Capítulo 36 parte 1 = Predebut
.*Adolfo*.
Una semana, eso fue lo que le tomó a Anna ponerse al corriente con sus deberes como Luna; conoció al resto de la manada, interactuó con los cachorros, visitó el hospital y ayudó a las enfermeras con los pacientes. Sin mencionar que se metió de lleno en la investigación para determinar qué causó las muertes de esos lobos que viven en la frontera con suiza.
Sobre decir que mi gente la ama, es más me atrevería a decir que la quieran más a ella que a mí y no los culpo, yo en su lugar haría lo mismo. Anna es una mujer maravillosa en todos los sentidos, hasta cuando hace o dice algo que me irrita.
*'Como lo de la inseminación artificial'* —se mofó el traidor de mi lobo.
Traidor porque en vez de ayudarme a conquistarla la aleja más de mí, al ser el maldito filtro entre los dos, ya que no me deja saber qué está pensando o sintiendo.
*'Yo te ayudé al principio, así que no quejes'* —suelto un gruñido porque me molesta que nunca se quede callado. —*'¿El Alfa Superlativo sigues enojado por lo de la inseminación artificial?* —volvió a reírse de mi desgracia.
«Te dije que no volvieras a mencionar eso» —le reclame. Velika no perdía ocasión para sacar el tema a relucir.
*'Lo haré cuando dejes de enojarte cada vez que lo digo'* —prometió una vez más.
Cosa que me preocupó de sobremanera, porque ya han pasado 7 días y aun me hierve la sangre, como la primera vez, cuando escucho semejante idea.
«Velika, tienes que ayudarme a sacarle esa idea de la cabeza. Yo muero de ganas por rozarla, tocarla, llenarla de besos, amarla y decirle todo lo que siento» —tomo una gran bocanada de aire. —«Y la única oportunidad que tengo para repetir lo de Brasil y mostrarle que mi amor es real y sincero la perderé por culpa de ese estúpido procedimiento médico».
*'Perdiste la oportunidad de conquistarla cuando preferiste a tu amante por encima de ella'* —corrigió. —*'Así que no te quejes de que solo pudimos poseerla una vez'*.
Mi cerebro trajo a colación los recuerdos de esa noche; la forma en la que tatuó sus besos en mi piel, la manera en que se entregó a mí, la FORMA en la que vibró bajo mi toque y se estremeció de placer cada vez que la hice mía.
«Todavía no me explico como no quedó embarazada» —me digo a mí mismo.
Todo lobo sabe que cuando la mujer es virgen y está por primera vez con su mate las probabilidades de que ésta quede encinta son muy altas, pero supongo que la Diosa Luna no quiso darnos la bendición de ser padres o…
—¿Será que es estéril como Margaret? —digo en voz alta.
Eso sí sería un verdadero problema, porque aunque yo tenga muchos hijos con Sophie ninguno tendría el poder alpha y eso representaría la desaparición de la figura del Alfa Superlativo.
—¿Quién es estéril como Margaret? —cuestionó la madre de mi hijo, frunciendo el ceño. Había olvidado completamente que la pasamos a buscando.
—Llegamos al edificio de gobierno —la intervención de Adam me salvó de responder.
*'No entiendo para qué la trajiste'* —se quejó Velika.
Esta tarde otros líderes y yo tendremos una reunión para buscar una solución al problema que tenemos en común; la muerte inexplicable de nuestro pueblo. Todos vendrán con sus esposas, novias o amantes y para no asistir solo, como siempre, le pedí a Sophie que me acompañase.
—Nos deben estar esperando —dije antes de salir del auto.
Sophie ya conocía el protocolo; me bajaría primero, luego lo haría ella y caminaría un metro detrás de mí, porque venía en calidad de asistente no como mi pareja.
*'Le hubieses preguntado a Anna si quería venir con nosotros'*.
Estuve a punto de hacerlo, pero como la encontré dormida tan cómodamente encima de su escritorio preferí dejarla descansar y venir con Sophie.
«Ha sido una semana muy ajetreada para ella, es mejor que descanse».
—¡Adolfo, bienvenido! —me saludó Damiano, el líder del clan vampiro de Italia, con una pequeña inclinación de cabeza.
Los vampiros no eran santos de mi devoción, pero Damiano no me caía tan mal como el maldito de Vladimir Vostok.
«Espero que ese no se aparezca por aquí».
.*Anna*.
Primero todo era oscuridad a mi alrededor. Luego una luz de color plata ilumina el agua de una cascada.
«Aquí es donde vi por primera vez al perro cobarde en su forma lobuna» —digo al reconocer el lugar pese a la poco iluminación.
—Mira tu reflejo en el agua —oí que dijo una voz femenina, que se me hacía vagamente familiar.
—¿Por qué haría eso? —le pregunto a la nada.
—Para que conozcas la otra parte de ti, esa que es igual a mí —respondió pasivamente, despertando mi curiosidad.
¿Cómo que la otra parte de mí? Eso no tenía mucho sentido, a menos de que hablase del lado oscuro que posee toda persona; porque soy consiente de que dentro de nosotros existe la maldad y la bodad, y cada quien tiene el poder de elegir a cual bando seguir.
—No te preocupes que nada malo te pasara mientras yo viva —añadió al verme dudar.
Una persona normal, en mi caso, ignoraría esa voz extraña y se alejaría lo más rápido posible de este lugar. Pero como yo no soy una persona normal caminé lentamente hacia la orilla.
—¿Quién eres? —le pregunto cuando estoy a punto de llegar.
«Eso fue lo primero que debiste hacer antes de obedecerla» —me reprocho.
—Tú ya me conoces, te he cuidado desde que naciste, soy…
—¡DESPIERTA! —gritó Iván en mi oído provocando que me cayera de la silla donde estaba dormida.