de lo que sea».


Para cuando amaneció me sentía tan feliz que no puedo evitar despertarla a besos, en este caso lenguetasos.


—¡Velika, ya basta! —Se queja cuando se comienza a despertar. —Quiero seguir durmiendo —Dice en medio de un bostezo, pero yo sigo lamiendo su rostro. —Esta bien, esta bien, ya me voy a levantar.


«¡Gane!» —celebré y deje de lamerla.


Necesitaba que estuviese despierta. Era imperativo que hoy averiguara si mi cansancio, mi hambre y el malestar que estoy sintiendo es por ella o…


—Qué raro –sus palabras interrumpieron el hilo de mis pensamientos. —Hueles a chocolate con coco —se acercó a mí y me olió otra vez —No recuerdo haberte echado nada con esos olores.


Esto era como una pequeña luz en medio de la oscuridad; si ella sentía mi olor era una señal de que me estaba reconociendo como su mate y eso revivía las esperanzas de poder reparar nuestra deteriorada relación.


—Es curioso —meditó en voz alta —que tú huelas a chocolate con coco y Luis a fresas con chocolate —una sonrisa se dibujó en su cara y mi buen humor se esfumó, dejando en su lugar una ira irascible.


«¡¿Por qué su maldito nombre siempre tiene que salir a relucir?!».


*'Adolfo, calmate'* —interviene Velika.


«¡COMO ME PIDES  ESO!» —gritó. —«Si me acabo de enterar que a ese desgraciado lo aceptó como su mate, su pareja, hace mucho tiempo y a mí todavía no lo ha hecho».


*'Ya te reconoció a ti también'* —corrigió.


«Te equivocas, te reconoció a ti, a mí todavía me odia».


*'Pero esto es un avance. A través de mí podrías ganarte su perdón y tal vez las cosas se puedan arreglar entre ustedes'*. —Intento convencerme.


«No lo creo, mientras la sobra de Luis Miller nos persiga nunca alcanzaremos la felicidad».


—¿Velika por qué gruñes? —Preguntó Anna algo consternada por mi comportamiento. —Josefina ya se fue —miro a mi alrededor y veo que tiene razón.

 

«¿En qué momento se habrá ido que no me di cuenta?».


*'Cuando estabas embelesado observando a Anna'* —respondió mi lobo, pero ni siquiera el saber que esa molesta chiquilla no estaba mermaba mi rabia.


Estaba muy enojada y herido con Anna por haber aceptado tan fácilmente a ese maldito de Miller y a mí no, por lo que me bajé de la cama y señalé el exterior con el hocico para que entendiera que me quería ir.


—Ya entendí, quieres salir —se puso de pie. —Voy a ducharme, espera aquí.


Ni siquiera la miré cuando entró al baño. Lo único que quería era salir de aquí y drenar mi ira, para no poner en riesgo la misión y poder pensar con claridad.


—¡Anna, Anna, Anna! —Repetía a gritos una y otra vez Josefina mucho antes de entrar a la recámara —¿Dónde está Anna? —sus ojos se dirigieron a mí y yo señale el baño con el hocico. —Vienen a limpiar esta recámara, así que… —Abre la puerta del baño —entra con ella a menos que deseé que toda la manada se enteren del papel de mascota que esta interpretando


—¿Qué sucede, Fina? —cuestionó mi esposa a medio desvestir.


—Margaret no está y yo estoy de supervisora, por lo que las muchachas vienen a limpiar y es mejor que ambos permanezcan aquí hasta que terminen.


—Claro, me avisas cuando se vayan —Anunció Anna y Josefina me empujó adentro del baño, en contra de mi voluntad.


«Como odio a esa chiquilla, cada vez hace algo para irritarme».




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