Soy la mate del alfa

Cap 47

Capítulo 47 parte 2

 

.*Brad*.

Cuando mis ojos enfocaron a esa pequeña de ojos pícaros y vivaces la grieta que partía mi corazón por la mitad comenzó a arder al recordar lo sucedido.


*Flashback:


—Josefina, ya nos tenemos que ir, estás demasiado ebria —le dije mientras la sacaba de la pista de baile.


Yo no era fan de visitar clubes nocturnos, pero Josefina era joven y era normal que quisiera vivir las cosas de una chica de su edad. Y yo quería que ella disfrutarán su juventud, quería que viajara, conociera el mundo, que quemara todas las etapas que debía vivir.


Mis compañeros me decían que estaba perdiendo el tiempo, que debía preñarla de una vez para asegurar mi linaje, pero yo no quería cortarle las alas a Fina.


Ciertamente yo ya contaba con la madurez suficiente para ser papá, pero ella aún no estaba lista para ser mamá y debía respetar su tiempo. Porque todo en la vida tiene su tiempo y adelantarse a él solo trae consecuencias.


Precisamente el mundo está como está, porque los jóvenes se están adelantando a lo que deberían vivir; los niños no quieren ser niños sino adolescentes. Los adolescentes no actual como adolescentes sino como si fuesen adultos, pero sin medir las consecuencias de sus actos. Y todo este descontrol, este salto de etapas, provoca que tengamos esta sociedad corrompida, irrespetuosa y libertina de ahora.


—Nop.ne... lames así…di..me...Fina —balbuceó.


—¿Qué dijiste? —grité por encima de la música.


—Que… No…Josefina…onlo Fina —esta vez le entendí a la perfección.


—Si no quieres que te llame por tu nombre completo acompañame entonces —señalé la salida y ella negó con la cabeza.


Ruedo los ojos y ruego por paciencia a la Diosa Luna, como odio lidiar con borrachos. Creí que al ser una de las primeras parejas en llegar seríamos las primeras en irnos, pero no conté con que esta niña se podría a beber como camionero.


—Nop. ..p.ue.d.o...cam.inar. .re piso. .. se...mue..ve.


Su percepción de la realidad no podía estar más errónea y eso me irritó hasta que me pidió que la cargara.


Antes de que se arrepintiera la cargue al estilo nupcial y la llevé al coche. En lo que el puse el auto en marcha inmediatamente se quedó dormida y agradecí internamente por eso, lo que menos quería era tener que lidear con un borracho mientras manejaba.


En lo que llegamos al garaje intente despertarla pero ella no reaccionaba, no se inmutaba ante mi voz


*'Está profundamente dormida'* —me informó mi lobo, por lo que aproveché para contemplarla. Pocas veces tenía el placer de admirar a mi mate, casi siempre me agredía verbalmente o se iba.


—En este estado parece un ángel  —Sonreí al acariciar suavemente su mejilla.


Poco a poco mis dedos se deslizaron por su rostro hasta llegar a esos labios tibios y delicados, en donde me entretuve por un largo rato. Como deseaba probarlos.


*'Hazlo, ella nunca lo sabrá'* —me animó mi lobo.


No me gustaba aprovecharme de una situación como esta, pero estaba tan ansioso por probar esos carnosos labios que me incline y junte nuestros labios. Ella al sentir mi contacto se despertó y me siguió el beso, que rápidamente se torno de dulce y tierno a uno apasionado y hambriento.


En cuestión de segundos, y tomándome completamente por sorpresa, ella dejó su asiento, se subió arriba de mi y comenzó a restregarse contra mí en busca de fricción, al tiempo que se quitaba su camiseta, dejándo a la vista su voluptuoso pecho, ya que no traía sujetador.


Trague grueso al ver sus pezones rozados y erectos.


—Jos… —me silenció con un beso abrasador y no pude evitar recorrer toda su piel con mis manos, demorándome más tiempo del debido en su pecho, pero a ella no pareció molestarle, puesto que arqueó su espalda.


Esa reacción me animó a llevar uno de sus pezones a mi boca para lamerlo, besarlo y chuparlo mientras colaba una de mis manos por sus pantalones y llegaba a su entrepierna que estaba completamente húmeda. Sin pensármelo dos veces introduje en dedo en su canal y por el gemido que soltó supe que le gustaba lo que estaba haciendo.


Mentiría si dijera que a mí no me gustaba, yo estaba más que encantado de poder llenar de besos el cuello y pecho de Josefina, era la primera vez que ella me dejaba tocarla de esta manera y por eso me sentía en el mismo paraíso.


—Te deseo —murmuró contra mis labios mientras buscaba desabrocharme los pantalones.


*'Esto se está calentando, así que detenlo'* —me aconsejó mi lobo.


—Fina espera —la aparte bruscamente, no quería que nos pasara igual que Anna y Adolfo.


*'Aunque no sería mala idea, Fina es virgen, quedaría embarazada de una vez y eso ayudará a que se enamorare de nosotros rápidamente'*.


La observación de mi lobo era tentadora pero yo quería hacer las cosas bien con ella, quería que caminará pura y casta al altar.


—No quiero poseerte de este modo —dije sin aliento, con la respiración agitada y con la presión en mis pantalones lastimándome. —Quiero que vayas pura al el altar.


—Eso…no..se puede —volvió a besarme de esa forma tan experta que me hizo dudar por un momento que se hubiese criado en un convento.


—Claro que sí —junte mi frente con la de ella. —Preparare todo para que mañana por la noche nos casemos frente a la manada.


—Sabes...Muy qu...e.. no.. .me..p.uedo..casar...contigo —arrastró todas las palabras. —Además… Quiero que me lleves al cielo otra vez —fruncí el ceño.


No me estaba gustando para nada el rumbo de esta conversación.


—¿Otra vez? ¿A qué te refieres? —Me besó apasionadamente y sentí mi sangre hervir al pensar en el desagraciado que le enseñó a besar tan bien, porque presentía que le había enseñado otras cosas que quería descubriera solo conmigo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.