Soy la mate del alfa

Cap 37

Capítulo 37 parte 3

 

.*Anna*.


No imaginó lo horrible que fue para Adolfo ver la forma en que su padre asesinaba a su madre y luego enfrentarse el suicidio de su padre poco después. Sin embargo, lo que sí sabía era que debía desahogarse, soltar todo lo que lo mantenía preso en esos pensamientos tortuosos, para culminar su duelo y recuperar el control de su vida.


«Ya ha sufrido mucho por esto, es hora que deje de cargar con este peso».


—Escuchame bien —tomé su rostro entre mis manos cuando se quedó sin lágrimas. —Tú no tienes la culpa de lo que pasó —él niega con la cabeza y no me deja continuar.


—Si no hubiese ayudado a Iván a… —Lo interrumpo toscamente.


—Deja de pensar en el hubiera, el hubiera no existe. Las cosas pasaron y ya no se pueden cambiar; Iván y tú eran muy jóvenes e inmaduros para entender el peligro que se cernía sobre ustedes.


Él vuelve a ocultar su cara en mi cuello y me siento mal porque creo que me pasé de insensible.


—Adolfo, por tu bien debes entender que no fue tu culpa —vuelvo a hablar, esta vez usando un tono más ligero —tu madre sabía lo que le esperaba si caía en manos de los Kozlov, pero prefirió sacrificarse a sí misma que ver como su hijo sufría a manos del enemigo —acaricio su cabeza tiernamente, para brindarle tranquilidad.


—Lo sé, pero ella murió en manos de mi padre por mi culpa —articuló con dificultad.

 
—Cada quién es responsable por sus decisiones y…


Me calle abruptamente porque no sabía qué decir.


*'¿Qué harías tú para que tu cachorro esté bien?'* —la pregunta de Velika me hizo caer en cuenta de algo muy importante.


Si yo fui capaz de superar mi depresión, resurgir de las cenizas, exponerme al peligroso mundo de seres los sobrenaturales, hacer valer mi voz entre de un grupo machista, poner el amor que siento por Luis en segundo lugar, enfrentarme a la tarántula y al mismo Adolfo por el bienestar de un bebé que aún no ha nacido, los padres de Adolfo e Iván más rápido iban a anteponer a sus hijos antes que ellos.


—Un padre hace cualquier cosa para proteger a sus hijos —murmuro —Y eso fue precisamente lo que hicieron tus padres; ellos tomaron su decisión, ambos prefirieron salvar tu vida y la de Iván por encima de quien sea.


Lo obligo a salir de su escondite para que me miré directo a los ojos.


—Un sabio dijo una vez: “El pasado hay que recordarlo como un aprendizaje, para no repetir los mismos errores en el presente o en el futuro, pero no podemos quedarnos a vivir en él” —junte su frente con la mía y dibujé pequeños círculos imaginarios en sus mejillas.


No debía tener este tipo de atenciones con él, porque yo no siento nada por él, pero sabía que una muestra de cariño de mi parte, aunque sea falsa, le traía paz y quería que alcanzara ese estado.


—Deja de culparte por lo ocurrido, ya que lo único que conseguirás es estancarte —me alejo para que no vaya a mal interpretar mis intensiones.  —Quieres un futuro, deja atrás el pasado y camina hacía adelante, sin mirar atrás.


—Yo… no….puedo —balbucea y la coraza que cubría a mi corazón se rompe.


Siempre lo había visto como un hombre frío, indiferente; un monstruo sin sentimientos. Pero ahora, que he visto su vulnerabilidad, que percibí el amor que siente hacía a su hermano, cambió radicalmente la perspectiva que tengo sobre él.


—Claro que puedes, tienes el valor y las armas que necesitas para luchar, para seguir adelante —vuelvo a abrazarlo, intentando con ello que sus piezas vuelvan a juntarse. —Y la prueba de lo que digo es verdad es que tuviste el coraje para hacerte cargo de la manada y de tu hermano, no de la mejor forma, pero cualquiera en tu lugar se habría quebrado, doblegado por tanta presión, y miras hasta donde has llegado.


No quería soltarlo, porque tenía la idea de que terminaría de desplomarse, pero debía asegurarme que mi mensaje tuviese efecto en él y para eso necesitaba verle directamente a los ojos, a esas gemas azules que me decían un millón de cosas y a la vez me ocultan un millón más.


—Eres uno de los mejores y más temibles Alfas Superlativos de la historia, tu manada está dispuesta a morir por ti, tienes personas que te adoran, amigos incondicionales y un heredero, un hijo, que viene en camino y necesitará de ti, de tu orientación y apoyo.


Con la mención de su hijo sus orbes se iluminaron y supe que había tocado la tecla indicada. No obstante, mi humor en vez de mejorar se ennegreció, porque él no estaba pensando en mi hijo, sino en el de la tarántula.


—Gracias, —tomó mis manos y dejó un delicado beso en cada una —tenerte a mi lado es la bendición más grande que la vida me pudo conceder.


«Te está mintiendo» —habló la voz de mis pensamientos suicidas. —«¿Bendición tú?» —estalló en carcajadas. —«Por favor, tú eres es una maldición para todo el que te conozca».


Desde mi encuentro con aquel lobo blanco, que resultó ser Adolfo, esa voz había dejado de molestarme, pero algo provocó que regresara.


*'Por tu debilidad, recuerda que mientras más tiempo pases junto a Adolfo te harás más fuerte'*.


«Adolfo no te querrá en su vida, la desgracia envuelve a los que te rodean; primero tu padre tiene su "accidente", luego comienza a maltratarlas, después tu madre muere, seguida de Claudia, tu abuelo por poco está muerto, Luis probablemente esté preso, los Miller están sufriendo por su hijo y Adolfo no ha sido feliz desde que llegaste» —Mis ojos empezaron a derramar lágrimas por las verdades que restregó.


*'No le hagas caso, rompe el link'* —me aconsejó Velika desesperadamente.

 
—Te equivocas —aparté mis manos. —Desde que estoy a tu lado te he lastimado y herido de mil maneras, porque una persona rota como yo es experta dañando a los que tiene a su alrededor —un nudo en mi garganta amenaza con cerrar el paso de aire —por eso nunca podré seguir adelante.




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