Soy la mate del alfa

Cap 51 parte 4

.*Adolfo *.


—¡ESTOY EMBARAZADA! —gritó con todas sus fuerzas, tomando a todos, incluyéndome a mí, por sorpresa.


«¿Escuche mal o dijo que está embarazada?» —le pregunté a mi lobo, pero obtuve la respuesta de quién menos esperaba.


<Por favor no te enojes conmigo por no haberte dicho antes sobre el bebé que está creciendo dentro de m> — pidió a través de nuestro vínculo y mi conmoción se incremento más, al igual que mis dudas.


¿Por qué no me lo dijo antes? ¿Cuántas semanas de embarazo tiene? ¿Por qué me lo ocultó por tanto tiempo? ¿Quién más lo sabe? ¿Por qué nadie me lo dijo? ¿Por qué no sentí el olor de mi cachorro? ¿Por qué no escucho los latidos de su corazón? ¿Por qué no siento esa conexión de padre e hijo?


Y la repuesta más obvia para todas esas inquietudes era una sola: el bebé no era mío.


«¿Será posible que sea de Luis y no mío?» —con solo pensar eso sentí como si me desgarraran el alma, porque una parte de mí deseaba más que nada en el mundo que ese  bebito fuese el fruto del inmenso amor que siento por ella.


Mi mirada viajó al vientre de Anna e intente desesperadamente escuchar a mi hijo o al menos sentir su olor pero nada, es más ni siquiera percibía la presencia de que otro ser habitaba allí, a diferencia del bebé que esperaba Sophie.


—No, eso no —Retrocedí un par de pasos y balbucee a medida que la certeza de que no era hijo mío aumentaba.


«¿Anna sería capaz de hacerme creer que es mi hijo?» —ese pensamiento me comprimía el corazón, porque hubiese esperado una traición de cualquiera menos de ella.


—¿Adolfo, estás bien? —me preguntó la susodicha con aflicción, pero yo no le respondí porque me sentía roto y vacío por dentro.


Una cosa era imaginar a Anna rehaciendo su vida lejos de mí con el maldito de Luis Miller y otra muy diferente saber que estaba embaraza del él, tener que ver cada día lo ansiosa y emocionada que estará por el nacimiento de un niño que no lleva mi sangre y lo que más me torturaría sería el compartir su amor con ese pequeño que representará para siempre el amor eterno que ella siente por el desgraciado de Luis Miller.


*'Para que esclarezcas todas tus dudas toca su vientre y escucha con atención'* —me aconsejó Velika, pero no me atrevía a hacerlo.


No tenía el valor para afrontar la realidad, no estaba seguro de poder soportarla.


*'¡DEJA DE SER UN MALDITO COBARDE Y HAZ LO QUE TE DIGO!'* —Ordenó Velika, cansado de todas mis tonterías.


Con pasos lentos pero seguros me acerqué a Anna, lleve mi mano a su vientre e inmediatamente sentí una corriente eléctrica recorrer todo mi sistema, pero eso lo podía atribuir a las sensaciones que ella provoca en mí por ser mi mate.


*'Escucha con atención'* —esa era una petición difícil de acatar tomando en cuenta el bullicio que reinaba entre los presentes; algunos nos vitoreaban, otros nos felicitaban y unos pocos estaban brindando por mi supuesto heredero.


«Aquí no hay nada, esto es un vientre vacío» —me digo a mí mismo después de unos segundos.


—¿Estás segura que estás embarazada? —le pregunto sin apartar la mano de su vientre —Porque aquí no… —Las palabras murieron en mi boca cuando una oleada de calor viajó desde mi mano hacía el resto de mi cuerpo.


La piel comenzó a cosquillerme y mis vellos a erizarse, como si estuviese en una burbaja de estática. Y de  repente, cuando menos lo esperaba, mis oídos captaron un extraño sonido, como el de un pequeño tambor africano.


«¿Esos son los latidos de su corazón?» —le pregunté a Velika cuando el bum se compaginó con los de mi corazón.


*'Sí'* —respondió y un sentimiento inexplicable de pertenecía se apoderó de mí.


Mis ojos enfocaron a Anna que tenía el rostro bañado en lágrimas, pero eso no mitigó la ira que estaba creciendo en mi interior,


—¿Desde cuándo lo sabes? —la interrogo con un tono de voz adusto y frío.


*'¿Recuerdas el desmayó que sufrió luego de pelear contigo? Desde entonces lo sabe, Isidoro se lo dijo'* —respondió Velika al ver que Anna no dejaba de llorar.


«¡¡¡QUÉ!!! ¡¿Ella sabía que tenía en su interior a mi primogénito todo este tiempo y no me había dicho nada?!»—saber ese hecho me enfureció, ¿quién se creía ella para decidir si conocería a mi hijo o no? Porque de que no me había dicho nada era para apartarme del bebé.


—¿Cómo fuiste capaz de ocultarme algo como esto? —la mire con odio y ella lo que hizo fue bajar la cabeza y ocultar su rostro con su pelo.


*'Tú eres el principal culpable de que ella tomase esa decisión'* —salió Velika en su defensa.


«¿A qué te refieres?».


*'Como tu preferiste a Sophie en vez de luchar por conquistarla, Anna pensó que ni ella ni el bebé te interesaban...'* —con la mención de Sophie una revelación llegó a mí mente y terminé interrumpiendo la explicación de mi lobo.


«¿Mi hijo tuvo que soportar junto con Anna el dolor causado por mis infidelidades?».


*'¡¡¡OBVIAMENTE IDIOTA!!!! ¿Cómo se te ocurre hacer semejante pregunta?'* —exclamó y yo me lamenté mentalmente.


—¿Tienes 12 semanas de gestación? —sus ojos me enfocaron.


*'No entiendo por qué haces preguntas tan estúpidas, ¡POR SUPUESTO QUE TIENE MÁS! Ya que por tu grandisima estupidez el cachorro aceleró su gestación!'* —la fuerza de la voz de Velika se fue apagando a medida que hablaba. —*'Y el médico dijo que tal vez Anna no sobreviva al parto'* —confesó con tristeza y sentí como si mi mundo se viniese abajo.


Eso no podía pasar, no podía perder a mi mate dando a luz a mi hijo. No podía perder la oportunidad de ser feliz con ella, de formar una familia a su lado.


«Debí darme cuenta antes de su embarazo, soy un tonto».




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